LA NACION

Ni homenaje, ni reacción: el paso de maradona por rosario no tuvo afecto y Gimnasia sumó otra decepción

- Pablo Casazza

1 r. central 0 GIMNASIA

ROSARIO.– Fue, otra vez, un espectácul­o en sí mismo. La figura de Diego Maradona todo lo puede, aún cuando no es recibido con honores. Su aura supera todos los límites: está en el centro de la escena, más allá de la indiferenc­ia general, algún silbido, unos cuantos reproches y más de un aplauso. Su imagen, fascinante y traumática, ya no juega. Como entrenador no levanta la cabeza del piso: Gimnasia se hunde. Y en una noche extraña, cuando el estadio no se rinde a sus pies.

“Esto es anímico. Eso sí: voy a renovar con Gimnasia”, avisó, luego de la derrota por 1 a 0, un mensaje fuerte, a futuro. Porque el Lobo camina sobre la cornisa del descenso. “Esto duele mucho, porque enfrente tuvimos a un equipo que no era sólido”, fue su argumento.

No hubo homenaje en Arroyito, como estaba previsto. Ni siquiera le colocaron una silla para que estuviera algo más cómodo, como ocurre en los otros escenarios que visitó con el sufrido y –casi, casi condenado– Lobo. Se sentó en el banco de suplentes, como todos los demás técnicos. Nada especial para El Diez, tal como expuso la dirigencia días atrás.

Su paso por Newell’s, efímero y tumultuoso, sus manifestac­iones de afecto hacia el equipo del Parque de la Independen­cia, y algunas declaracio­nes folclórica­s contra el rival de toda la vida, al estilo que tiene acostumbra­do Maradona a sus seguidores –no exentas de algún tipo de agresión–, trajeron repercusio­nes. Una parte lo repudia, otros lo respetan solo por lo que hizo en la selección argentina, y algunos más, practican el ejercicio de la indiferenc­ia.

En la llegada de este viernes de la delegación de Gimnasia, hubo aplausos. Y hasta un grupo de hinchas de Newell’s colocó una bandera enorme, roja y negra, sobre un balcón del céntrico hotel. Diego salió a saludar: fue todo un símbolo. Vestido con la indumentar­ia del Lobo, se puso una gorrita de Newell’s y cantó con los fanáticos.

Un día después, camina Diego con su parsimonia hacia el banco de suplentes y las gargantas de los canallas explotan para demostrar el eterno amor por su club y recordar su paso por Newell’s. “El que no salta, abandonó”, “pecho frío”, fueron algunos de los hits. La grieta quedó marcada a fuego.

Diego Cocca –y su cuerpo técnico– fueron a abrazarlo. Afecto, reconocimi­ento y sentimient­os mutuos fue la postal del momento. El afecto fue mínimo. En lo global, ocurrió todo lo contrario que suelen transmitir los escenarios de nuestro medio. Ni una lágrima.

Lo positivo fue que todo pasó por el folclore y no hubo agresiones. La primera expresión de desencanto fue a los 11 minutos, cuando Ribas encontró un rebote fortuito y marcó de zurda. Diego lo vivió con resignació­n, sentado en el banco de suplentes, a puro sorbo de agua. Más tarde, probó unos tragos de una bebida energizant­e, mientras conversaba con Sebastián Méndez y Adrián González, sus guardianes. Generalmen­te, fue el Gallego Méndez el que se movió por el corralito, alentando y ordenando al equipo.

A los 20 minutos, cayeron cuatro bombas de estruendo en las cercanías de Broun. Fue el primer momento en el que Diego salió del banco, para protestarl­e al línea Diego Bonfa. Mientras, los hinchas pegados a la platea no se privaron de dedicarles algunas palabras fuertes. Al finalizar el primer tiempo, Diego tuvo una gran muestra de afecto con Fabián Rinaudo. Una caminata abrazados, como chicos que aman el fútbol. “Es el técnico que me hizo debutar en la selección. Y está en un lugar que quiero mucho”, contó el volante, emocionado. Por Diego y por Gimnasia. Por el pasado de un hombre de 32 años.

Se levantó pocas veces. Sólo cuando fue a darle un beso a Matías García, el otro 10, el que intenta jugar en esa posición, en un equipo que se derrumba, que consolida su último lugar en los promedios, con 1.013. Además, ganaron Patronato –tiene una diferencia de cinco puntos con el Lobo– y Aldosivi. “Pero perdió Colón y se metió ahí. Falta mucho”, sostuvo Diego, con la voz entrecorta­da, antes de la nueva derrota. Ni homenaje, ni reacción: Maradona se metió en el túnel de Gimnasia. Parece oscuro, sin salida.

 ?? Marcelo manera ?? En el Gigante, Maradona fue un entrenador más, por su breve paso en Newell’s; “quiero renovar en Gimnasia”, sorprendió
Marcelo manera En el Gigante, Maradona fue un entrenador más, por su breve paso en Newell’s; “quiero renovar en Gimnasia”, sorprendió

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