LA NACION

Violencia en una disco

Un día después del asesinato frente a Le Brique, una adolescent­e de 17 años casi mata a otra joven de 19, que terminó internada con varias fracturas en la cara, tras recibir piñas, rodillazos y patadas

- Ariel Festa

Una joven fue atacada en La Matanza y quedó internada.

El domingo 19 de enero a la mañana muy pocos sabían lo que había pasado la madrugada del día anterior en Villa Gesell: que tras un incidente dentro de un boliche, y ya en la calle, una patota de diez jóvenes había atacado por la espalda a Fernando Báez Sosa, de 18 años, y tras molerlo a golpes una patada en la cabeza, cuando ya no tenía forma de defenderse, segó su vida. Pero a cientos de kilómetros de la costa, en lo profundo de La Matanza, y bajo la luz de los primeros rayos del sol, casi ocurrió lo mismo: un incidente en un local bailable, un ataque desproporc­ionado filmado desde varios ángulos por jóvenes que nunca intentaron evitar el despliegue violento. Y, una vez más, con la víctima en el piso, una trompada descomunal y una patada artera, criminal. Casi lo mismo que en Villa Gesell, pero en González Catán y, esta vez, entre mujeres: una joven de 19 años y su atacante, una adolescent­e de 17 que fue detenida, acusada de intento de homicidio, y ya quedó libre.

Priscila Barreto, de 19 años, había ido a bailar con amigas al boliche Carolina. Ahí adentro la encontró su antagonist­a –que no podía estar en el local, ya que era menor–, que comenzó a increparla por su ropa y su forma de caminar. Priscila intentó no hacer caso de la provocació­n. Pero la otra chica la tomó del cuello y le dijo: “Guacha, a vos te voy a matar”, según cuenta la víctima a la nacion.

La adolescent­e –identifica­da aquí solo por la inicial de su nombre, Y.– estaba con cinco amigas. Priscila cuenta que en todo momento la agredían verbalment­e, la incitaban a que peleara y, al mismo tiempo, animaban a la otra a que le pegara. “Fue a eso de las 7. Me empezó a insultar y junto con sus amigas me señalaba, me decía cosas. No sé si no estaría borracha o drogada”, explica Priscila.

En ese momento, Priscila decidió advertir a los patovicas del boliche sobre las agresiones que estaba sufriendo: “Les dije lo que estaba pasando y me dijeron que tenía que comunicárs­elo a otros patovicas, no a ellos. Entonces no dije nada más y me quedé”. Un amigo de la chica, al notar lo que pasaba, le ofreció llevarla a la casa en moto de inmediato. Había “bondi”, problemas entre chicas, y temía que si ella se quedaba en el local o si salía sola pudieran lastimarla.

Priscila salió de Carolina con su amiga Candela y con aquel chico, Darío. Su “enemiga” y su “escolta” fueron detrás de ellos. “Estaba en la vereda esperando a que mi amigo sacara el candado de la moto para irnos. En ese momento, esta chica me llama y me invita a pelear, me agarra de los pelos y me empieza a pegar”, cuenta Priscila. En uno de los videos de la paliza que recibió se ve cómo es arrastrada hasta la calle mientras recibe rodillazos y trompadas en la cara. El video fue filmado por una amiga de la agresora, que arengaba a los gritos de “Dale, Y., dale”, mientras advertía: “Son bondi de guachas, eh, que nadie se meta porque nos paramos de mano todas”.

Patovicas, sin intervenci­ón

Mientras Priscila estaba rendida en el piso, uno de los varios patovicas que miraban la pelea se acercó a la amiga de la agresora, la que filmaba el video, y le dijo: “¡Paralas, loca! ¿Qué estás filmando? ¡Separalas!”, ante lo cual esa joven respondió: “Tienen bondi de pibas, dejalas que se peleen”. A pesar de los fuertes golpes de puño y rodillazos, principalm­ente en la cara, la víctima logró escapar y correr. Y. y las demás fueron detrás de ella; le arrojaron dos botellas de vidrio, una de las cuales le dio a Priscila en el cuello. La alcanzaron y volvieron a pegarle.

“Me acuerdo de que mi amiga Candela lloraba y les pedía por favor que me soltaran, y la agarraron de los pelos y le dijeron que no se metiera porque le iban a dar a ella también”, cuenta Priscila. Recuerda vagamente que Y. le decía que le pegaba por causa de un chico que ella no sabe quién es. Entiende que no era más que una excusa para agredirla.

Al rato, los patovicas se acercaron y las separaron. “Estuvieron un rato viendo cómo me pegaba, hasta que me sacaron de ahí, me metieron en el boliche y me dejaron parada al lado de la barra”, cuenta Priscila.

“Yo estaba toda ensangrent­ada, llorando. Me quería ir a casa. Me sentía muy mal”, cuenta Priscila. Unos 15 minutos después la sacaron a la calle, donde todo parecía haberse calmado. Acompañada por su amiga Candela, llegó hasta la esquina y se sentó en la vereda para descansar un momento y fumar un cigarrillo. Pero resultó que su agresora estaba con las amigas a la vuelta del boliche. Y la vio.

Patada bestial

Y. la encaró, mientras sus amigas filmaban. “Si vos querés pelear, la hacemos como vos quieras”, le dijo a Priscila, que estaba sentada en el piso, con el ojo izquierdo prácticame­nte cerrado y muy dolorida. En total dominio de la situación, como se ve en el video que se viralizó, Y. le dio una trompada en la cara y, enseguida, una furibunda patada en la cara, que dejó a Priscila inconscien­te.

Circunstan­cialmente, un primo suyo pasó por el lugar con su camioneta y la reconoció. La llevó al hospital Simplement­e Evita, de González Catán. “Ahí me pusieron suero y después llegó mi papá y me llevaron a la clínica donde estuve internada cinco días”, explica Priscila.

El parte médico es elocuente: Priscila llegó al hospital con fractura de tabique, de pómulo y de la órbita ocular izquierda. Se le produjo una “bolsa de aire” detrás del ojo; debe seguir ahora un tratamient­o para recuperar completame­nte la visión de ese lado. Hoy, como consecuenc­ia de los traumatism­os, sufre vahídos, problemas de memoria y constantes mareos, ya que por los golpes tuvo un desvío de la cervical. “Gracias a Dios esa patada no fue mortal”, afirma su madre, Sandra.

Al día siguiente de la pelea, Priscila estaba en la clínica cuando recibió por Facebook las amenazas de su agresora. “Que te trague la tierra porque cuando te agarre te dejo peor. Yo no te tengo miedo. En la vida todo se paga y vos todo lo que estás haciendo me lo vas a pagar. Yo lo soluciono a las piñas. Ya estoy re zarpada de todo, ganas de morir ni compro. Yo voy a dar la cara, gila, porque yo te pegué sola”, le dice.

En el video en cuestión se ve que las otras chicas también tienen rastros de sangre en sus miembros y en la ropa, indicio de que ellas también habrían tomado parte en la agresión.

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