LA NACION

Maduro militarizó el país con unos juegos de guerra

Desplegó a las Fuerzas Armadas y a las milicias chavistas en todo el territorio; los expertos denuncian una política de amedrentam­iento

- Daniel Lozano

CARACAS.– Nicolás Maduro ordenó a sus militares que sacaran el pasado fin de semana sus tanques a las calles, campos y costas de Venezuela para responder a las amenazas del presidente Donald Trump, que aseguró durante su discurso del Estado de la Unión que “aplastaría” su dictadura. Ese fue el objetivo oficial de las maniobras militares Escudo Bolivarian­o 2020, que durante 48 horas trasladaro­n a los venezolano­s al escenario de una película de guerra: huestes milicianas apelotonad­as en los alrededore­s del Parlamento, francotira­dores afinando su puntería en las afueras de las ciudades, tanques avanzando posiciones contra enemigos desconocid­os, radares antiaéreos en medio de la ciudad y baterías misilístic­as a la vista de todos.

“Ahora los soldados defensores de la independen­cia no solamente están armados de la Justicia, sino también de la fuerza”, resumió el general Vladimir Padrino, ministro de Defensa, quien se vanaglorió del poderoso despliegue de armas rusas.

“Estamos dando un claro mensaje al mundo de dignidad y coraje frente al obsesivo y criminal del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo venezolano”, enfatizó por su lado el “hijo de Chávez”.

Más allá de la propaganda, que inventa escaramuza­s y terrorista­s por doquier como si buscaran pulverizar el récord de los supuestos 638 atentados contra Fidel Castro, la revolución dejó bien claro a todo el país que la fuerza bruta de las armas es monopolio bolivarian­o. “Esto es un simulacro de guerra con los civiles y la civilidad en Venezuela”, denunció Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Fuerza Armada.

Una nueva exhibición de músculo militar, relativiza­do por las escenas rocamboles­cas de los milicianos, que a simple vista parecerían más peligrosos como fuego amigo que para los enemigos internos o externos.

“El nombre de nuestro ejercicio dice mucho. Estamos dando un escudo a la patria contra la agresión permanente, con 2.300.000 milicianos participan­do en todo el territorio”, explicó Padrino, hombre de Maduro en el Ejército.

Uno de los principale­s empeños del presidente es integrar a los milicianos en las Fuerzas Armadas, pese a que las milicias están integradas por afiliados al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), consejos comunales y las Unidades de Batalla Bolívar Chávez, sin preparació­n y que perciben un salario mínimo.

Su principal función hasta ahora es rellenar las famélicas concentrac­iones bolivarian­as, además de ejercer como policías amateur. En los barrios populares los califican despectiva­mente como “mil-ancianos”.

Los expertos militares aseguran que la cifra oficial, está muy alejada de la realidad.

Pero su influencia cada vez es mayor a la hora de mantener el control y la asfixia sobre la sociedad.

“Los ejercicios son parte de la propaganda política de la tiranía para intimidar a la población y una táctica de contra inteligenc­ia para desviar la atención. El paradigma de la seguridad nacional es de enemigo interno. El objetivo es intimidar a la población venezolana y además una estrategia de articulaci­ón de las Fuerzas Armadas con grupos irregulare­s. Bajo el esquema de ‘milicia’, el régimen entrena, aprovision­a y se articula con grupos como el ELN, FARC (disidentes) y colectivos (paramilita­res), así el Ejército tiene un quinto componente de orden insurgente formado por esos grupos”, reveló Santiago Romero, profesor de Comunicaci­ón Política.

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Reuters Una miliciana porta un fusil FAL en un puente de Caracas

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