LA NACION

No da respiro

River ataca tanto que logra ganar pese a errar penales; sigue como único líder de la Superliga

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Lluvia bendita. Lluvia aliviadora. Lluvia reconforta­nte. El pitazo final fue un desahogo absoluto en el Monumental. Un grito colectivo estremeced­or que mezcló alegría, efusión y deseo. River se sacó de encima un difícil partido ante un Banfield que llegaba con siete partidos invicto y sin recibir goles en condición de visitante. Así, el equipo de Marcelo Gallardo volvió a romper una racha que se presentaba adversa en la previa, sumó su quinto triunfo consecutiv­o, recuperó la confianza en condición de local y mantiene el liderazgo en soledad en la Superliga. Pero la tarde noche fue tan redonda como sufrida.

River había hecho todos los méritos para conseguir los ansiados tres puntos ante Banfield, pero su falta de efectivida­d tras el gol inicial de Matías Suárez y la sensaciona­l tarea del arquero Mauricio Arboleda le impidieron conseguir una ventaja tranquiliz­adora. Y el partido estuvo muy cerca de tener un giro digno de una película hollywoode­nse.

Cuando quedaban cuatro minutos, Daniel Osvaldo, quien regresó al fútbol profesiona­l después de su retiro en mayo de 2016, dejó parado con un movimiento al riguroso Robert Rojas y pinchó la pelota por encima de Franco Armani. Lo que era un 1-1 agónico e increíble, terminó en el lamento del delantero, que vistió la camiseta número 12, cuando vio que su disparo se fue apenas por encima del travesaño en medio de una silbatina generaliza­da. Hasta eso le sale bien a River en medio de un presente que le sigue sonriendo.

Aunque estuvo lejos de mostrar su mejor versión, la diferencia entre el equipo de Gallardo y el de Julio César Falcioni fue muy notoria. La posesión se repartió (57,6% a 42,4%), pero hubo una marcada superiorid­ad en la producción ofensiva del puntero de la Superliga ante un rival que merodea la mitad de la tabla: hubo 17 remates (nueve al arco) del Millonario sobre 9 del Taladro, que en ninguno de ellos acertó al arco.

Pero la falta de efectivida­d volvió a decir presente en Núñez. En la primera mitad, Rafael Borré falló el cuarto penal seguido en el torneo (River logró sólo tres de los ocho que tuvo) y en el segundo tiempo hubo siete claras situacione­s de gol que agigantaro­n la figura de Arboleda y mantuviero­n el resultado en vilo hasta el último minuto de juego.

Sin exponer todas sus virtudes futbolísti­cas, River superó las condicione­s iniciales que impuso Banfield con su cerrojo. Y luego supo cómo aprovechar los espacios que comenzaron a aparecer cuando el partido se rompió a los 16 minutos con el gol de Suárez, tras una gran jugada de Gonzalo Montiel, quien jugó uno de sus mejores partidos con la camiseta millonaria.

Enfrente, el equipo de Falcioni salió a jugar con un sólido 4-1-4-1 con el que le tapó la salida a River a partir del único delantero, Junior Arias, presionand­o a Enzo Pérez sobre el eje, se sostuvo en la gran categoría de Jesús Dátolo para distribuir y manejar los tiempos del equipo y generó cierto peligro a partir de contragolp­es a pura velocidad.

Pero el rápido gol de Suárez fue un baldazo de agua fría para el Taladro, que no había recibido goles en sus últimos siete juegos fuera de casa: frente a Defensa y Justicia

(0-0), Godoy Cruz (2-0), Newell’s (00), Racing (0-0), Lanús (1-0), Independie­nte (1-0) y Colón (1-0). Con el plan inicial agrietado, a Banfield le costó recuperars­e del mazazo y con el correr de los minutos se sostuvo únicamente en la sensaciona­l tarea de Arboleda, ante distintas deficienci­as defensivas que quedaron muy expuestas.

El arquero colombiano le sacó dos remates a Borré, otros dos a Suárez, uno a Pratto y uno a Scocco, y además contó con una cuota de fortuna importante: Borré estrelló su penal –marcado por una clara

mano de Lollo– en el travesaño y luego el palo le negó el 2-0 en el segundo tiempo, mientras que Scocco también desperdici­ó otra clara ocasión abajo del arco.

Así, los minutos finales se vivieron a pura tensión y nerviosism­o. Banfield comenzó a tener más protagonis­mo a puro entusiasmo con los ingresos de Agustín Urzi y Daniel Osvaldo, y River no supo cómo ponerle paños fríos a un intenso encuentro que se vivió como una final. Es más, terminó entrando por momentos dentro del barullo que más le favorecía a su rival para intentar el empate sobre el final.

Sin poder definir la historia, los últimos minutos fueron millonario­s: bajo una intensa lluvia que le dio un marco casi épico, el público sacó al equipo del trance con su aliento y empujó a pura energía para sostenerlo en un momento crucial. “Para ser campeón, hoy hay que ganar”, explotó el Monumental cuando le quedaban segundos al partido. Y el equipo volvió a cumplir con su misión.

Festejó River. Se sacó un peso de encima al ganar un partido clave. Restan únicamente tres fechas para la definición del torneo, después de un soñado inicio de 2020 con cinco éxitos en fila. Estudiante­s, Defensa y Justicia y Atlético Tucumán serán los rivales que tendrá que sortear para poder quedarse con la corona. Tres finales en la búsqueda del ansiado trofeo que falta en el amplio palmarés de un ciclo histórico que quiere seguir escribiend­o capítulos.

 ?? Mauro alfieri ?? Matías Suárez festeja el único gol con que River venció a Banfield en Núñez; el equipo de Gallardo suma 5 triunfos seguidos y aventaja por tres puntos a Boca
Mauro alfieri Matías Suárez festeja el único gol con que River venció a Banfield en Núñez; el equipo de Gallardo suma 5 triunfos seguidos y aventaja por tres puntos a Boca
 ??  ?? el cabezazo de Matías Suárez hizo la diferencia para River, tras un gran jugada colectiva; el local ganó todos sus partidos este año
el cabezazo de Matías Suárez hizo la diferencia para River, tras un gran jugada colectiva; el local ganó todos sus partidos este año
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Mauro alfieri

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