Mantiene la presión
Aunque falló dos penales, Boca goleó 4-0 a Central Córdoba en Santiago del Estero con Tevez como bandera; a tres fechas del final, el torneo se resolverá en una lucha superclásica
Como hace dos semanas en Córdoba, ante Talleres, Boca jugaba ante Central Córdoba, en el difícil estadio del Ferroviario, con toda la presión encima producto de la victoria de River ante Banfield. El triunfo era una obligación para seguir dándole pelea a este sprint final superclásico. Pero las dificultades y los temores a perder la Superliga terminaron siendo sensaciones erróneas de la previa. Porque la experiencia en Santiago del Estero terminó siendo una fiesta. Goleó 4-0, con una enorme actuación de Carlos Tevez, con doblete incluido, y los goles de Eduardo Salvio y Sebastián Villa. Boca sigue pisándole los talones al puntero. Y eso que pudo haber convertido dos goles más, pero el arquero Diego Rodríguez desvió dos penales, uno a Tevez y otro a Soldano.
La mayor preocupación, ante este contexto, podía circular por cómo abrir el partido ante un rival que en su ciudad suele aprovechar la pesadez del clima y las imperfecciones del césped. Sin embargo, ese dilema lo solucionó rápido Meli, volante del conjunto santiagueño y ex futbolista del xeneize, con un error decisivo: tan solo a los tres minutos, jugó un pase para su arquero que quedó corto. Viveza. Intuición. Inteligencia. Calidad. Todo eso tuvo Tevez en esa jugada con y sin pelota. Natural en él, pese a su edad (36 años). Tomó esa pelota suelta, gambeteó la salida de Rodríguez y definió de zurda, con un toque exigido por su pierna inhábil y lleno de suspenso, pero que abrió el marcador.
Lejos de herir su espíritu, el tanto en contra activó a Central Córdoba. Eso sí: Boca hizo mucho mérito para comenzar a sufrir los avances del local. Por un lado, por los riesgos que asume Boca con la idea ofensiva de Miguel Ángel Russo: suelta a “Pol” Fernández, ubica a dos extremos (Salvio y Villa) como volantes por afuera y deja a Campuzano como único volante central. Eso genera espacios en el retroceso, especialmente porque el volante colombiano queda muy expuesto, aunque por momentos es astuto y tiempista para ser el patrón del medio campo. Sumado a eso, los minutos de ventaja que dio Lisandro López a raíz de su lesión en el tobillo derecho.
Sus dificultades para correr al espacio a Herrera y salir a tapar el disparo de Núñez facilitaron las chances más claras del anfitrión. En la primera, su esfuerzo demoró una definición que se fue desviada por arriba del travesaño; en la segunda, andrada, en su regreso, tuvo su atajada fenomenal de siempre, hacia su izquierda y tras estar tapado por el propio López. Él y Russo entendieron que la noche no estaba para arriesgar. Y, entonces, el paraguayo alonso ingresó en su lugar.
Pero Boca tiene eso que acostumbra. En una jugada puede hacer más simple una situación que aparenta compleja. Se debe a la diferencia de nombres, a la capacidad de accionar bien colectivamente en pocos segundos. Porque –desde el gol– estuvo un largo período sin encontrar la pelota, hasta que los planetas se alinearon a los 25 minutos. Tevez estuvo claro en su propio campo para saltear la presión y proporcionar, con un toque, el contragolpe azul y oro: Villa ganó metros con su velocidad, un intento de enganche generó el rebote para Soldano, que abrió para Salvio, el apellido del segundo gol: dentro del área mostró la frialdad que ostenta en su estilo, enganchó de derecha al medio y, de zurda, definió al primer palo.
Pudo haber estirado la distancia en el primer tiempo, entre los espacios que comenzó a encontrar al cruzar mitad de cancha y el penal que desperdició el apache: la mano de Quilez, tras una gran jugada colectiva de derecha a izquierda, le cedió a Boca la posibilidad del tercer tanto, pero el arquero le ahogó el doblete al N°10. ¿Los de Gustavo Coleoni? No aprovecharon un par de contragolpes generados por el mal empleo de la pelota parada de los de Russo.
No obstante, esos huecos en campo santiagueño seguirían estando, lógicamente, en el segundo tiempo. En efecto, el capitán boquense tendría revancha. Tras una veloz salida de andrada, a los siete minutos, el delantero condujo el ataque y, desde la puerta del área, remató cruzado al segundo palo para gritar su doblete. Pero su gran actuación continuó agrandándose: asistió a Villa para el cuarto gol, aunque el colombiano estaba en clara posición adelantada que el línea no advirtió.
Las esperanzas del local se derrumbaron. Boca se fortaleció defensivamente con el envión de festejos. Por eso, con el correr de los minutos, andrada ya empezó a estar más cómodo bajo los tres palos. El visitante sostuvo un monólogo, con muchos contragolpes que bien pudieron abultar más el sólido triunfo.
Boca no se resigna. a falta de tres fechas, sigue respirándole en la nuca a su clásico rival, al que le advierte que no puede fallar. “No hay margen de error”, dijo Russo el viernes. Y, por ahora, eso se está resolviendo con altura.