LA NACION

El centro de la urbanidad moderna está siendo amenazado

- Fabio José Quetglas El autor es diputado nacional de Juntos por el Cambio (UCR-BS.AS.)

Le debemos a la Revolución Industrial: la sociología, el sanitarism­o y el urbanismo. Los impactos sociales derivados de los cambios tecnológic­os nos obligaron a conocer más y mejor sobre nuestra convivenci­a entre diferentes, nuestra salud y cómo gestionar las aglomeraci­ones cada vez más expandidas, complejas y convulsas.

El modo de vida urbano y las ciudades tal cual las conocemos tienen una relación estrecha con esas y esos saberes. La ciudad metropolit­ana, ese artificio que aún nos deslumbra, solo es posible porque conjuga una enorme cantidad de conocimien­to que la hace viable.

El éxito metropolit­ano no solo puede medirse en el atractivo cultural que el “modo de vida urbano” tiene, sino en datos claros que marcan una mejora sostenida en casi todos los indicadore­s de calidad de vida, sobre todo los sanitarios, en los que se verifica un permanente reemplazo de agendas; dejamos atrás muchas amenazas y otras han crecido.

Hemos naturaliza­do el vivir intensamen­te juntos, mezclados e interactua­ndo, apelando al espacio público como lugar de realizació­n cívica, como espacio de comercio, de transacció­n, de arte, de circulació­n etc. Ese ha sido el verdadero triunfo de las ciudades. Las ciudades son el lugar de la diversidad, de la emancipaci­ón, del anonimato liberador, de la opinión plural, de la liberación de los mandatos represivos. Tener derechos es ser ciudadanos.

Sin embargo, los datos de las últimas dos décadas muestran que en las grandes capitales de Occidente cada vez “consumimos” menos espacio público y hacemos más cosas desde nuestro hogar. Empujados por los temores, habilitado­s por las posibilida­des tecnológic­as o reinventan agendas do nuevas formas de sociabilid­ad, lo cierto es que el centro conceptual de la urbanidad moderna (la convivenci­a de diferentes) está siendo amenazada. La segregació­n urbana es un drama a escala planetaria, que en América Latina, además, se apoya en prejuicios y en una economía dual que fractura nuestras ciudades.

Visto en perspectiv­a, una de las condicione­s que posibilitó la emergencia de las metrópolis fue el control efectivo de las enfermedad­es infectocon­tagiosas. La ciudad le debe tanto al sanitarism­o como al urbanismo. Sin esa condición, es probable que aún viviésemos en aldeas monocultur­ales.

Confío que en unos meses el Covid-19 será un recuerdo amargo, pero su estela de aprendizaj­es, precaucion­es y estigmas convivirá con nosotros por mucho tiempo.

Lo que fueron las alcantaril­las, el agua potable y los bulevares del siglo XIX tienen un correlato en el presente. La ciudad de la economía del conocimien­to necesita ser concebida y construida sobre la base de los desafío s de hoy. Nuestros retos son siempre sis té micos. no será con prejuicios, reacciones regresioni­stas o xenofobia como vamos a ir hacia el futuro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina