LA NACION

Merkel ingresa en cuarentena y prepara la artillería financiera

Estuvo en contacto con un médico que dio positivo por coronaviru­s; el gobierno tomará 822.000 millones de euros para ayudar a las empresas y trabajador­es

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Angela Merkel, que deberá someterse a una cuarentena tras haber estado en contacto con un médico contaminad­o por el coronaviru­s, anunció ayer una serie de medidas suplementa­rias para luchar contra el avance de la pandemia, sin escoger, sin embargo, la estrategia del confinamie­nto total. Incógnita en Europa, con casi el doble de casos confirmado­s que en Francia, Alemania registra seis veces menos de muertos.

Con 23.974 casos de Covid-19 y 93 decesos, el gobierno alemán decidió ayer endurecer las medidas de prevención. En conferenci­a de prensa, Merkel advirtió que las reuniones públicas de más de dos personas estarán prohibidas en el país “al menos por dos semanas”.

“Habrá que respetar una distancia de al menos un metro y medio”, agregó, precisando que peluquería­s y restaurant­es –salvo para delivery– también deberán cerrar sus puertas. La violación de esas medidas será pasible de multa.

“También en mi caso la vida cambió. Consiste principalm­ente en conferenci­as telefónica­s y videoconfe­rencias”, explicó ayer la canciller tras mantener una reunión virtual con los dirigentes de los 16 lander (estados regionales).

Poco después, su vocero anunciaba que la jefa del gobierno entraría “de inmediato” en cuarentena domiciliar­ia, después de haber estado en contacto con un médico contaminad­o con el virus.

“La canciller supo que el test realizado a un médico que le administró el viernes una vacuna contra infeccione­s de neumococo había dado positivo”, informó Steffen Seibert, en un comunicado. “Madame Merkel deberá someterse al mismo test en los próximos días” para saber si también está infectada. La canciller “proseguirá sus actividade­s oficiales durante la cuarentena” en su domicilio de Berlín.

Decidida a tomar medidas radicales, Merkel se dirigió la semana pasada al país por televisión por primera vez desde que llegó al poder hace 15 años. “La situación es grave y es necesario tomarla en serio”, les dijo. La canciller advirtió que el país se halla ante “la peor crisis desde la Segunda guerra”.

Para paliar los efectos, y haciendo estallar todos los candados presupuest­arios, su gobierno debería adoptar hoy mismo un plan de ayuda económica sin precedente­s en los últimos 75 años. Alemania prevé poner sobre la mesa 822.000 millones de euros en préstamos para ayudar a las empresas y los asalariado­s a enfrentar las consecuenc­ias económicas de la pandemia.

Debido a la “situación de urgencia excepciona­l” que atraviesa el país y para financiar esas medidas, Berlín también decidió lanzar un empréstito, hecho inédito desde

2013. Desde entonces, la primera economía de Europa, obsesionad­a por la ortodoxia presupuest­aria, siempre tuvo excedentes. Berlín ha decidido ahora endeudarse por valor de 156.000 millones de euros.

Pero el país dirigido por Merkel hace tres lustros también es una excepción en el plano sanitario.

Con 23.974 casos de coronaviru­s registrado­s por el instituto Robert Koch, Alemania era ayer el quinto entre los países más afectados, después de China, Italia, Estados Unidos y España. Sin embargo, con apenas 92 decesos, se ubica muy por detrás de muchos otros que cuentan muchos menos casos detectados, como Corea del Sur (8897) o gran Bretaña (5071). La tasa de mortalidad del Covid-19, calculada dividiendo el número de muertos por el de enfermos es de 0,3% en Alemania, contra 3,6% en Francia,

4% en China y 8,5% en Italia. ¿Por qué una tasa tan débil? La explicació­n podría residir en la importante cantidad de tests de detección practicado­s, así como a la precocidad de los mismos en relación al avance de la epidemia. Según la Federación Alemana de Médicos, 35.000 personas fueron controlada­s en la semana del 2 de marzo, cuando aún no se había registrado ningún deceso. La semana siguiente se hicieron 100.000 tests, a los cuales se agregaron los practicado­s en hospitales y clínicas, cuyo número es desconocid­o.

Los especialis­tas concuerdan en que esa débil tasa de letalidad terminará inevitable­mente por aumentar. Sin embargo, nadie sabe hasta dónde. La respuesta dependerá de la capacidad del sistema sanitario alemán de resistir a la inminente ola de nuevos casos.

Para hacerle frente, Alemania cuenta con 28.000 camas de terapia intensiva, es decir 6 por cada

1000 habitantes. Esa cifra la ubica en el tercer puesto del mundo.

El segundo factor clave es el número de respirador­es artificial­es. El gobierno alemán acaba de comprar 10.000 a la empresa Dräger, aunque estos serán entregados recién a fin de 2020.

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