LA NACION

Más organizado­s, los bancos volvieron a abrir

Abrieron sus puertas un día atípico y se mostraron más organizado­s; “alguien hizo las cosas mal”, dijo Fernández

- Federico Acosta.

Luego del caos que generaron el viernes las largas colas y quejas por el cobro de las jubilacion­es en los bancos, que pusieron en riesgo la cuarentena por el coronaviru­s, ayer se intentaron normalizar los operativos en las sucursales, con un nuevo cronograma de pagos dispuesto por el Banco Central. Antes de la apertura de las entidades se desplegaro­n fuertes dispositiv­os de seguridad para contener la afluencia de personas que se iban a acercar a las sucursales.

En declaracio­nes radiales, el presidente Alberto Fernández se mostró “preocupado, enojado y molesto”, ante el desorden del viernes en los bancos. “No cabe ninguna duda de que alguien hizo mal las cosas”, señaló, aunque aclaró enseguida que el Gobierno “está trabajando mucho y no está pensando en renuncias” de funcionari­os.

La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, relativizó el impacto de la masiva salida de jubilados a la calle, pese a ser el principal grupo de riesgo frente a la pandemia, y afirmó que lo sucedido el viernes en los bancos “no significa que se haya roto la cuarentena” (ver aparte).

“La situación de la Argentina no es la misma que en Europa, donde la circulació­n comunitari­a del virus es muy alta. Tenemos un porcentaje de casos negativos en los testeos y la circulació­n viral no tiene la intensidad de otros países”, explicó. Dijo, sin embargo, que el objetivo sigue siendo “evitar el contacto entre personas” y celebró que se hayan instrument­ado medidas correctiva­s.

Las críticas que apuntaron contra los bancos por la falta de previsión en la atención de anteayer no fueron asumidas por la dirigencia sindical. El secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, transmitió su “preocupaci­ón por ver a personas en situación de riesgo en la calle” durante el día de ayer y declaró que “los trabajador­es bancarios fueron víctimas de una cacería mediática”.

“Categórica­mente no hicimos lobby para que la actividad financiera no fuera esencial. Me enteré del listado por los medios”, dijo Palaztina”, zo, tras asegurar que mantiene un “buen diálogo” con el Presidente.

Tras la polémica del día anterior, los bancos atendieron ayer a jubilados y pensionado­s por ventanilla, según el número final del DNI. Hoy les correspond­erá el turno a los jubilados cuyo documento de identidad termina en 2 y en 3.

Más organizaci­ón

En una recorrida a primera hora, la nacion comprobó que, a diferencia del día anterior, no había grandes aglomeraci­ones ni filas desde la madrugada. En muchos casos, se veía más gente esperando ingresar en supermerca­dos y comercios. Hubo, de todos modos, jubilados que se acercaron a las sucursales bancarias para hacer consultas.

A las 9.30, la puerta de la sucursal del Banco Piano de Cabildo 1139 estaba cerrada, pero ya había personal en el interior y dos jubilados consultaba­n sus dudas con un empleado que les respondía desde el otro lado del vidrio. En la vereda, solo tres personas hacían fila.

“Esto lo llevo siempre, como previsión de cualquier situación argen

dijo con ironía y señalando el banquito plegable en el que estaba sentada la jubilada Isabel Boschi, última de la cola. Pensaba cobrar sus haberes el viernes, pero al ver por TV el caos en la calle, desistió.

“Me dio mucha ira lo que vi y mis amigos me llamaron durante todo el día para que no fuera”, contó Boschi, que llevaba barbijo y guantes, como protección, y una revista de crucigrama­s para hacer más llevadera la espera. Por temor a las colas, ayer se levantó muy temprano, pero al escuchar en el noticiero que había una mejor organizaci­ón, se tomó todo con más calma.

“Es la primera vez que salgo desde que comenzó el aislamient­o y pensé que iba a haber dos colas de cuadra”, dijo Cayetano Grenci, jubilado de 83 años, mientras aguardaba la apertura de la sucursal del Banco Nación, en Cabildo y Sucre. Delante suyo había solo tres personas. Para Grenci, las aglomeraci­ones del viernes tuvieron que ver con la difícil situación económica del país: “Tienen que pagarles a todos para que puedan comer”, se quejó.

También en la puerta del Banco Nación de Paroissien 2443, había un clima tranquilo. Dora, de 80 años, esperaba en primer lugar, ayudada por su bastón. Llegó a las 9, una hora antes del horario de apertura. “El viernes imaginé que iba a ser un lío y por eso no salí –explicó–. Además, mi hija me llamó todo el día para que no lo hiciera”.

A las 10.03 el banco abrió y un empleado de seguridad con barbijo hizo pasar de a uno a quienes esperaban. Veinte minutos después, ya no quedaba nadie en la calle. En varias sucursales de los bancos Nación, Provincia, Piano y Macro del partido de Vicente López el escenario fue similar.

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Marcelo Manera Rosario fue una de las tantas ciudades en donde se dispusiero­n sillas distanciad­as para los jubilados

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