“Todo es muy vertiginoso y angustiante”
Marcelo Goro.
Marcelo Goro tiene 59 años y 42 de enfermero. A los 17, tuvo su primer trabajo, más tarde estudió la licenciatura en enfermería y también algunos posgrados. Esta pandemia lo encuentra trabajando en la guardia del Moyano, hospital neuropsiquiátrico de la ciudad dedicado exclusivamente a la atención de mujeres.
“Si bien el Moyano es un hospital monovalente se han venido tomando recaudos. No solo se agregaron camas para la emergencia, sino que también se restringió el movimiento de entrada y salida y las visitas, a pesar de que es un hospital abierto”, resume.
“Muchos enfermeros estamos enojados y parte de eso tiene que ver con la falta de reconocimiento social. El médico es el que se lleva el heroísmo de la batalla, pero no es que hay una disputa entre nosotros, sino de cara a la sociedad. También hay que rescatar a los técnicos, instrumentadores, al personal de limpieza. Si no está el piso limpio tampoco podemos hacer nuestro trabajo. Todo es una cadena”, reconoce. .
Dice Goro que en su casa ya se armó un cuarto de aislamiento por si le toca tener que recluirse, y que el mayor miedo dentro del ámbito sanitario es a llevar el virus a las familias. Señala, además, con angustia, que casi dejó de visitar a su madre que tiene más de 80 años.
“Todo esto es muy vertiginoso y angustiante y entre el personal de salud se perciben diferentes sentimientos, pero tal vez lo más habitual es cierta sensación de omnipotencia: algo así como que a nosotros nada nos puede pasar”, concluye el profesional del Moyano