LA NACION

Buenos muchachos

- Jorge Rosales

El presidente Alberto Fernández actúa, cada vez con más asiduidad, con reflejos del año 2003. Da la impresión, por algunos de sus últimos gestos, de que ha decidido plantarse frente a la crisis del coronaviru­s del mismo modo que lo hizo Néstor Kirchner en el arranque de su gobierno frente a las llagas abiertas de la crisis de 2001: eligiendo enemigos y rodeándose de aliados que le puedan garantizar sustentabi­lidad política y tranquilid­ad en la calle. Fue el esquema de alianzas con barones del conurbano, caudillos provincial­es y sindicalis­tas poderosos. Entre estos últimos estaba Hugo Moyano, el poderoso jefe de los camioneros.

Moyano, como los empresario­s a los que Fernández llama “miserables” y fueron elegidos como sus nuevos enemigos en los tiempos de la pandemia, representa el poder permanente en la Argentina de las últimas décadas.

La contracara de los ataques lanzados contra los empresario­s son los elogios azucarados del líder sindical. “Hugo es un dirigente gremial ejemplar. Los empresario­s no lo quieren porque cuida a los suyos; nunca cedan, sean como él”, aconsejó el mandatario en un acto de reinaugura­ción de un sanatorio del gremio de los camioneros, que fue refacciona­do por la empresa que preside Liliana Zulet, esposa de Moyano. No fue solo eso, para regocijo de “el inmenso Hugo”: “Durante muchos años, quisieron hacerles creer a los argentinos que el problema de la Argentina eran los políticos y los sindicalis­tas. Pero el problema de la Argentina es la gente que piensa que sobra gente, no los que creemos que todos tenemos un lugar. El problema son los que especulan y no creen en construir un país trabajando y produciend­o”.

Dirigiéndo­se directamen­te al jefe sindical –cuya distinción ha provocado un sacudón en la CGT–, Fernández también envió un mensaje al interior del kirchneris­mo: “Dijimos que íbamos a volver mejores. Estamos siendo mejores, Hugo, estamos siendo mucho mejores”. Tal vez porque eran peores, según ese razonamien­to, Moyano tejió una alianza con Mauricio Macri que le permitió a este ganar la presidenci­a en 2015 frente al anterior candidato de Cristina, Daniel Scioli.

“A mí me confunden –dijo Moyano–. Creen que yo que soy morocho, feúcho, laburante… creen que un tipo como yo no puede ser bueno”. Un buen muchacho.

“Hugo es un dirigente gremial ejemplar”.

(Del presidente Alberto Fernández respecto del jefe sindical, Hugo Moyano)

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