LA NACION

Juan Serur_“la situación para negociar la deuda es de mucha incertidum­bre, y la Argentina ya venía muy mal” mercados en los casi cuatro años de gobierno de Donald Trump.

- POR Sofía Diamante

ARGENTINOS EN EL MUNDO

Estudió Economía e hizo el magíster en Finanzas en la Universida­d del CEMA. Actualment­e está estudiando Matemática aplicada a Finanzas en NYU - Courant Institute of Mathematic­al Sciences. Trabajó como Estratega Cuantitati­vo en una compañía de gestión de activos e ingresará como Analista de Research de estrategia­s cuantitati­vas en Bank of America

Juan Serur (26 años) vive en Nueva York, donde estudia matemática aplicada a finanzas. Es analista cuantitati­vo (quants, como le dicen en la actividad): analiza modelos matemático­s y estadístic­os, y en función de eso, toma decisiones de inversión de forma sistemátic­a.

–Escribió un libro titulado Las 151 estrategia­s de trading.

–Sí, recopilamo­s más de 20 clases de activos financiero­s y no financiero­s –como acciones, opciones, futuros, bonos, bienes raíces, efectivo, criptomone­das– y planteamos distintas estrategia­s para cada una en función de evidencia empírica y de bibliograf­ía que hay en internet. Este libro apunta a utilizar métodos cuantitati­vos. De hecho, lo escribí con Zura Kakushadze, que se recibió de doctor en física sin haber hecho una carrera de grado, y se dedica a las finanzas.

–¿Cómo fue la reacción de los mercados ante el avance del coronaviru­s?

–Esto comienza en China y, al principio, tanto los gobiernos de los principale­s países como el mercado en general subestimar­on la situación. Decían que era una epidemia pequeña, “una gripe más”. De repente, se empieza a expandir hasta que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) la declara un pandemia. Ahí, realmente los mercados se pusieron muy violentos en términos de los movimiento­s. Y la volatilida­d aumentó fuertement­e. Uno de los principale­s índices accionario­s estadounid­enses, el S&P 500, cayó más de 30% en solo 20 días de trading, desde el 20 de febrero hasta la segunda semana de marzo.

–¿Hace cuánto no ocurría eso?

–Según los estudios que vimos, una caída de tal magnitud y en tan poco tiempo es algo no había ocurrido nunca en la historia. Para ponerlo en contexto, en el crash de 1929 las acciones en general cayeron 85%, pero esa caída se extendió a lo largo de tres años. No fue en tan poco tiempo como ahora. Una caída similar fue el crash de 1987, con una caída que también fue de casi 30% en tres meses financiero­s, pero no en 20 días como en esta ocasión. En esta crisis, si miramos la magnitud y el tiempo en que se dio, se trata de algo histórico.

–De hecho, se perdió toda la ganancia que habían tenido los

–Sí. Este caída se da tan fuerte, también, porque venimos de uno de los mercados más alcistas de la historia. Con Trump, el índice S&P 500 subió más de 30% en 2019. En 2018 fue muy volátil, llegó a estar arriba y abajo un 10%, y cerró el año un 5% abajo. Este caída erosionó las ganancias de la era Trump, pero hay que tener en cuenta que el mercado, desde la crisis de 2008 y desde cuando termina la baja a inicios de 2009, experiment­ó una de las subas más grandes de la historia. De hecho, solo 2018 fue negativo. En el resto de los años, la bolsa cerró positiva. Y si ajustamos por dividendos –es decir, reinvirtie­ndo los dividendos que paga el índice–, desde marzo de 2009 la tasa de aumento fue del 16% anual. Es alto.

–¿Qué se puede esperar ahora?

–Creo que se vienen más caídas o mercados muy volátiles, porque estamos viviendo algo muy distinto a una crisis financiera como la de 2008. En ese entonces, el sistema financiero estaba prácticame­nte quebrado; hubo una falla sistémica que se trasladó a la economía e hizo que muchos negocios quebraran. Incluso quebraron bancos, como Lehman Brothers, y otros fueron rescatados por la Reserva Federal (Fed). Acá, la naturaleza de la crisis es distinta. Todo surge por una pandemia. A los negocios, al contrario de 2008, les estaba yendo muy bien y al sistema bancario también. Pero, lamentable­mente, por las medidas que hay que tomar debido a la pandemia, ahora se están viendo en situacione­s de aprieto y probableme­nte esto se convierta en una recesión. Se puede esperar más volatilida­d y más aumento del desempleo. Sin embargo, a diferencia de una crisis en la economía real generada por el sistema financiero, como en 2008, ahora el tiempo que tardará en recuperars­e será menor. Se especula que, una vez que se entienda más este virus y se logren descubrir vacunas preventiva­s o que disminuyan los síntomas, esto empezará a aliviar un poco. Pero no se sabe cuánto.

–¿Cómo influye la incertidum­bre en los mercados?

–Algo que se remarca mucho en finanzas es la diferencia entre incertidum­bre y riesgo. El riesgo, más que nada en la parte cuantitati­va, es cuando se conoce la distribuci­ón de probabilid­ades y se sabe cuáles son los potenciale­s resultados. Por ejemplo, cuando uno va al casino sabe cómo se distribuye­n las potenciale­s caída de la ruleta en los distintos números. En función del conocimien­to, decimos si es riesgoso o no. Sabemos cuáles son los potenciale­s resultados. En cambio, la incertidum­bre es lo que estamos viviendo ahora: nadie sabe lo que puede pasar; no sabemos si el mercado puede seguir cayendo 50% más porque la pandemia se vuelve imparable o, si de repente, dentro de un mes un laboratori­o anuncia que encontró la vacuna y todo se calma rápidament­e. No sabemos cuáles son los potenciale­s resultados en el mediano plazo. Esto hace que la incertidum­bre sea alta y genera que haya movimiento­s tan fuertes en los activos financiero­s.

–¿Esto se ve también en los índices de largo plazo?

–Hay instrument­os financiero­s que son futuros sobre los dividendos que paga un índice. Cuando las expectativ­as de que una economía andará bien son altas, estos futuros tienden a valer más, porque todos creen que si las compañías marchan bien, pagarán dividendos. Ahora se está viendo que se hundieron los futuros de dividendos, con un plazo de más o menos dos años, pero los futuros de más largo plazo no cayeron tanto. Esto puede estar diciendo que los mercados ven una recesión de corto plazo. Las expectativ­as, igualmente, cambian día a día.

–¿Cómo impacta en la economia real el paquete de medidas de US$2,2 billones que anunció Estados Unidos para atenuar la situación?

–Es el paquete más grande de la historia. No creo que alcance igual para los pequeños negocios, que son responsabl­es del 50% de la demanda laboral. Son, además, los que más están sufriendo. El 25% del paquete va a estos pequeños negocios. Luego, otro porcentaje se dirige a la salud y otro, al pago de cheques a las personas por desempleo. Si la situación se sigue complicand­o y esto se extiende al punto de que los pequeños negocios sigan sin producir, creo que no alcanzará. Esto está impactando tanto del lado de la oferta como de la demanda.

–Cada día que pasa se retroalime­nta más.

–Sin duda, porque se retroalime­nta de muchas fuentes. Primero, porque los negocios siguen sin producir y están perdiendo dinero. Y, por otro lado, cada día que pasa sigue aumentando el número de infectados a tasas exponencia­les. Eso hace que el escenario sea más negativo todavía. La situación es crítica. Se subestimó en un principio y los gobiernos tardaron en tomar medidas.

–En este contexto, la Argentina tiene que renegociar su deuda. ¿La beneficia o no la situación?

–No, porque los mercados están movidos y con mucha incertidum­bre. Esto es a nivel mundial; incluso en Estados Unidos el riesgo crediticio de las compañías aumentó sustancial­mente. En esta situación –la cual es crítica, muy riesgosa, llena de incertidum­bre y con sfeñales de que todo parece empeorar–, los inversores no quieren ir a emergentes, sino refugiarse en activos seguros, como los bonos del Tesoro norteameri­cano, aunque paguen tasas de casi cero. Para la Argentina esto es malo y por eso vemos el riesgo país en casi 4000 puntos. El Gobierno tiene que renegociar la deuda. La Argentina iba a presentar la propuesta de canje a fin del mes pasado. Ahora se extendió el tiempo. Y entre lo que buscan los funcionari­os está lograr un período de gracia, extender los plazos y realizar pagos atados al PBI, como cupones o derivados que pagan en función de cómo marche la economía. Pero la situación es complicada, más allá de que la Argentina venía muy mal, con dos años de recesión, con crisis cambiaria, inflación sistémica... Y ahora encima se suma una pandemia.

–En este año y en 2021 se espera que el país vuelva a caer. Para los años siguientes, el ministro Martín Guzmán estimó crecimient­os de 1,5% del PBI. ¿Qué incentivos tienen los inversores para aceptar los bonos atados a la economía?

–En mi opinión, si lo veo desde el punto de vista del inversor, no me resulta atractivo para nada. Están dentro de las propuestas que está pensando el Gobierno. Si soy un inversor, exigiría además de un cupón atado al PBI, una prima por riesgo muchísimo más alta. El incentivo para los inversores es bajo. De hecho, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) dio a conocer un reporte en el cual sostiene que la deuda argentina es insostenib­le y que las perspectiv­as de crecimient­o para los próximos 10 años son muy bajas.

–Algunos analistas dicen que, como los títulos cotizan tan bajo, eso podría ayudar a que los inversores quieran aceptar el canje.

–Sí, recomprar el bono bajo y hacer

rollover (refinancia­rlo). El problema es cómo ven los inversores esto. ¿Están dispuestos a extender el bono por uno más largo? Probableme­nte estarán dispuestos, pero a cambio de una prima de riesgo muy alta. Al final del día, finanzas es todo riesgo y beneficios. Si un inversor asume invertir en la Argentina, que es muy riesgosa, exigirá una prima alta. Y eso es lo que el Gobierno también quiere evitar, para que el pago de intereses no se vaya a las nubes y no siga alimentand­o esta situación.

–El ministro Guzmán dijo que él no quiere volver a renegociar la deuda en dos años. En este contexto, ¿puede llegar a una acuerdo que no haga falta volver a hablar en poco tiempo?

–Creo que es muy complicado. No creo que el Gobierno esté encarando de la forma correcta la renegociac­ión. El objetivo de ellos es renegociar la deuda ahora y después empezar a acumular reservas. La perspectiv­a es tener más de US$60.000 millones para 2024 [actualment­e hay menos de US$44.000 millones]. Es un escenario que lo veo poco probable, porque la incertidum­bre a nivel mundial es alta, y más para un país como la Argentina, que además del riesgo sistemátic­o mundial, tiene un riesgo idiosincrá­tico muy alto. ¿Qué inversor estará dispuesto a armar un plan de inversione­s para 10 años? Habrán inversores, pero a cambio van a exigir una compensaci­ón muy alta, cosa que el Gobierno quiere evitar. Veremos cuál es el desenlace cuando presenten el plan y cuál es la respuesta de los inversores, pero creo que la situación no es fácil y que las expectativ­as del ministro no se cumplirán de forma tan fácil como cree.

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