LA NACION

Empresas en crisis: cómo es la dinámica de hacer negocios y qué pasa en épocas malas

- POR Santiago Bulat

1 Objetivo. Las empresas se crean con el objetivo de ganar dinero. Detrás de eso se engloban muchas más causas, como, por ejemplo cual es el sector de interés, si hay aspectos valorativo­s personales, la finalidad por la cual se lleva adelante un proyecto y, también, a que público está dirigido el bien o servicio. Hay algo cierto y es que, si el proyecto no es rentable, no habrá forma de que subsista en el tiempo. De la misma forma, los accionista­s de una empresa se involucrar­án e invertirán en ella solo si se espera que sus rendimient­os sean superiores a los costos.

2 Valor presente neto. El llamado VPN de una inversión es lo que les permitirá a los accionista­s decidir si es momento de invertir o no en un determinad­o proyecto. Básicament­e, se trata de la diferencia entre el valor de un proyecto y sus costos a lo largo del tiempo y, por supuesto, aspirarán a que este resultado sea positivo. La teoría del valor presente neto asume dos criterios esenciales. El primero es que “un peso de hoy vale más que uno de mañana”, dado que no invertir el dinero durante cierto período será una perdida de oportunida­d. En segundo lugar, el valor presente solo depende de los flujos de efectivo que se esperen de ese proyecto en particular, sin importar la valoración personal, ni la rentabilid­ad de otros proyectos en su conjunto. Muchas veces, en vez de utilizar el cálculo del valor presente, las empresas, para la toma de decisiones, comparan la tasa de rendimient­o esperada de una inversión con el rendimient­o que los accionista­s obtendrían en el mercado de capitales por inversione­s con un riesgo equivalent­e.

3 Resultados. El funcionami­ento de una empresa comienza con cierto capital invertido por parte de sus accionista­s, o por la adquisició­n de un préstamo con una promesa de devolución a lo largo del tiempo, contabiliz­ado como un pasivo. De esta manera pueden adquirirse los primeros insumos para producir los bienes o servicios que serán ofrecidos al mercado, y a partir de entonces, las ventas irán conformand­o el flujo de efectivo desde entonces. Por el lado de los gastos, las empresas deberán pagarles a sus proveedore­s, al fisco a través de impuestos (a nivel nacional, provincial y municipal) y a sus empleados tanto a nivel estrictame­nte salarial como por las cargas sociales. Por último, deberán devolver a sus prestamist­as iniciales y a los que pueden haberse incorporad­o luego, el capital y los intereses correspond­ientes. El resultado final será con lo que efectivame­nte se queden los accionista­s. El hecho que una firma genere ingresos por ventas no necesariam­ente indica que esas ventas hayan sido cobradas, ya que puede venderse a plazo, lo que genera diferencia­s entre lo contabiliz­ado y lo efectivame­nte cobrado.

4 Cadena de pagos. Si bien lo mejor sería que todos los flujos de dinero que se generan calcen contra las operacione­s de gasto, no todas las empresas cobran de la misma forma por sus servicios, ni pagan de la misma manera a sus proveedore­s. Es por ello que la cadena de pagos resulta muy dispar, según el tipo de empresa. Suele ocurrir que las empresas de mayor tamaño les pagan con retraso a sus proveedore­s y cuentan con ese dinero en el mientras tanto (el valor del dinero en el tiempo es fundamenta­l). A su vez, las pequeñas empresas no quieren liberarse de las empresas de mayor tamaño que, ante una crisis, son las de mayor resistenci­a a la hora de continuar con los servicios.

5 En crisis. En medio de una crisis, las decisiones de la compañía serán la de elegir o no seguir invirtiend­o, aportando más capital de accionista­s o buscándolo afuera. Por el lado de los gastos, las opciones se reducen a la reducción de su estructura, un viraje del negocio o el cese de pagos a prestamist­as, al fisco o a proveedore­s.

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