El día que Brasil quedó al borde del millón de casos, el fútbol volvió al Maracaná
En medio de presiones de Bolsonaro, Flamengo y Bangú jugaron sin público; afuera del estadio sigue montado un hospital de campaña
RÍO DE JANEIRO.– Presionado por el presidente Jair Bolsonaro, fanático del fútbol y que enfrenta una fuerte crisis por su gestión de la pandemia, se reanudó anoche en el mítico estadio Maracaná el torneo regional de Río de Janeiro, uno de los estados más golpeados por el coronavirus en Brasil y en el mundo. Mientras, fuera del estadio, aún se mantiene el hospital de campaña montado para atender pacientes con Covid-19.
El campeonato carioca, el torneo de la región de Río de Janeiro, se reactivó con el partido sin público entre Flamengo y Bangú, oficializando la vuelta del fútbol en Brasil y América del Sur luego de tres meses de paralización por el coronavirus, pese a la oposición de varios clubes y de médicos. Antes del comienzo del partido, los jugadores guardaron un minuto de silencio por los muertos por Covid-19.
Bolsonaro había anticipado anteayer su intención de asistir en persona al relanzamiento del torneo carioca. Y si bien durante la jornada de ayer la propuesta se puso en duda, su firme resolución de apoyar la iniciativa pese a la escalada de casos de coronavirus le echó leña al fuego de las críticas por su manejo de la crisis.
Las sensaciones encontradas entre el fútbol y el coronavirus se reflejaron también en el hecho de que el 9 de mayo pasado se inauguró, en el mismo predio del estadio Maracaná, un hospital de campaña destinado a pacientes con Covid-19. Anoche, antes del partido, fueron testeados allí los fotógrafos que lo cubrieron.
El hospital cuenta con dos equipamientos de tomografía y diversos aparatos de ecografía, rayos X portátil y de hemodiálisis, y tiene 400 camas que fueron entregadas por la alcaldía y la gobernación. La ciudad también inauguró otros dos hospitales con el mismo fin.
El partido del torneo carioca entre Flamengo, vigente campeón de Brasil y de la Copa Libertadores, y el más modesto Bangú, se dio a conocer esta semana junto con el resto del calendario por la federación del estado.
Sin embargo, ninguna liga nacional de América del Sur, ni siquiera la liga brasileña, tiene previsto reto mar la actividad profesional hasta la segunda quincena de julio, por lo menos, en momentos que la pandemia de coronavirus está azotando a la región. El campeonato nacional paraguayo será el primero, el 17 de julio.
El reinicio fue posible gracias a una flexibilización de las medidas de aislamiento social anunciada por el alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, que había decretado restricciones a las actividades no esenciales tras un comienzo caótico de la pandemia en Brasil, donde no se tomaron medidas sanitarias a nivel federal.
Pero el regreso del fútbol enfrentó la resistencia de algunos clubes por la situación sanitaria de Río de Janeiro, el segundo estado del país más afectado por la pandemia de coronavirus, después de San Pablo.
Río registra más de 87.000 casos y 8400 muertos. El índice de muertos es de 461 por millón de habitantes, más del doble que el promedio nacional (215/millón de habitantes).
A nivel nacional, el Ministerio de Salud dio a conocer nuevas estadísticas que muestran que el país se acerca rápidamente al millón de casos confirmados y a las 50.000 muertes. Con el segundo mayor brote de coronavirus solo por de
trás de Estados Unidos, Brasil tiene ahora 978.142 casos confirmados y 47.748 decesos. Y por tercer día consecutivo Brasil registró más de 100 muertes en 24 horas, repitiendo la tendencia de las últimas semanas.
En ese contexto la reanudación del fútbol quedó para algunos como un hecho extraño y fuera de lugar en medio del descontrol y la tragedia. El último partido del torneo local se jugó el 16 de marzo, antes de que el gobierno de Río de Janeiro suspendiera las competiciones deportivas.
Los otros torneos regionales de Brasil todavía no tienen fecha para regresar. El campeonato brasileño debía empezar en mayo, pero fue aplazado sin fecha prevista de re inicio.
De los cuatro clubes grandes en Río (Flamengo, Vasco da Gama, Fluminense y Botafogo), solo los dos primeros, que llevan días entrenando, se mostraron favorables a la reanudación del campeonato regional, con la férrea resistencia de los otros dos, que pidieron tiempo.
Reunión virtual
En una tensa reunión virtual la noche del martes, el presidente de la Federación carioca, Rubens Lopes, comparó a Fluminense y Botafogo con alumnos que no estudian para los exámenes. “El buen alumno que estudió, se preparó para la prueba, llega para hacerla, pero el que no estudió quiere aplazarla”, dijo Lopes.
La Federación carioca, no obstante, programó los partidos de Fluminense y Botafogo para el próximo lunes. Fluminense, líder del grupo B, debería jugar contra Volta Redondo en el estadio Maracaná, mientras que Botafogo, el cuarto del grupo A, haría lo propio ante Cabofriense en el Estadio Olímpico Nilton Santos “Engenhao”.
En otra confusa mezcla de política, fútbol y salud, el alcalde Crivella le pidió a la federación de fútbol del estado no sancionar a los equipos que se nieguen a jugar debido a preocupaciones de salud y seguridad. “Apelamos a que no sean castigados los clubes que creen que no debieran retornar, la fase de apertura no es obligatoria”, afirmó.
Incluso, hubo quienes recibieron con entusiasmo la perspectiva de la presencia de Bolsonaro en el Maracaná, luego frustrada por una decisión posterior. “Si él quiere asistir, será muy bien tratado”, dijo Rodrigo Dunshee, vicepresidente de Flamengo.