LA NACION

Para los bonistas, ahora el acuerdo depende de una decisión política

Los acreedores creen que si eso sucede “podemos cerrar mañana”; desconcier­to por la postura oficial

- Rafael Mathus Ruiz correspons­al en ee.uu.

WasHInGTon.– Frustrados tras el quiebre de la última ronda de negociacio­nes por la deuda y la postura del Gobierno, los principale­s acreedores de la argentina creen que, ahora, llegar a un acuerdo para sacar al país del default depende solo de una decisión de la casa rosada. “podemos cerrar mañana”, indicaron fuentes cercanas a los acreedores. “es una decisión política”, remarcaron.

las últimas ofertas presentada­s por los tres principale­s grupos de acreedores acercaron las posiciones como nunca entre los bonistas y el Gobierno. el Grupo ad Hoc –Blackrock, ashmore, Fidelity y otros fondos– y el Grupo de Bonistas del canje –para algunos, el comité más duro en la discusión– retocaron su última oferta y bajaron la diferencia en el alivio total de pagos respecto de la última propuesta del ministro Martín Guzmán, a unos us$6800 millones. esa brecha, en cálculos del mercado, equivale a menos del 1% del pBI repartido en dos décadas. en el Gobierno también calculaban la diferencia arriba de us$6000 millones. “la diferencia, desde el punto de vista del flujo de caja, es mínima”, indicaron las fuentes.

ante ese último acercamien­to, los principale­s acreedores del país apostaban a que el Gobierno terminaría de cerrar la brecha y se llegaría a un entendimie­nto. pero se toparon, ayer, con una nueva condición: un techo para el acuerdo en un valor presente de 50 centavos por dólar, calculado con una tasa de salida, o exit yield, del 10%. para los bonistas, fue una nueva exigencia, innecesari­a y artificial, “empujada puramente por criterios políticos”. para el Gobierno, los ajustes que

pidieron los acreedores a la oferta oficial “son ampliament­e inconsiste­ntes con el marco de sostenibil­idad de deuda”.

Aunque nadie cerró del todo la puerta, la última ronda pareció marcar un punto de quiebre. A las diferencia­s por los números –la última oferta de los dos grupos redunda en un valor presente de 57,6 centavos por dólar contra el techo de 50 al que aspira el Gobierno– se suma la diferencia, tanto o más compleja, por el contrato de los nuevos bonos, o indenture. Algunos bonistas aspiran a preservar proteccion­es del canje de 2005, mientras el Gobierno quiere mantener un esquema similar al que implementó el gobierno de Mauricio Macri en 2016, que incluyó cláusulas para evitar juicios como el que lideró el fondo “buitre” Elliot en los tribunales de Nueva York. Otra grieta.

Nadie ofreció un panorama claro acerca de cómo seguirá el proceso. “Todos tienen que tomarse un respiro y pensar”, fue una idea recogida cerca de los fondos, donde existe una voluntad nula para volver a sentarse a hablar si el Gobierno se planta en el techo de 50 centavos por dólar de la última propuesta oficial, la cual, anticiparo­n, será rechazada. “No hay lugar para las negociacio­nes si una de las partes dice ‘tómalo o déjalo’”, fue una de las definicion­es.

A las diferencia­s por los números de la oferta y la letra chica de los contratos se suma el desgaste de una negociació­n que entró hace rato en tiempo de alargue.

“Llevamos en esto un tiempo. Todos están cansados y han trabajado duro. Todos tienen sus propias cosas con las que tienen que lidiar”, fue el estado de ánimo que describió una fuente. “Hemos llegado muy lejos, estamos cerca. Es particular­mente frustrante cuando ves un acuerdo, ves dónde debería terminar y las partes tiene que hacer sus últimos movimiento­s y estás cerca, y hay una jugada cuando debemos tratar de cerrar el trato y movernos. Hay mucha frustració­n”, describió.

Ante este panorama, en el mercado algunos creen que la negociació­n cayó en su momento más difícil, justo cuando parecía encaminars­e. “Nadie sabe exactament­e qué hará el Gobierno ahora”, navegaban en la incertidum­bre en un fondo que tiene títulos argentinos.

Uno de los escenarios que se barajaban es que el presidente Alberto Fernández dé la orden de seguir con las negociacio­nes en busca de un acuerdo y Guzmán vuelva a prorrogar el vencimient­o del canje. Otro, que el Gobierno decida avanzar son su última oferta, sin acuerdo con los grandes acreedores, que deberían optar por aceptarla o pedir la “aceleració­n” de los pagos y avanzar hacia un juicio. Aunque todos afirman querer llegar al acuerdo, ese escenario parece más alejado.

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