Para los bonistas, ahora el acuerdo depende de una decisión política
Los acreedores creen que si eso sucede “podemos cerrar mañana”; desconcierto por la postura oficial
WasHInGTon.– Frustrados tras el quiebre de la última ronda de negociaciones por la deuda y la postura del Gobierno, los principales acreedores de la argentina creen que, ahora, llegar a un acuerdo para sacar al país del default depende solo de una decisión de la casa rosada. “podemos cerrar mañana”, indicaron fuentes cercanas a los acreedores. “es una decisión política”, remarcaron.
las últimas ofertas presentadas por los tres principales grupos de acreedores acercaron las posiciones como nunca entre los bonistas y el Gobierno. el Grupo ad Hoc –Blackrock, ashmore, Fidelity y otros fondos– y el Grupo de Bonistas del canje –para algunos, el comité más duro en la discusión– retocaron su última oferta y bajaron la diferencia en el alivio total de pagos respecto de la última propuesta del ministro Martín Guzmán, a unos us$6800 millones. esa brecha, en cálculos del mercado, equivale a menos del 1% del pBI repartido en dos décadas. en el Gobierno también calculaban la diferencia arriba de us$6000 millones. “la diferencia, desde el punto de vista del flujo de caja, es mínima”, indicaron las fuentes.
ante ese último acercamiento, los principales acreedores del país apostaban a que el Gobierno terminaría de cerrar la brecha y se llegaría a un entendimiento. pero se toparon, ayer, con una nueva condición: un techo para el acuerdo en un valor presente de 50 centavos por dólar, calculado con una tasa de salida, o exit yield, del 10%. para los bonistas, fue una nueva exigencia, innecesaria y artificial, “empujada puramente por criterios políticos”. para el Gobierno, los ajustes que
pidieron los acreedores a la oferta oficial “son ampliamente inconsistentes con el marco de sostenibilidad de deuda”.
Aunque nadie cerró del todo la puerta, la última ronda pareció marcar un punto de quiebre. A las diferencias por los números –la última oferta de los dos grupos redunda en un valor presente de 57,6 centavos por dólar contra el techo de 50 al que aspira el Gobierno– se suma la diferencia, tanto o más compleja, por el contrato de los nuevos bonos, o indenture. Algunos bonistas aspiran a preservar protecciones del canje de 2005, mientras el Gobierno quiere mantener un esquema similar al que implementó el gobierno de Mauricio Macri en 2016, que incluyó cláusulas para evitar juicios como el que lideró el fondo “buitre” Elliot en los tribunales de Nueva York. Otra grieta.
Nadie ofreció un panorama claro acerca de cómo seguirá el proceso. “Todos tienen que tomarse un respiro y pensar”, fue una idea recogida cerca de los fondos, donde existe una voluntad nula para volver a sentarse a hablar si el Gobierno se planta en el techo de 50 centavos por dólar de la última propuesta oficial, la cual, anticiparon, será rechazada. “No hay lugar para las negociaciones si una de las partes dice ‘tómalo o déjalo’”, fue una de las definiciones.
A las diferencias por los números de la oferta y la letra chica de los contratos se suma el desgaste de una negociación que entró hace rato en tiempo de alargue.
“Llevamos en esto un tiempo. Todos están cansados y han trabajado duro. Todos tienen sus propias cosas con las que tienen que lidiar”, fue el estado de ánimo que describió una fuente. “Hemos llegado muy lejos, estamos cerca. Es particularmente frustrante cuando ves un acuerdo, ves dónde debería terminar y las partes tiene que hacer sus últimos movimientos y estás cerca, y hay una jugada cuando debemos tratar de cerrar el trato y movernos. Hay mucha frustración”, describió.
Ante este panorama, en el mercado algunos creen que la negociación cayó en su momento más difícil, justo cuando parecía encaminarse. “Nadie sabe exactamente qué hará el Gobierno ahora”, navegaban en la incertidumbre en un fondo que tiene títulos argentinos.
Uno de los escenarios que se barajaban es que el presidente Alberto Fernández dé la orden de seguir con las negociaciones en busca de un acuerdo y Guzmán vuelva a prorrogar el vencimiento del canje. Otro, que el Gobierno decida avanzar son su última oferta, sin acuerdo con los grandes acreedores, que deberían optar por aceptarla o pedir la “aceleración” de los pagos y avanzar hacia un juicio. Aunque todos afirman querer llegar al acuerdo, ese escenario parece más alejado.