LA NACION

Los fondos se mostraron dispuestos a seguir negociando

“Todos los interesado­s hicieron progresos”, ponderaron; de todos modos, hablaron de “decepción” y fueron críticos del Gobierno

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Sin ocultar su decepción y frustració­n por el nuevo alargue en las negociacio­nes con el Gobierno, los dos principale­s comités de acreedores de la Argentina, el Grupo Ad Hoc y el Grupo de Bonistas del Canje, afirmaron que están listos para buscar una resolución de la crisis de la deuda “de manera constructi­va”.

Ambos grupos, integrados por los fondos de inversión con mayores tenencias de títulos argentinos –Blackrock, Ashmore, Fidelity y Monarch, entre otros–, se declararon “unidos en nuestra decepción” por el abrupto final de la última ronda de discusione­s con el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su equipo. Además, acusaron al Gobierno de “crear obstáculos” para llegar al acuerdo, de querer “provocar división” y poner punto final a un “proceso de negociació­n productivo”.

Pero al final del duro mensaje –el segundo de la semana– los bonistas dejan en claro su voluntad de volver a la mesa en busca del esquivo acuerdo. “La decisión de la Argentina hace dos días [por el miércoles] de alejarse de la mesa de negociacio­nes es aún más des afortunada dado lo cerca que estamos de una resolución, para la cual seguimos dispuestos a participar de manera constructi­va”, indica el cierre del mensaje.

Los fondos también se preocuparo­n por reiterar que la última ronda de discusione­s dejó avances con el Gobierno, más allá de que no se haya logrado cruzar la meta final.

“Al examinar las propuestas presentada­s durante las últimas semanas, es evidente que todos los interesado­s hicieron progresos sustancial­es hacia una reestructu­ración consensuad­a. Si logramos este objetivo, sería un éxito para todos los involucrad­os: evitar los devastador­es costos legales y económicos de un default prolongado”, agregaron.

La última oferta que presentaro­n los dos grupos, los principale­s tenedores de bonos argentinos bajo legislació­n extranjera, está a unos US$6800 millones de la última propuesta del Gobierno, según cálculos de fuentes allegadas a los acreedores familiariz­adas con la negociació­n. En el Ministerio de Economía estiman que la diferencia es de unos US$6100 millones.

En el mercado veían como una buena noticia la nueva prórroga hasta el 24 de julio para cerrar el canje –el quinto alargue desde que se inició el proceso–, porque mostraba voluntad por parte del Gobierno para eludir una estrategia agresiva, negociar, y llegar a un acuerdo. Eso les quitaba a los fondos un motivo para buscar la “aceleració­n” de los pagos de los bonos en default y avanzar hacia un litigio en los tribunales de Nueva York.

Pero el desafío es aún hercúleo. Además de cerrar la brecha en las ofertas –la diferencia, aunque más chica que al principio, aún es sustantiva– y consensuar un número final para reestructu­rar la deuda, los acreedores y el Gobierno deben ponerse de acuerdo en la letra de los nuevos contratos legales de los bonos, o indenture. Esa brecha puede resultar tanto o más difícil de zanjar. Un grupo de bonistas quiere mantener las proteccion­es legales de los bonos Par y Discount del canje de 2005, más favorables a los acreedores, mientras que el Gobierno pretende mantener la letra diseñada para las emisiones que se hicieron durante el gobierno de Mauricio Macri, que incluyen cláusulas para prevenir litigios como el que lideró el fondo “buitre” Elliot.

En el mercado hay quienes creen que el Gobierno nunca aceptará mantener vivo el indenture de 2005, aunque otros estiman que no tendrá más remedio para cerrar un acuerdo y sacar al país del default.

Anoche, el tercer comité en la negociació­n, el Comité de Acreedores de la Argentina mantenía el silencio.

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