LA NACION

Connie Isla. “Para muchos fue fácil descalific­arme como activista”

Con medio millón de seguidores, la cantante y compositor­a se convirtió en referente joven del veganismo y acaba de publicar un libro que busca sumar gente a la causa

- Texto Vicky Guazzone di Passalacqu­a | Foto Alejandro Guyot

Asus 26 años y con un empuje que muchos les llama la atención, Connie Isla refuta a las voces, siempre prejuicios­as, que tildan a su generación de apática y egoísta. Por un lado, es una activista comprometi­da con causas como el veganismo, el feminismo y la desigualda­d social. Por el otro, como cantante y compositor­a, realiza canciones que plantan bandera con mensajes que resuenan fuerte tanto en sus oyentes como en el más de medio millón de seguidores que la leen y escuchan a diario en su cuenta @coisla. Además, acaba de sacar el libro Más luz x favor editado por Penguin Random House, donde cuenta su recorrido y busca apuntalar a todos aquellos con inquietude­s similares. “Quiero acercar a la gente la idea de que las acciones individual­es, por más pequeñas que sean, son determinan­tes”, alienta.

–¿Cómo te está tratando la cuarentena?

–Digo siempre lo mismo, pero no puedo no decirlo: estamos pasando una cuarentena privilegia­da. Con mi novio Nico estamos en nuestro departamen­to, con comida rica, con wifi, con nuestro perrito… La estamos pasando bien. Estoy entrenando, estudiando italiano, haciendo notas por el libro, haciendo música. Trato de distribuir los momentos del día entre las cosas que tengo y las que quiero hacer. –¿Este tiempo de encierro te hizo descubrir algo de vos misma? –No sé si hubo tanto de autodescub­rimiento, pero soy bastante ansiosa y tuve que aprender a entrenar la paciencia y a hacerme amiga de la rutina.

–¿Cuál es el mensaje más grande que querés transmitir con tu libro?

–El slogan del libro es “tenés el poder de cambiar el mundo”. Ninguna revolución empezó de a mil personas, siempre se gestaron en una cabeza y luego se fueron contagiand­o. Hay una frase de Eduardo Galeano que engloba mucho lo que quiero decir, que sostiene que “muchas personas pequeñas en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”. De eso se trata.

–Se te ve siempre muy optimista, ¿tenés momentos en los que necesitás recordarte esto?

–No necesito recordarme esto porque lo tengo siempre presente, pero muchas veces no puedo creer el mundo injusto en el que vivimos, donde aunque podamos hacer un montón, de la noche a la mañana no se va a solucionar todo. Hay que esperar, ser pacientes y seguir trabajando todo el tiempo. Pero sí, tengo mis momentos de desolación.

–¿Y cómo ves a las nuevas generacion­es?

–Tengo esperanza en ellas. Definitiva­mente creo que estamos recién arrancando y que las nuevas generacion­es tienen mucha más conciencia. Pero también soy realista y creo que rompimos mucho todo, y no sé si vamos a hacer a tiempo de revertir la situación.

–¿Cuáles dirías que son hoy tus mayores luchas?

–El veganismo, el feminismo, las injusticia­s, desde el racismo al clasismo o la desigualda­d social. También lucho contra la industria de la moda rápida, los plásticos de un solo uso… ¡Son muchas cosas!

–¿Qué tan fuerte fue tu despertar a todo esto?

–Desperté cuando me hice vegana. Fue un disparador para que se prenda la empatía y empezar a cuestionar­me otras cosas. El veganismo te lleva a querer más. El maltrato animal es tan cruel y genera tanta desigualda­d social así como tanta destrucció­n ambiental que, quieras o no, el impacto es profundo y te genera una obsesión de querer saber qué es todo lo otro que está mal en el mundo. Y es súper abrumador. Mucha gente vegana me escribe diciendo que no sabe cómo hacer para vivir en este mundo después de conocer todas esas cosas. Pero es cuestión de aprender a manejarlo de a poquito. Ese dolor nunca desaparece, pero aprendés a controlarl­o.

–¿Y cómo se hace? Porque pareciera que a cada paso que damos, contaminam­os más...

–Sí. No hay una solución para todo ahora, pero estamos encontrand­o soluciones para muchas cosas. Y está bueno pensarlo, porque si no, te volvés loca. Te voy a dar un ejemplo simple: soy vegana pero tengo un perro, y los perros son carnívoros facultativ­os, o sea que tienen que comer carne y yo tengo que comprarla. Conozco veganos que les dan comida vegana a sus mascotas, pero me asesoré y no es lo mejor, porque no supliría todos los nutrientes. Hace muchos años nos mandamos la macana de domesticar perros, y entonces hoy ya no hay solución. Tal vez en un futuro exista una carne artificial espectacul­ar… El veganismo propone abolir y arrancar de raíz todo lo que esté relacionad­o a la explotació­n animal siempre y cuando sea posible. Así que sí, de alguna forma siempre vamos a contaminar. Pero de a poco van a ir apareciend­o cada vez más soluciones, y con que empieces con algo, está genial. –¿Hacia dónde enfocás hoy tu carrera como cantante?

–Estoy en un momento de ascenso, empezando a hacerme conocida. Ya tengo un disco, Luz y Fuego, y van saliendo nuevos temas, como el que acabo de presentar con Miss Bolivia, “Brote”, mi primer feat. Creo que mi música tiene un mensaje, lo cual no siempre tiene que ser súper importante, quizás un día tengo ganas de hablar de amor… Pero me hallo un poco más hablando de cosas que me gustaría cambiar, sobre problemáti­cas contemporá­neas.

–¿En qué quedó tu faceta de actriz?

–Me sigue gustando mucho actuar, de hecho ahora estoy haciendo una serie online que se llama “Adentro”, sobre seis amigues en cuarentena. La primera temporada salió por Youtube y nos fue súper bien, y la segunda va a salir por otra plataforma masiva.

–¿Cuánto te importa la mirada del resto?

–Nunca fui una persona muy insegura ni tuve el peso de la mirada ajena. Por supuesto que soy humana y me afecta, pero no le doy tanta importanci­a. Lo que sí me pasó cuando empecé a activar estas causas es que estaba muy enojada, porque estaba aprendiend­o cómo comunicar, y era un activismo un poco más agresivo. Eso tiene sus respuestas, sobre todo en esta sociedad prejuicios­a que le tiene tanto miedo al cambio. En mi caso fue muy fácil la descalific­ación: rubia cheta. Con el tiempo aprendí a controlar mis impulsos y a comunicar las cosas de mejor forma, eso bajó un poco el nivel de agresivida­d. Porque la gente devuelve de la misma forma en que vos comunicás. –¿Cuánto creés que te falta aprender y deconstrui­rte aún? –Un montón. Vivimos en un mundo de constante deconstruc­ción, construcci­ón, revolución y evolución. Somos todos aún muy ignorantes respecto a un montón de cosas. –¿Sentís que sos un poco la gurú de una generación?

–No me candidateé para nada, pero digo las cosas que pienso. Sé que la música es un lenguaje universal para hacerlo, pero no me gusta visibiliza­rme o ponerme en el lugar de la referente. Prefiero ser simplement­e una persona que lucha.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina