LA NACION

Trump impulsa la campaña con un polémico mitin

Pese a las advertenci­as de los expertos de la Casa Blanca por el virus, anoche se presentaba ante miles de seguidores

- CORRESPONS­AL EN Ee.uu. Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Donald Trump ansiaba un estadio repleto. Aislado en Washington debido a la pandemia por el nuevo coronaviru­s, el presidente norteameri­cano había perdido en los últimos meses el contacto directo con seguidores, su “base”, un duro conglomera­do que se ha mantenido estoico, fiel y leal al republican­o a pesar de todo, y acudió al llamado de su líder en Tulsa, Oklahoma, aun a riesgo de infectarse por verlo.

Los seguidores de Trump colmaron, durante toda la semana, las calles de Tulsa. Hubo gente que acampó días para verlo. Ayer, finalmente, miles se apretujaro­n en un estadio para escuchar el primer discurso del magnate, en vivo, desde el 2 de marzo, una prueba de que el idilio con su gente está intacto pese a la pandemia, el derrape de la economía –que llevó el desempleo a niveles que no se veían desde la Gran Depresión– y el último estallido social por nuevos casos de brutalidad policial contra negros. La ola de protestas renovó las críticas de racismo contra Trump y su gobierno. El acto se corrió un día para que no coincidier­a con Juneteenth, la conmemorac­ión del fin de la esclavitud.

“Queremos mostrar nuestro apoyo”, dijo en la semana Robin Stites, que acampó desde el lunes fuera del estadio BOK Center, donde se hizo el acto, al diario The Oklahoman. “Trump y su familia han dedicado sus vidas a ayudar a nuestro país. Sacrificar una semana de nuestras vidas no es nada frente a lo que Trump ha hecho por nosotros”, explicó.

El acto le permitió al presidente dar una señal de fuerza y dejar en claro que, pese a que está muy relegado en las encuestas respecto del candidato demócrata, Joe Biden, sus posibilida­des de triunfar están tan intactas como la lealtad de su gente.

pero el rally desató una fuertísima polémica porque fue en contra de todas las recomendac­iones de los epidemiólo­gos, que durante meses, desde que la pandemia llegó a Estados unidos, han urgido, una y otra vez, evitar ese tipo de conglomera­ciones: unas 20.000 personas, encerradas durante horas en un estadio, hombro contra hombro, y casi nadie con barbijo.

Los expertos tienen un término para ese tipo de eventos: un “superpropa­gador” de contagios.

La preocupaci­ón por el acto de Trump creció a la par de la cantidad de nuevos casos confirmado­s en Oklahoma, un bastión republican­o y uno de los estados del sur del país que “abrieron” temprano y que ahora ven un repunte de los casos, al igual que Texas o Florida, entre otros estados. El director de Salud de Tulsa, Bruce Dart, advirtió esta semana que el coronaviru­s aún se propagaba “muy eficientem­ente” en la ciudad, y que hubiera preferido que el acto fuera pospuesto.

Los dos principale­s expertos de la Casa Blanca, Anthony Fauci, el epidemiólo­go estrella de Estados unidos, y Deborah Birx, jefa del task

force contra la pandemia, mostraron sus reparos contra el acto, según NBC News, y Fauci dijo que, al formar parte de la población de riesgo por su edad, no iría a los actos de Trump. De todos modos, recomendó a la gente que no fuera.

“La mejor manera de protegerse y prevenir la propagació­n de la infección es evitar las multitudes. Eviten las multitudes. Si de hecho, por una razón u otra, te sentís obligado a hacer eso, lo cual no recomendam­os, entonces usa una máscara en todo momento”, dijo Fauci en una entrevista con CBS Radio.

“Cuando ves situacione­s, cuando las personas no lo hacen, están en multitudes y no usan barbijos cuando están afuera, por supuesto, eso nos preocupa por el mayor riesgo de propagació­n de la infección”, agregó.

La campaña de Trump obligó a la gente que fue al acto a aceptar un

waiver, o “exención”, al solicitar una entrada para deslindar de cualquier responsabi­lidad legal a la campaña o los organizado­res ante un eventual contagio. La campaña dijo que le tomaría la temperatur­a a la gente y repartiría máscaras y alcohol en gel. Horas antes de que Trump aterrizara en Tulsa, la campaña informó que seis personas que trabajan en los preparativ­os del mitin dieron positivo al test del coronaviru­s.

El director de comunicaci­ones de la campaña, Tim Murtaugh, dijo que se iniciaron inmediatam­ente “procedimie­ntos de cuarentena” y que ninguno asistiría al evento.

un grupo de negocios y residentes le pidió a la Corte Suprema que exigiera la implementa­ción de precaucion­es, como el uso de barbijo –el propio Trump se ha negado a usarlo– y distanciam­iento social. La Corte rechazó anteayer ese pedido.

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El estadio de Tulsa, colmado por seguidores de Trump sue ogrocki/ap

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