LA NACION

Las personas con discapacid­ad y el desafío de insertarse en el mercado de trabajo

Hay empresas con planes para contratar a quienes tienen dificultad­es motrices o sensoriale­s; qué debería ocurrir en la administra­ción pública

- por gabriela navarra

“De chico pensaba que mi vida sería mucho más cerrada. Cuando empecé a trabajar, hace casi 8 años, todo cambió. Descubrí facetas mías que no conocía. Me veía en el área de sistemas, pero jamás creí que podría hablar en público, por ejemplo. Trabajar en un buen ambiente, con un buen equipo te dignifica, te potencia, te da independen­cia”.

Las palabras son de Jeremías Gamarra (28), que trabaja en la firma Accenture. Jeremías tiene osteogénes­is imperfecta, “la enfermedad de los huesos de cristal”. Va y viene a la oficina en silla de ruedas, en un vehículo adaptado y se mueve con absoluta comodidad en la oficina, porque el edificio está preparado para que él pueda circular.

Su caso de éxito en el ámbito laboral representa apenas al 30% de las personas con discapacid­ad en nuestro país. El último estudio del Indec, de 2018, consigna que la población discapacit­ada mayor de 16 años asciende al 10,2 por ciento. La mayoría de los niños y adolescent­es con discapacid­ad recibe educación (aunque el nivel alcanzado es variable), pero luego solo un tercio encuentra trabajo.

Pablo Liotti, gerente de Marketing y Sustentabi­lidad de Adecco, observa que “muchas empresas no saben que pueden incorporar un muy buen talento con discapacid­ad; creen que todos se trasladan en silla de ruedas porque el símbolo universal de la discapacid­ad en parte ayuda a distorsion­ar el concepto. Hay muchos tipos de discapacid­ades que no necesitan espacios adaptados”.

En nuestro país se cumple parcialmen­te lo dispuesto por la ley 22.431, que prevé que el 4% de los puestos en la administra­ción pública nacional y provincial y en las empresas prestadora­s de servicios públicos debe ser cubierto por personas con discapacid­ad. “Según el último dato, de 2018, el 0,91% de la planta del personal del Estado eran personas con discapacid­ad”, dice Fernando Galarraga, subdirecto­r ejecutivo de la Agencia Nacional de Discapacid­ad (Andis).

Gabriel Marcolongo, CEO de Incluyeme.com, una empresa B (con un fin social), que trabaja por la inclusión laboral de personas con discapacid­ad en América Latina, comenta que las barreras “suelen comenzar en la entrevista, porque el entrevista­dor se enfoca más en la limitación que en el postulante”. Entonces, dice, hay que cambiar el foco. “Personas con discapacid­ad visual o baja visión pueden utilizar lentes especiales o un magnificad­or y realizar sin problemas una cantidad de tareas”, ejemplific­a.

Otro prejuicio es que las personas con discapacid­ad van a faltar más o tendrán un menor rendimient­o. “Al contrario –dice Liotti–. Hay muchos ejemplos de empleados con un alto nivel de compromiso porque saben que las oportunida­des no abundan”.

Sí puede ocurrir que deban ir más a menudo al médico o a tratamient­os de rehabilita­ción. “Pero eso se sabe desde el momento del reclutamie­nto. Se los ubica en puestos de mayor flexibilid­ad, que hoy es más sencillo gracias a las nuevas tecnología­s”, explica Andrea Durruty, sponsor y directora ejecutiva del programa “Sin Barreras”, de Accenture.

diversidad e inclusión

“El programa comenzó en 2006 –cuenta Durruty–. Quienes ingresan hacen el mismo proceso que todos los candidatos. No hay posiciones específica­s. Actualment­e hay 98 personas con capacidade­s diferentes: motriz, visual, auditiva, condición del espectro autista (CEA), y también un empleado con parálisis total que va a la oficina con su asistente.”

Durruty asegura que “lo que buscamos es incluir, no decir empleamos a ‘equis número de personas’. Los sectores que han tenido empleados con discapacid­ad solicitan más. Es que el clima de trabajo que se crea es distinto. La diversidad siempre suma”.

La adaptación del espacio es una de las claves. Inés Voncini, coordinado­ra del Área de Inclusión y Diversidad del programa de Accenture, explica: “Tenemos baños, rampas, el edificio está totalmente adaptado para personas con discapacid­ad motriz, visual y auditiva. Si sacamos las barreras, el problema se minimiza.”

En nuestro país las empresas privadas que emplean a personas con discapacid­ad tienen beneficios impositivo­s. Pero el CEO de Incluyeme dice que difícilmen­te una compañía las contrata por eso. Los sueldos pueden resultar engorrosos de liquidar, advierte, y en empresas grandes las deduccione­s no tienen gran impacto en las finanzas. “Para las pymes es más interesant­e, pero en general no conocen el tema”, señala.

Lucrecia García Saladino (44) es hipoacúsic­a y trabaja en Administra­ción General de Johnson & Johnson. “Ingresé en 2012 –cuenta–. Desde el inicio, mis compañeros y mi capacitado­ra hicieron que disfrutara de cada jornada y que los considere como una familia. Durante todos estos años me desempeñé en administra­ción, finanzas, fui jefa de secretaria­s. Aprendí un poco de cada nuevo rol. El trabajo me resulta apasionant­e”.

autismo en el trabajo

En la compañía SAP, especializ­ada en software corporativ­o empresaria­l, existe un programa llamado “Autismo en el Trabajo” que coordina Alejandro Masip, director de Proyectos de Finanzas y también papá de un chico de 12 años con Condición del Espectro Autista (CEA)

Actualment­e, el programa tiene 14 empleados. Uno es Guido Cavaliere (30), que trabaja en finanzas. Es bachiller en Ciencias Naturales, habla, lee y escribe muy bien en inglés, toca

el arpa y practica natación. “Trabajar es muy importante –asegura–. Me permite evitar un estado de inquietud, me ayuda a decirle ‘no’ al deterioro. El trabajo te ayuda a sentirte útil, validado, te ayuda a aprender sobre diversidad. Pero no es trabajar de cualquier cosa, es necesario que uno se desarrolle. Creo que las personas con CEA deben animarse a postularse a posiciones laborales”.

En la página web del Ministerio de Trabajo (https://www.argentina.gob.

ar/trabajo/discapacid­ad) se cuenta sobre programas y acciones para favorecer la contrataci­ón de personas con discapacid­ad. Se puede acceder a un sistema de búsquedas y registro para postulante­s e inscribirs­e para entrevista­s. Hay programas de pasantías temporaria­s en empresas, planes de formación y asistencia técnica, talleres protegidos y concesión de pequeños comercios.

Pero en un nivel más alto existen promesas alentadora­s para la población con discapacid­ad. Galarraga afirma que el presidente Alberto Fernández marcó como prioridad cumplir con ese 4% del empleo público que marca la ley para dar trabajo a las personas que tienen alguna discapacid­ad.

“El Presidente nos pidió que nos ocupemos de hacer cumplir definitiva­mente esta ley. Pero eso no se hace de hoy para mañana. Es una política pública que se implementa­rá a lo largo de estos 4 años”, aseguró el funcionari­o.

una ley dispone que el 4% del empleo estatal debe ser cubierto con trabajador­es que tengan discapacid­ad, pero eso no se cumple

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Guido Cavaliere se desempeña en el área de finanzas de la empresa SAP; “es necesario que uno se desarrolle”, considera

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