Descontentos, los runners aceptan que no podrán salir a correr
Así lo admitieron anoche varios deportistas que disfrutaban del aire libre en Palermo
Ayer los porteños salieron a hacer ejercicio pensando en una despedida o, al menos, en un hasta luego. La disputa por el running llegó a su fin. Y en los Bosques de Palermo y el Rosedal, que fueron el epicentro del desorden el 8 de junio, no están muy de acuerdo con la medida.
La actividad física al aire libre, en la próxima etapa del aislamiento preventivo, deberá esperar. El presidente Alberto Fernández anunció ayer el endurecimiento de la cuarentena en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y se dará marcha atrás con las salidas a correr, andar en bicicleta en forma recreativa o caminar en horario nocturno. La medida fue consensuada con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
La medida entrará en vigor el próximo miércoles, cuando comience la nueva fase de la cuarentena para intentar frenar los contagios de Covid-19 para que no colapse el sistema sanitario de la región, donde se concentran la mayor cantidad de casos.
Al pasar cerca de las parejas que corren o caminan, la vuelta atrás en salir a hacer actividad física al aire libre es uno de los temas de charla que más se escuchan en los Bosques de Palermo. Algunos son más enfáticos al mostrar su descontento, mientras que otros solo muestran resignación, pero aceptan la decisión.
“no estoy de acuerdo”, dice Santiago Andreatta, de 31 años, que salió a hacer ejercicio. “La gente ya sabe manejarse. nos educamos para entrar a los locales, entre otras actividades, y para salir a caminar también estamos listos. Es necesario salir a despejarse en medio de esta situación”, añade.
Son las 20 y no hay mucha gente. De hecho, no se volvió a observar en los días posteriores al 8 de junio una escena similar a aquella primera de regreso al running.
María Laura García, de 44 años, camina junto a una amiga por los Bosques de Palermo. Tampoco está de acuerdo con la vuelta atrás en materia de actividad física: “Me parece que está mal. Lo veo como una medida para congraciarse con la Provincia. El mismo Larreta dijo que esto no implicaba un gran riesgo. Estoy en desacuerdo con que nos cataloguen a los runners como si fuéramos una casta distinta. Acá cada uno tiene su historia y solo somos gente que sale a caminar. no soy runner”.
Tampoco se ven agentes que controlen los DNI. Por la avenida Figueroa Alcorta, Agustín Borda, de 39 años, avanza con trote lento: “Respeto la decisión que, supuestamente, la toman sobre la base de lo que dicen los especialistas. Siento que, esta vez, fue más una cuestión de igualar con la provincia, porque ellos no podrían permitir esto, sería un descontrol, y la terminamos ligando nosotros”.
Su compañero, Eduardo Bilazzo, de 42 años, tiene una opinión similar: “Esto es política. Quirós y Larreta defendieron el running, eso me da la pauta de que ahora cambian de idea para consensuar con el resto. De todos modos, hay que acompañar las medidas, lo que digamos son solo opiniones, hay que dejar esto en manos de los que saben”.
La salida de los runners se convirtió en una disputa más allá de la crisis sanitaria. Mientras desde la provincia de Buenos Aires y la nación insistían en cortar la autorización por los riesgos de contagio que implicaba la circulación de gente, desde la Ciudad argumentaban que el deporte al aire libre no implicaba un peligro mayor, fundamento que avalan varios infectólogos. Por esta razón, desde la Ciudad quisieron evitar hasta último momento dar marcha atrás con la decisión.
Inicialmente se permitió correr o caminar a más de dos metros de distancia, dos personas como máximo y sin usar postas aeróbicas. Luego, se amplió la ventana nocturna, pero se limitó la salida según la terminación del DNI. Desde el próximo miércoles hasta el 17 de julio, no se podrá salir a correr en la ciudad.