“Supercepo”: 2,4 millones de personas usaron el cupo de US$200 en mayo
La demanda marcó un nuevo récord en tiempos de restricciones cambiarias; esto explicó casi la mitad de la pérdida de reservas que sufrió el BCRA
La profecía fue realidad: con la brecha cambiaria en máximos no vistos en la primera versión del cepo y alentando expectativas de mayor devaluación, la demanda de dólares por parte del público alcanzó un nuevo récord durante mayo para estos tiempos de compras hipercuotificadas y por hasta 200 dólares por mes para atesoramiento.
Pese a que esas restricciones son acompañadas por un recargo impositivo “solidario” de 30%, las compras privadas –que se habían triplicado en abril– alcanzaron un nuevo máximo en mayo al totalizar los US$451 millones, cifra que casi duplica los US$248 millones adquiridos un mes antes.
Se trata de alrededor de 2.400.000 individuos que se lanzaron a exprimir su cupo (compraron US$190 per cápita en promedio), duplicando la cantidad de personas que compraron en abril y se quedaron con el 46% de las reservas que perdió el Banco Central (BCRA) en el mes, cuando la merma fue de US$ 980 millones.
A su vez, el creciente temor a una devaluación provocó también que las ventas de billetes por parte de personas alcancen un nivel mínimo al totalizar apenas US$13 millones, cursadas por unos 75.000 clientes.
El dato no debe sorprender ya que vender por la plaza oficial implicaba obtener por cada dólar menos de la mitad de los pesos que podían conseguir si la operación se cursaba por el mercado bursátil o canalizaba por el mercado paralelo, una alternativa ilegal, pero que muchas personas usan para sacar mayor rinde a su ahorro.
A esa cifra hay que agregar otros US$83 millones adquiridos para atender gastos realizados con tarjetas de crédito en el exterior, con lo que el total de demanda neta alcanzó los US$ 534 millones, aunque este tipo de gastos habitualmente más vinculados con el turismo cayeron 81% interanual, dado el cierre de fronteras que generó el coronavirus.
Un golpe a las utopías
Las cifras comprueban que la proclama de “soberanía monetaria” que lanzó hace algunos días el ministro Martín Guzmán tiene una dosis muy importante de utopía por el momento. Sana, pero lejana.
Puestos a elegir –y aun con numerosas trabas para poder hacerlo–, los argentinos (en especial sus representantes, a juzgar por lo que se desprende de las declaraciones juradas que se hacen públicas para cumplir con la normativa) prefieren ahorrar todo lo posible en divisas para tratar de quedar a resguardo de posibles sorpresas desagradables.
Las cifras de mayo, si se quiere, son reveladoras al respecto, toda vez que la demanda de dólares creció pese a la marcada inactividad de la economía (que habría caído 15% según cifras preliminares) y el fuerte impacto que eso tuvo en los ingresos de buena parte de la población.
El salto en las compras había sido en buena medida anticipado por la AFIP al declarar a comienzos de mes (cuando informó la recaudación) que ese mes recaudó $11.907 millones por el impuesto PAIS, cifra 160% superior a los $4565 millones que aportó el mismo tributo en abril.
Con la demanda de dólar turista freezada, por la inactividad del sector, el aporte solo podía haber venido por la demanda de billetes o compras realizadas con tarjetas a plataformas y comercios del exterior. Los datos del Balance Cambiario que publicó ayer el Banco Central (BCRA) son toda una radiografía del rebrote que tuvo la desconfianza tras un comienzo de año relativamente calmo. Los indicios al respecto son:
La demanda de divisas por parte de personas escaló hasta US$451 millones (82% respecto de abril) y fue de US$438 millones en términos netos (descontadas ventas).
El número de compradores que habían pasado de 435.000 a 1.200.000 entre marzo y abril se duplicó.
La formación de activos externos (FAE), también denominada fuga de divisas, escaló hasta los US$377 millones, es decir, se duplicó en relación a los US$183 millones de abril, como había anticipado la sostenida escalada que registró el dólar contado con liquidación (CCL) en el mes. Es una cifra que supera 6 veces a la salida de capitales registrada en enero (US$60 millones), cuando recién comenzaba la administración Fernández.
En todos los casos, se trata de los peores números desde que se impuso el cepo extremo el lunes siguiente al triunfo electoral del Frente de Todos, cuando se bajó violentamente el cupo de compras permitido a las personas de US$10.000 a 200 por mes.
La reactivación del apetito dolarizador, en un mercado en que el saldo neto aportado por las empresas del sector real fue de apenas US$23 millones, provocó que la diferencia corriera por cuenta del BCRA, que no casualmente terminó con una baja de US$980 millones en sus reservas internacionales, que habían finalizado el mes en US$42.588 millones.