Imputaron por lavado de dinero al jefe de la barra de Central
Está vinculado con Los Monos y tenía cheques por transferencias de jugadores
El líder de la barra brava de Rosario Central Andrés Bracamonte, alias Pillín, fue imputado por lavado de dinero y seguirá preso a pesar de que sus abogados ofrecieron $1.000.000 de fianza. Fue acusado de usar a su familia y a una red de empresas para “blanquear” ganancias de origen ilícito, que en parte provenían de porcentajes de pases de jugadores que obtenía por extorsiones.
El fiscal Miguel Moreno explicó que en el allanamiento a la mansión en la que vive Pillín en el country Los Álamos, en ibarlucea, en las afueras de Rosario, se secuestró un cheque que fue emitido como parte de pago por el pase de Gastón Ávila, jugador juvenil que Rosario Central vendió a Boca Juniors.
El defensor, que era una promesa de las divisiones de menores, se fue a Boca en 2019, en momentos en que estaba por firmar su permanencia en el club rosarino. Tuvo la desgracia de lesionarse y recién volvió a jugar en la reserva de Boca a principios de este año.
En la casa de Pillín se secuestraron también cheques emitidos por Rosario Central dirigidos a las empresas Vanefra y Ruffino SAS, por
$151.000. Se incautó otro cheque emitido por el club por $660.030 dirigido a Jorge Bilich, representante de jugadores. “Esto confirma la posible participación de Bracamonte en las ganancias de los pases de jugadores”, apuntó Moreno.
Bracamonte hizo otros negocios que están registrados, uno de ellos como monotributista. Le vendió mates y bombillas a Rosario Central por
$465.570.
El abogado Carlos Varela, a cargo de la defensa del acusado, había lanzado duras críticas contra la investigación del fiscal, pero la jueza Pedrana terminó por avalar los argumentos desplegados por Moreno, que puso a Bracamonte en la mira a partir de que su nombre fue mencionado por uno de los sicarios que mató al policía narco Cristian ibarra, asesinado por Ariel Cantero, alias Chanchón, uno de los hijos de Máximo, conocido como El Viejo.
La relación entre Pillín y Los Monos se inició con su llegada a la jefatura de la barra, tras desplazar a tiros y trompadas a Los Chaperos, que compartían el liderazgo en el Gigante de Arroyito. Esos antecedentes y la vinculación con la mafia de los taxis fueron usados por el fiscal para dar contexto a su imputación.
Según el fiscal, Bracamonte utilizó a su familia y a una red de empresas para ocultar el dinero que provenía de hechos ilícitos, que no se desplegaron en la imputación.
Dentro de su familia, su exesposa y su hijo eran las principales pantallas de sus bienes. Natalia Salas, la expareja de Bracamonte, está sospechada de ser la principal testaferro del barrabrava, con la que –según el fiscal Moreno– Pillín “consiguió desviar la atención respecto de un inexplicable y exponencial aumento patrimonial”.
Esta mujer adquirió entre mayo de 2012 y enero de 2013 tres departamentos en el edificio Altos de Alberdi, en la zona norte de Rosario. La exesposa de Bracamonte vive en otra casa de grandes dimensiones en ese barrio cercano al río Paraná. El primer inmueble lo adquirió por US$46.400, según los registros oficiales, pero se sospecha que su precio real es mayor. Los otros dos departamentos los compró el
8 de agosto de 2012 y el 17 de enero de 2013, y los pagó un total de
US$108.000.
Un día después de comprar el último departamento, Salas adquirió un BMW. También compró otros autos, algunos de ellos para usar como taxi, según se sospecha en la investigación. Sumó una flota integrada por un Renault Logan, un Chevrolet Corsa, un Cobal y un BMW 125. Hay otros vehículos que le pertenecerían, como un Mini Cooper –que figura a nombre de la madre de Salas–, dos motos y un cuatriciclo Yamaha. Hay otros tres autos que figuran como taxis que están a su nombre. A nombre de esta mujer aparecen cuatro chapas de taxis, cuyo precio en el mercado es –según el fiscal– de unos US$80.000.
El fiscal señaló que otro de los posibles testaferros de Pillín sería su hijo Andrés Guillermo, de 20 años.