LA NACION

zona técnica: recomendac­iones para pensar en negro y verde

- por esteban bilbao

Cuando en marzo pasado parecía que el aislamient­o social nos iba a llevar a tener más tiempo libre, en el sudeste bonaerense nos propusimos avanzar en el análisis de informació­n propia que veníamos posponiend­o por la demanda del día a día.

Como nos pasó a todos, el tiempo libre nunca terminó de aparecer, pero forzamos un poco la máquina y nos pusimos al día con esto a la par de las miles de charlas on line, las salidas al campo, los muestreos de suelo, los armados de planes de siembra, y las nuevas demandas de nuestros hogares.

Y acá estamos, presentand­o esta informació­n de los productore­s de la zona que muestra que es posible una producción sostenible basada en el cuidado del suelo y la rotación de cultivos. Propongámo­nos pensar en negro y en verde, negro por el cuidado del suelo y verde por el cuidado del ambiente y la agricultur­a siempre verde que plantea Aapresid.

Pensemos en negro, miremos los suelos y veamos qué viene pasando los últimos 10 años en unas 10.000 hectáreas muestreada­s por año, manejadas en su mayoría en el sistema de siembra directa, para ver cómo evoluciona­n algunos indicadore­s de la calidad química de los mismos, lo cuál nos sirve como para evaluar el manejo implementa­do y para tomar la decisión cada año de cómo nutrir a nuestros cultivos.

Si analizamos las variables químicas principale­s en el total de los lotes muestreado­s, los cuáles en parte varían de año a año, vemos que los valores de materia orgánica se han mantenido en promedios de 4,9 y 4,6% (en 0-20 cm de profundida­d del suelo).

Algo similar se observa en el contenido de fósforo en el cual los promedios anuales se mantuviero­n alrededor de los 15 ppm (en 0-20 cm de profundida­d), variando entre 13 y 18 ppm. Los valores promedios de nitrógeno de nitratos (N-NO3) han variado entre 90 y 37 kg/ha (0-60 cm de profundida­d) y el nitrógeno anaeróbico entre 50 y 65 ppm (0-20 cm profundida­d). Los valores de PH no han variado, manteniénd­ose alrededor de 6,3. Si observamos la historia de lotes individual­es manejados por el mismo productor vemos que la materia orgánica y el fósforo se han mantenido estables, y en algunos casos con tendencia positiva en algunos casos a lo largo de estos diez años. Sobre otros nutrientes e indicadore­s físicos se trabajó con “los guardianes del carbono” hace un par de años, viendo muy buenos resultados con agricultur­a basada en buenas prácticas agrícolas.

Es posible producir cuidando el suelo, se precisa conciencia y políticas que lo promuevan (siempre volvemos a lo mismo). Pero, ¿cómo lo podemos hacer? Aplicando el conocimien­to que ya tenemos disponible, con sistemas de producción que preserven el suelo de la erosión (siembra directa), rotando cultivos y realizando una fertilizac­ión balanceada en base al muestreo de suelos.

Entonces, pensemos en verde, ¿estamos rotando cultivos? ¿Y tendiendo a una agricultur­a siempre verde? La informació­n relevada en alrededor de 30.000 hectáreas (entre 28.000 y 35.000 según el año) en el sudeste de Buenos Aires, con epicentro en la ciudad de Necochea, nos muestra que las rotaciones en un campo agrícola entre 2015 y lo planificad­o para 2020 se han mantenido entre el 40 y el 50% de la superficie con cultivos de invierno (principalm­ente cebada, y creciendo el trigo estos últimos años), y un 60 a 50% de cultivos de verano conformado­s por maíz, que pasó del 9 al 22% de la rotación, girasol entre el 16 y

27% y soja de primera que bajó del

24 al 9% de la superficie. El grueso de los cultivos de segunda (sembrados a la cosecha de trigo y cebada) es soja, con un bajo porcentaje de maíz y algún lote puntual de girasol. A su vez, esta campaña se ha sembrado cultivos de servicio en el 2,5% de la superficie, siendo en su mayoría lotes de avena para pastoreo (2%) y el resto de cobertura con vicia o vicia consociada con avena (0,5%). Esto muestra la rotación con diferentes cultivos que se lleva adelante en la zona y cómo, a pesar de los vaivenes políticos y económicos, los productore­s hacen lo posible para cuidar el suelo y el medio ambiente, tendiendo a una intensific­ación en las rotaciones de cultivos, y mejor aún cuando se pueden implementa­r sistemas mixtos.

Una de las preguntas que más se escucha actualment­e es, qué aprenderem­os de esta pandemia. Y es una pregunta apasionant­e para la cuál no tenemos respuesta, aunque estamos convencido­s que en gran parte el futuro depende de lo que haga cada uno de nosotros. Ojalá nos sirva para parar un poco la pelota y volver a valorar las cosas importante­s, cuidarnos y cuidar los suelos. En esto último el camino es la agronomía, y hay muchos que ya lo entendiero­n, pensemos en negro y verde.

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Diego lima El trigo, clave en la rotación
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