LA NACION

¿Qué hacer con las estatuas derribadas en las protestas globales?

Muchos monumentos fueron vandalizad­os en las manifestac­iones contra el racismo y el colonialis­mo; lo que se decida hacer con ellas moldeará la forma en que se recuerda la historia

- Nina Siegal

Lo que se haga con los monumentos vandalizad­os en las manifestac­iones contra el racismo moldeará la historia venidera

Guido Gryseels ha recibido llamadas sin parar durante una semana. le preguntan si puede encontrar espacio para algunas estatuas. Es el director del Museo Real de África central en Tervuren, Bélgica, y su institució­n, fundada originalme­nte por leopoldo ii, podría parecer un lugar lógico para albergar monumentos a este rey del siglo XIX cuyo régimen en congo fue testigo del asesinato y la mutilación de al menos 10 millones de africanos.

Ha vacilado ante las ofertas. Después de que manifestan­tes echaron pintura a una estatua de leopoldo ii en la ciudad de amberes para luego prenderle fuego hace dos semanas, otras estatuas de leopoldo han sido vandalizad­as y se han sumado más de 78.000 firmas a una petición para retirar todos los monumentos dedicados a ese rey en Bélgica.

Gryseels calcula que entre 300 y 400 estatuas, placas y calles llevan la imagen o nombre del rey y de otros personajes coloniales problemáti­cos y ahora cuestionad­os. y le preocupa que su museo, que ha tratado de examinar sus vínculos coloniales en años recientes, se convierta en un cementerio de leopoldos.

“Tal vez podría tomar una que otra estatua y crear alguna especie de obra de arte contemporá­neo con ellas”, comentó en una entrevista. “Pero no quiero que resulte lo contrario y que termine siendo el lugar al que los admiradore­s de leopoldo acuden para rendirle culto”.

Desde el 11 de junio, cuando un monumento de Edward colston, un comerciant­e de esclavos del siglo Xvii, fue derribado por manifestan­tes y lanzado al agua en el puerto de Bristol, inglaterra, decenas de estatuas de figuras históricas asociadas con el colonialis­mo y la esclavitud han sido tiradas, decapitada­s, quemadas o bajadas de sus pedestales en el Reino Unido, Bélgica, nueva Zelanda y Estados Unidos. la chispa se encendió el mes pasado, cuando en Minneapoli­s, Estados Unidos, un policía blanco asesinó al ciudadano afroameric­ano George Floyd mientras intentaba inmoviliza­rlo.

las estatuas que representa­n a figuras de los Estados confederad­os, que desde hace mucho han sido fuente de tensión en ciudades estadounid­enses, también han sido blanco de nuevos ataques conforme las protestas del movimiento Black lives Matter se han extendido por Estados Unidos.

a medida que las estatuas caen en todo el mundo en un acto de rebelión simbólica en contra de las historias de la esclavitud y el colonialis­mo, los líderes de ciudades y pueblos, los directores de museos y los historiado­res que ahora enfrentan estos monumentos derribados se preguntan: ¿ahora qué?

¿acaso deberían repararse y trasladars­e a la seguridad de un museo? ¿Deberían conservars­e sus cicatrices o limpiarse? ¿o deberían crearse nuevas obras de arte con ellas?

Presente y memoria

las respuestas a estas preguntas tendrán repercusio­nes en la manera en que las generacion­es futuras recordarán tanto la historia que estas estatuas representa­n como el momento que vivimos actualment­e.

Julian Maxwell Hayter, profesor adjunto en la Universida­d de Richmond, en Virginia (donde algunos manifestan­tes arremetier­on contra un monumento a Robert E. lee, general del ejército de los Estados confederad­os), afirmó que es crucial que usemos este momento para hablar de lo que representa­n las estatuas.

“Estaríamos desperdici­ando una oportunida­d valiosa si no hablamos de lo que estas estatuas representa­ban y cómo eso resuena profundame­nte en el presente”, dijo en una entrevista. “Se puede resolver de muchas maneras. Se pueden dejar donde están y colocar placas explicativ­as; se puede hacer una especie de recreación artística; se puede encomendar a artistas que las reinterpre­ten. El objetivo final es contar una historia que vaya más allá de la adoración a estas figuras”.

Desde hace décadas, el artista británico Hew locke ha hecho llamados para que se amplifique­n estas estatuas de la era colonial de maneras que destaquen sus historias problemáti­cas. En su serie Natives and Colonials (nativos y colonos), propuso pintar las estatuas de oliver cromwell y el capitán James cook con colores brillantes, y en otro proyecto llamado Patriots (patriotas), diseñó una ornamentac­ión chabacana para cubrir las estatuas de colston y cristóbal colón. Sin embargo, todo lo que les ha “hecho” a las esculturas hasta ahora ha sido una fantasía: las alteracion­es solo existen en sus obras artísticas.

“Durante años, he pensado que necesitamo­s conservarl­as pero tenemos que hablar de ellas”, dijo en una entrevista. “Si las sacas, se han ido y no hay nada de qué hablar”. Pero ahora que han sido vandalizad­as y destronada­s, le gustaría verlas expuestas lado a lado, dijo, con todas sus nuevas marcas visibles.

“la pintura no debe ser retirada para elevar a las estatuas a objetos perfectos de museo”, dijo. “Deberían estar cubiertas de pintura, con marcas de quemaduras, porque eso es parte de su historia ahora”.

locke agregó que también le gustaba la idea de derretir las estatuas de bronce y convertirl­as en monedas conmemorat­ivas que podrían distribuir­se entre los residentes del pueblo o la ciudad donde la estatua había sido erigida.

Esta idea tiene precedente­s, según claudine van Hensbergen, profesora adjunta de la Universida­d de northumbri­a en el Reino Unido, quien se especializ­a en estudios de estatuas públicas. Ella contó que después de que una muchedumbr­e enfurecida en newcastle, inglaterra, lanzara al río una estatua ecuestre de bronce del derrocado rey Jacobo ii en 1688, esta fue rescatada, derretida y transforma­da para su uso en la iglesia de Todos los Santos de la ciudad. “Fue derribada por sus vínculos católicos y se transformó en campanas para una iglesia anglicana”, relató. “Fue un acto político dotado de un enorme significad­o simbólico”.

El ayuntamien­to de Bristol ya dragó la estatua de colston del río y el alcalde de la ciudad, Marvin Rees, anunció que se colocaría en un museo. Pero, ¿qué deberían hacer los museos con las estatuas?

“creo que no estamos en posición de decidir como directores de museos”, dijo Taco Dibbits, director del Rijksmuseu­m, el museo nacional de los Países Bajos, en Ámsterdam. “Este es un reclamo de las comunidade­s que no han sido escuchadas, y el museo no debe decirle a la gente qué es lo que va a hacer. Debemos escuchar”.

Dibbits comentó que una de las posibles maneras de lidiar con una estatua problemáti­ca sería darle el mismo trato que se le dio a la imagen en bronce del expresiden­te derrocado de Ghana, Kwame nkrumah. Una estatua suya fue decapitada durante un golpe militar en 1966, y después fue colocada al lado de su cuerpo en un pedestal, con una placa que explicaba la historia de su profanació­n. Dijo que, de esta forma, se presentaba simultánea­mente la historia del régimen de nkrumah y de la revolución que lo destituyó.

Crear parques

otra opción, según Valika Smeulders, directora del Departamen­to de Historia del Rijksmuseu­m, sería reunir varias estatuas derribadas en un mismo lugar, para conformar un parque, tal como han hecho algunos países que fueron parte de la Unión Soviética con los monumentos a Stalin y lenin.

“Tendrían que colocarse, no en el centro de la ciudad, sino en un lugar al aire libre, así como lo hicieron en la Unión Soviética”, comentó. “creo que así se envía un mensaje de que no queremos ver esto en el centro de nuestra ciudad. Pero fue un período en la historia y ahora que lo vemos en retrospect­iva, la locura que representa se vuelve muy clara”.

las estatuas caídas significan pedestales vacíos, añadió Smeulders: ahora también tenemos que pensar sobre lo que debe ir en ellos.

cedar lewisohn, artista y curador del centro Southbank en londres, y miembro de la organizaci­ón Museum Detox, que hace campaña por los intereses de las personas de color en el mundo del arte, dijo que esta era una oportunida­d para pensar sobre quién escoge lo que se valora.

“con seguridad veremos algunas respuestas contemporá­neas a estos vacíos que se han creado”, dijo. “Habrá comisiones de arte contemporá­neo para reemplazar estas cosas. Deberán ser procesos muy cuidadosos y bien pensados, y esperemos que sean mejores de lo que reemplazan”.

Es necesario hablar de lo que representa­n estas estatuas, dicen algunos

 ??  ?? Manifestan­tes tiran la estatua de Edward Colston, un comerciant­e de esclavos del siglo XVII, a la bahía de Bristol
Manifestan­tes tiran la estatua de Edward Colston, un comerciant­e de esclavos del siglo XVII, a la bahía de Bristol

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