“Tuvimos que hacer una innovación por necesidad”
La empresa Softys reconvirtió sus plantas de artículos de higiene para iniciar la producción de material para combatir la pandemia
La pan de mi a fue el momento oportuno para que muchas empresas demuestren su compromiso con la comunidad en la que están insertas, sean “ganadoras” o “perdedoras” de esta crisis global que no se compara con ninguna otra.
Softys, la empresa de productos de higiene y cuidado personal que tiene marcas como Elite, Sussex e Higienol, vivió una demanda pico en las primeras semanas en las que avanzó el Covid-19 en medio de un furor por las compras de stockeo, y especialmente de sus productos. En la Argentina, fue en la segunda quincena de marzo, dice su director general, Juan La Selva, en diálogo con la nacion. “Había un abastecimiento por una creencia de que iba a haber desabastecimiento. Hubo un vuelco en los hogares hacia el consumo del papel higiénico, por lo que recuperamos lo que perdimos en el negocio profesional”, describe. Fue un avance de 20 puntos en unidades durante marzo, detalla. En pleno boom de sus productos, la planta de Softys se reconvirtió para inaugurar una nueva línea de producción de barbijos tipo quirúrgico que ya está operativa. Con esta herramienta, la firma podrá distribuir de manera gratuita 1 millón de barbijos por mes durante los primeros tres meses a entidades de salud.
Luego, además, hay un plan de comercializarlos en el sistema de salud, pero también al público con la marca Elite. Los barbijos tricapa se venderán en farmacias.
Fue una “innovación por necesidad”, dice La Selva, porque la firma tuvo que salir a comprar barbijos para su personal, que siguió trabajando durante la cuarentena total por ser parte de un sector que se considera esencial, y se encontró con escasez y sobreprecios, dos inconvenientes que tuvieron la mayoría de quienes intentaron comprar este elemento a inicios de la pandemia.
“Surgió la iniciativa de ver si nosotros, que estábamos tan cerca de fabricarlos, podríamos hacerlo. De allí surgió que había cinco máquinas en Taiwán disponibles y las compraron y las distribuyeron”, explica. La producción de barbijos se realiza en la Argentina y otras cuatro filiales del grupo multinacional: Brasil, Perú, Chile y México, lo que sumará un nivel de producción total de 20 millones de barbijos mensuales en la región. En la Argentina, se fabricarán 1,5 millones al mes.
En la Argentina, Softys es la filial de Empresas CMPC, especializada en producción de productos de higiene y cuidado personal. Vende a consumidores y a hospitales, clínicas y centros de atención de salud. Tiene operaciones en ocho países: Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, México y Uruguay.
En esta cuarentena, las dos plantas de Softys, en San Luis y Zárate, siguieron produciendo los siete días de la semana, a lo que se agregó la máquina de barbijos, que entró en operaciones a fines de mayo. “Tomamos personal interno porque hubo que hacer una capacitación remota relámpago”, detalla. Fueron 16 puestos de trabajo los que se necesitaron, que a su vez fueron reemplazados por otros nuevos.
La decisión llegó un poco por sorpresa, aunque se organizó rápidamente. “No estaba en nuestro plan estratégico entrar en el negocio de los barbijos”, apunta La Selva. Sobre los planes a futuro de la compañía, dice que por el momento se está focalizando en el negocio del tissue y en el área de cuidado personal y en “ir analizando la demanda en la medida que surjan oportunidades”.