LA NACION

Vacaciones sin salir. Los padres apuestan a la tecnología y el juego

En un receso escolar atípico, los especialis­tas recomienda­n flexibiliz­ar la hora de dormir y el tiempo frente a pantallas; también, que la familia comparta actividade­s recreativa­s

- María Paula Etcheberry

No habrá paseos por la ciudad. Tampoco, visitas de amigos. Ni salidas al cine ni al teatro. En las plazas de la ciudad y el conurbano bonaerense, no se verán niños jugando ni grupos de adolescent­es reunidos. Así será la postal de las atípicas vacaciones de invierno que se aproximan, previstas para la segunda mitad de este mes, entre el 20 y el 31. Frente al aislamient­o obligatori­o para frenar la propagació­n del nuevo coronaviru­s, las familias deberán quedarse en sus casas durante el receso escolar. ¿Qué hacer con los chicos en este período de descanso, encerrados entre cuatro paredes?

Para algunos padres, perder la rutina de las clases virtuales es una preocupaci­ón; para otros, un alivio. Los especialis­tas consideran que es importante que niños y adolescent­es puedan descansar de las clases online y que se flexibilic­en ciertas rutinas, como la hora de dormirse y despertars­e, o la cantidad de tiempo que pasan frente a las pantallas. Si ambos padres trabajan a distancia, recomienda­n turnarse para compartir al menos una vez al día una actividad con los hijos.

Los juegos de mesa, las películas y las series se imponen como alternativ­a para entretener­se en cuarentena. “Queremos descansar, estamos agobiados de tantas clases por Zoom. Tienen tres por día cada uno”, afirmó Carolina González, de 45 años, madre de dos chicos de 9 y 12 años que asisten a una escuela primaria de Villa Urquiza. “Para las vacaciones, a Netflix le voy a sumar los alquileres pagos de Flow y estoy pensando en sumar Amazon Prime. Mi hijo varón arrancó un curso de robótica una vez por semana. Es interesant­e. Le dan trabajos para hacer y se entretiene. Aporta a que por lo menos dentro de lo que hace en la computador­a haga otra cosa y no solamente jugar videojuego­s”, completó.

Precisamen­te, los especialis­tas indican que es necesario descansar de las clases online. No solo para los padres, que deben ayudar a sus hijos con las tareas, sino también para los propios chicos. “Las clases virtuales cansan y agotan mucho. Hay que tener mucha concentrac­ión para estar atento a todo lo que pasa en la pantalla. Los chicos necesitan descansar de esta actividad. Las vacaciones van a ser un alivio y un descanso de esas clases en las que hay que estar presente con la cámara y que son muy exigentes”, apuntó Felisa Widder, médica pediatra, psicoanali­sta especializ­ada en niños y miembro titular de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina (APA).

“Un consejo es que se relajen, que se distiendan, que los padres aflojen con la exigencia. Que los chicos estén libres, y que puedan levantarse o acostarse más tarde si quieren”, agregó Nora Koremblit de Vinacur, psicoanali­sta especializ­ada en niños y adolescent­es.

Para otros, en cambio, las clases virtuales son una rutina que ordena los horarios de la casa. Y perderlas temporalme­nte les preocupa. “El hecho de no tener tareas me alivia. Pero a la vez me genera ansiedad, por la cantidad de tiempo libre encerradas que vamos a tener. Dentro de todo, las clases son ordenadora­s y ya tenemos nuestras rutinas armadas”, dijo Laura Vitullo, docente, de 40 años, que vive en Villa Pueyrredón y tiene una hija de 6.

Como ella también va a tener vacaciones, se imagina compartien­do con su hija juegos con muñecos y bloques, o juegos de mesa juntas. También piensa flexibiliz­ar el uso de pantallas. “Va a tener muchas menos restriccio­nes que ahora en cuanto a las pantallas y los dibujitos”, completó. Es la primera vez que no viajará a Córdoba para las vacaciones de invierno.

“Es lógico que se flexibilic­e un poco el uso de las pantallas en este contexto. Los padres necesitan trabajar. Y las pantallas muchas veces evitan conflictos”, observó Widder.

Eso mismo consideró Mauro Morrone, de 40 años, padre de un chico de 11 que asiste a un colegio primario de la zona norte del Gran Buenos Aires: “En estas circunstan­cias no me preocupa tanto el uso de pantallas. Hoy tenemos que ser un poco más flexibles, por lo que significa el encierro. La Play es un medio de socializac­ión porque él juega con otros amigos. Aunque tenga cosas en contra, la tecnología aporta soluciones porque les permite socializar”.

Para poder articular mejor las vacaciones de su hijo con su vida laboral, piensa pedirse unos días en el trabajo. Espera poder compartir tranquilos un desayuno juntos, poder ver películas, jugar al Uno o hacer un asado con su hijo. “Lo mejor que le puede ofrecer uno a un chico es su tiempo”, sostuvo.

Por eso, los especialis­tas destacan la importanci­a de dedicar

Carolina González 45 años “Queremos descansar, estamos agobiados de tantas clases por Zoom: tres por día cada uno. Para las vacaciones, a Netflix le voy a sumar Flow”

Mauro Morrone 40 años “En estas circunstan­cias, no me preocupa tanto el uso de pantallas. La Play es para mi hijo un medio de socializac­ión, porque él juega con otros amigos”

aunque sea un momento del día a compartir una actividad con los hijos. Incluso para los padres que trabajan a distancia y no pueden tomarse vacaciones. “Si ambos teletrabaj­an se pueden ir turnando. Uno trabaja unas horas y el otro acompaña a los chicos. Muchas veces los padres están muy abocados al trabajo y los chicos quedan muy solos. Es importante tener un momento en el que se pueda cortar el trabajo, aunque sea unos 20 minutos para almorzar”, explicó Vinacur.

Los padres de adolescent­es se enfrentará­n a otro desafío. Si bien sus hijos ya son más independie­ntes, transitan una edad en la que sufren más no poder salir. “Con los adolescent­es es más difícil que con los chicos chiquitos. Suelen juntarse en grupo y salir entre ellos en vacaciones de invierno. Van a pasar la tarde a la plaza, escuchando música y tomando mate. Eso no va a poder ser. Va a ser raro este año”, dice Lucila Bringas, de 45 años, madre de una chica de 17 años que asiste al último año de secundaria en una escuela pública de la Capital.

“La adolescenc­ia es el momento de apoyarse en el grupo de amigos y despegarse de los padres. Esto, que es fundamenta­l para la salud mental, está inhibido en este momento. Los adolescent­es están muy enojados con la situación y, al no poder encontrars­e con sus amigos, tienden a encerrarse mucho en el cuarto. Hay que acompañarl­os, hablar mucho con ellos y tratar de compartir más la vida. Es importante escuchar sus protestas”, agregó Widder.

“Los chicos y los profes necesitan vacaciones y se las merecen más que nunca, después de todo lo que trabajaron en esta nueva modalidad. Espero que las disfruten de la manera que puedan. En casa será viendo series, películas, leyendo, cocinando y armando juegos”, concluyó Bringas.

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Gentileza Mauro Morrone (izq.) y Laura Vitullo (der.) se preparan junto con sus hijos para unas vacaciones inéditas
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