Detuvieron a un disidente que criticó a Xi por la gestión del coronavirus
El profesor universitario y activista Xu Zhangrun había acusado a Pekín de impedir la difusión de información verídica sobre la pandemia
PEKÍN.– El influyente disidente chino Xu Zhangrun fue detenido ayer en Pekín después de publicar un artículo en el que acusaba al gobierno de gestionar mal la pandemia y de mostrar una “impotencia sistemática” para controlar el coronavirus.
Xu, profesor de la Universidad de Tsinghua presuntamente vinculado al gobierno de Australia, realizó su doctorado en la Universidad de Melbourne en 2000. Según indicaron activistas, habría sido detenido a las 10 hora local, después de publicar varios artículos críticos contra las autoridades chinas. La policía no ha comentado públicamente sobre el arresto y no queda claro qué cargos enfrenta.
Un amigo indicó que la esposa de Xu había recibido una llamada en la que le informaron que había sido acusado de solicitar prostitución mientras estaba en la ciudad de Chengdu con otros académicos. Pero el amigo desestimó la acusación como “ridícula”.
Por su lado, compañeros de trabajo del profesor confirmaron en grupos de redes sociales que el opositor fue arrestado en su casa, ubicada en las afueras de Pekín, por más de 20 personas.
“nos contaron que esta mañana llegaron un montón de policías en una decena de coches. no sabemos por qué se lo llevaron esta vez”, agregó uno de los amigos, citado por el periódico de Hong Kong South China Morning Post.
Los textos de Xu salieron a la luz en febrero y acusan a las autoridades de quedarse “alegremente mirando” mientras se “perdía una oportunidad fundamental para contener el virus”. El gobierno los tildó de “provocativos”.
“La causa de todas estas mentiras, últimamente, se debe al presidente, Xi Jinping, y a los que lo rodean”, señaló en un artículo difundido por la Universidad nacional de Australia. Así, Xu acusó al gobierno chino de imponer severas medidas contra la difusión de información “verdadera” y de ignorar “conscientemente” su responsabilidad en la crisis del coronavirus.
Para el activista, la pandemia de coronavirus reveló el “corazón podrido del gobierno chino”, así como el “vacío inquietante del Estado, que ha quedado a la luz como nunca antes”, según citó el diario The Sydney Morning Herald.
Las autoridades chinas, no obstante, han mantenido que actuaron de forma rápida para contener la pandemia al cerrar la provincia de Hubei, primer foco de infección, en febrero. Allí residen unos 60 millones de personas. Ese cierre fue posteriormente respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un corresponsal de la BBC en Pekín dijo que Xu siguió un camino cada vez más peligroso. Se le prohibió enseñar en la Universidad de Tsinghua después de que se hubo pronunciado en contra de la eliminación de los límites del mandato presidencial, lo que le permitió al líder Xi Jinping permanecer en el cargo de por vida.
Además, Xu ya se encontraba bajo arresto domiciliario tras la publicación de su último artículo: “Puedo predecir ahora de forma muy sencilla que habrá mayores castigos”.
Geng Xiaonan, un amigo del profesor, señaló a The New York Times que Xu estaba “mentalmente preparado para que se lo llevaran”.
“Tenía una bolsa con ropa y un cepillo de dientes colgando de la puerta de su casa para este momento”, indicó.
Tensiones con Australia
La pandemia del coronavirus dejó en evidencia algunos problemas subyacentes entre China y Australia que amenazan los multimillonarios ingresos que el gigante asiático tiene en el país oceánico.
La escalada actual comenzó cuando Australia pidió que se abriera una investigación internacional independiente sobre los orígenes del nuevo coronavirus, algo que también solicitó Estados Unidos.
“Han tenido cientos de miles de muertos, millones de personas han perdido sus empleos y miles de millones han visto sus vidas afectadas. Lo mínimo que el mundo puede esperar es que haya una investigación. Y Australia no está sola [en pedir esa investigación]”, dijo hace dos meses el ministro de Comercio, Turismo e inversión de Australia, Simon Birmingham.
El reclamo enfureció a Pekín, que respondió unos días después mediante la prohibición de la importación de algunos procesadores de carne vacuna de Australia. Después impuso aranceles del 80% a la cebada australiana, y aseguró que el producto había incumplido las normas comerciales.
Luego llegó el turno de las universidades. China recomendó a todos sus ciudadanos que evitaran viajar a Australia, con la advertencia que había habido un “aumento significativo” de ataques racistas contra gente de origen asiático.
“nunca nos dejaremos intimidar por las amenazas ni negociaremos nuestros valores en respuesta a la coerción, venga de quien venga”, respondió a mediados de junio el primer ministro australiano, Scott Morisson.
“Tanto China como Australia han actuado de manera poco racional en su diplomacia y se han expuesto mucho”, dijo a BBC Mundo Kerry Brown, especialista en política china del King’s College y exdirector de Centro de Estudios de China de la Universidad de Sídney.