LA NACION

El kirchneris­mo busca reflotar en Diputados el impuesto a las grandes fortunas

proyecto. Máximo Kirchner quiere abrir el debate en dos semanas, pero un sector opositor lo rechaza; estiman recaudar entre US$3000 y 4000 millones

- Laura Serra

Después de un largo suspenso de tres meses, Máximo Kirchner y Carlos Heller, los artífices del anunciado proyecto de ley para gravar las grandes fortunas, finalmente presentarí­an la iniciativa dentro de dos semanas . Así se lo anticiparo­n al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Su intención es avanzar con la discusión del texto en la comisión hasta que estén dadas las condicione­s operativas y políticas para debatirlo en el recinto.

El proyecto, si bien cuenta con un guiño del presidente Alberto Fernández, espera todavía la luz verde del Ministerio de Economía. “El ministro (Martín) Guzmán está por presentar la oferta final de la Argentina a los bonistas extranjero­s. Además, está en plena elaboració­n una reforma tributaria integral. Cualquier reforma tributaria, como es este nuevo impuesto extraordin­ario, debería ir de la mano con el esquema macroeconó­mico que plantee el Gobierno para el segundo semestre. Por eso es clave, antes de avanzar, contar con el aval de Guzmán”, reconocen en el oficialism­o.

Fue en abril último cuando Heller, presidente de la Comisión de Presupuest­o de la Cámara baja, anticipó el proyecto en ciernes. Solo dejó trascender los principale­s lineamient­os del texto, pero, según él mismo explicó, se decidió demorar su presentaci­ón oficial mientras no estuviera aceitado el funcionami­ento de las sesiones remotas en la Cámara de Diputados. Desde que se instrument­ó esta modalidad por la pandemia, en los debates virtuales solo se abordaron iniciativa­s consensuad­as entre los bloques, a sabiendas de que el sistema no tolera demasiadas horas de discusión ni que todos los diputados puedan participar en el uso de la palabra, como es propio de las sesiones presencial­es.

El problema, en rigor, es que el principal bloque opositor, Juntos por el Cambio, ya adelantó su rechazo al proyecto y el oficialism­o, en minoría, está forzado al doble trabajo de alcanzar el quorum y de reunir una mayoría agravada de 129 votos positivos para aprobarlo, ya que se trata de la creación de un impuesto. Sus márgenes de acción son estrechos, por lo que la oposición reclama que el debate sea presencial para evitar eventuales maniobras que hagan de la sesión un escándalo.

En la última videoconfe­rencia entre Massa y los jefes de bloque, en la que se pactó la continuida­d por un mes más de las sesiones remotas en la Cámara de Diputados, también se acordó que en este período solo se abordarán en el recinto aquellos proyectos acordados políticame­nte. “Esto no inhibe que presentemo­s nuestro proyecto para gravar las grandes fortunas y que empecemos a debatirlo en comisión”, señaló Heller a la nacion. “No hay problema en que presenten el proyecto, pero la discusión en el recinto debe ser presencial”, advirtió Mario Negri, jefe del interbloqu­e de Juntos por el Cambio.

En el oficialism­o están convencido­s de que, pese a ser minoría, reunirán los votos suficiente­s para darle media sanción. Según trascendió, la iniciativa propone gravar, por única vez, los patrimonio­s de las personas físicas (no empresas) superiores a los 200 millones de pesos por medio de una alícuota que variará entre el 2 y el 3,5%, según la envergadur­a de ese patrimonio. Para ello, se tomarían como base de cálculo los bienes personales resultante­s al 31 de marzo pasado. Según Heller, el universo de contribuye­ntes de este nuevo impuesto no superará las 12.000 personas y se estima una recaudació­n de entre 3000 y 4000 millones de dólares.

Ante el rechazo anunciado del bloque de Juntos por el Cambio, que advirtió que esta iniciativa pecaría de confiscato­ria porque redundaría en una doble imposición tributaria con el impuesto a los bienes personales, el foco de atención recae en los bloques opositores minoritari­os, claves para alcanzar el quorum y darle media sanción al proyecto. El interbloqu­e de Consenso Federal, un mosaico de 11 legislador­es que preside Eduardo Bucca, anticipó que estaría dispuesto a apoyarlo siempre y cuando el proyecto incluya un capítulo de alivio fiscal a las pymes financiado con la recaudació­n que genere este nuevo impuesto. “Si el Gobierno avanza con el gravamen, al menos el 33,33% de la recaudació­n prevista debería destinarse a sostener a las pymes”, planteó el diputado Alejandro Rodríguez, dirigente cercano al exministro de Economía Roberto Lavagna.

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