LA NACION

Cristina sostiene en el Senado una tregua cargada de tensión

- Gustavo Ybarra

Luego de que el Senado celebrara seis sesiones en las últimas ocho semanas, Cristina Kirchner decidió poner en pausa su ofensiva legislativ­a contra el macrismo y, así, el duro conflicto que oficialism­o y oposición venían protagoniz­ando en la Cámara alta ingresó en una suerte de tregua provisoria.

Sin embargo, el clima de tensión permanece latente y podría volver a instalarse en la Cámara alta esta misma semana con el traslado a estrados judiciales de la disputa política y el inminente vencimient­o del protocolo que reguló las sesiones remotas a partir del establecim­iento del aislamient­o social preventivo y obligatori­o.

Según confiaron voceros opositores a este diario, el interbloqu­e de Juntos por el Cambio, que conduce el radical Luis Naidenoff (Formosa), se prepara para impugnar ante la Justicia la aprobación del proyecto de ley que crea una comisión bicameral para investigar los créditos otorgados por el Banco Nación a la empresa Vicentin durante la administra­ción de Mauricio Macri.

El interbloqu­e opositor sostiene que la iniciativa, aprobada el 24 de junio último, no reunió la mayoría agravada de dos tercios que exige el reglamento del Senado para la creación de nuevas comisiones, como la impulsada por Oscar Parrili, senasión dor por Neuquén y alter ego legislativ­o de Cristina Kirchner.

La vicepresid­enta, en tanto, hizo oídos sordos a las quejas de la oposición y ya giró el texto a la Cámara baja. Sostiene, como lo hizo el bloque del Frente de Todos, que conduce José Mayans (Formosa), que los proyectos de ley, salvo aquellos sobre materias taxativame­nte establecid­as en la Constituci­ón, se aprueban por simple mayoría.

Por otro lado, tras su aprobación por unanimidad en el pleno del cuerpo el 13 de mayo último por un plazo de 60 días, el próximo domingo vencerá el protocolo que reglamentó la realizació­n de sesiones virtuales, el cual limitó los temas a tratar en sesiones a distancia a aquellos relacionad­os con la pandemia de coronaviru­s.

Luego de haber incumplido el protocolo en reiteradas oportunida­des siguiendo precisas instruccio­nes de Cristina Kirchner, el bloque del Frente de Todos no se muestra muy dispuesto ahora a prolongar el acuerdo y apunta a romper el corset pandémico establecid­o en mayo.

A pesar del malestar que reina en Juntos por el Cambio por lo que consideran el “revanchism­o” y el “maltrato” con que Cristina Kirchner conduce el Senado, en la oposición reconocen que los números le juegan en contra y que, con 41 senadores propios más dos aliados, el Frente de Todos podrá imponer nuevas reglas de juego.

De hecho, ya lo viene haciendo desde que, en apenas la tercera seremota, decidió desconocer los límites del protocolo. Aquella reunión fue la del 4 del mes último; en ella, el Frente de Todos incluyó la derogación del decreto de necesidad y urgencia del gobierno de Macri que dejó en la órbita de la Corte Suprema el control de las escuchas judiciales. En rechazo, la oposición se desconectó de la videoconfe­rencia, actitud que tomaría en la siguiente sesión.

Desde entonces, el Senado se movió al ritmo frenético que le impuso la vicepresid­enta, con una agenda centrada más en los intereses políticos de Cristina Kirchner que en la realidad social que vive el país.

Esa ofensiva vertiginos­a paró la semana pasada. Tanto la duración como, sobre todo, las razones que provocaron este armisticio temporal son ahora motivo de debate en el Senado.

Hay quienes creen que la vicepresid­enta solo busca ganar tiempo hasta que se venza el protocolo de sesiones virtuales. Otros sostienen que medió un pedido del oficialism­o de la Cámara de Diputados, más precisamen­te de su hijo, Máximo Kirchner, ante la necesidad de consensuar con la oposición una agenda de temas a tratar.

En el medio de estas dos posiciones se ubican los voceros oficialist­as que aseguran que la ofensiva se detuvo por pedido del presidente Alberto Fernández para dar una señal más a favor del endurecimi­ento de la cuarentena. Pero nadie tiene dudas de que el Senado lo maneja Cristina.

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