Labor social
El inusitado panorama provocado por la actual pandemia afecta a todos los sectores productivos y del ámbito de la labor social de nuestro país y del mundo. La Sociedad Damas de la Misericordia no es ajena a esta grave situación. Fundada en 1872, bajo la presidencia de Sarmiento, con el fin de asistir a mujeres, niñas, adolescentes carenciadas y ancianas desprotegidas, nuestra institución creció gracias al apoyo de la comunidad y de las autoridades de gobierno nacional y municipal. Pasamos así por la gripe española, el cólera, la gripe A y tantas otras crisis. Hoy nos desafía el Covid-19, y nos encuentra, como en ese entonces, trabajando por las mujeres de nuestra patria en dos etapas fundamentales de su vida, la niñez y la ancianidad. No somos una organización empresaria, pero damos trabajo a más de 230 personas; es por ello que, ante la enorme merma de nuestros ingresos con los que sostenemos nuestros hogares, apelamos al gobierno nacional para, que al igual que a las empresas, también se nos otorgue la ayuda estatal (ATP) para poder pagar los sueldos y cargas sociales de nuestros empleados, actores esenciales en el sostenimiento de la obra. Tal como ocurrió en nuestros inicios, hace más de 100 años, necesitamos hoy del Estado para poder seguir cumpliendo nuestro rol social de velar por los menos protegidos y que hoy tiene para nosotros el rostro de cada una de las 110 niñas y de las 55 señoras de nuestros hogares. Confiamos en el sentido de equidad en cuanto a los subsidios que, en este estado de excepción, otorgan nuestros gobernantes.
Angélica Riglos de Gowland Presidenta Sociedad Damas de la Misericordia comision@socmisericordia.org