Fernández retomó el mensaje de unidad, en otro día de protestas callejeras
“el odio y la división nos paralizan”, dijo ante gobernadores y empresarios, a quienes llamó a trabajar juntos para salir de la crisis; hubo banderazos en distintos puntos del país
Un 9 de Julio de intensidad atípica se vivió ayer en la Argentina. Empezó con un fuerte gesto político del presidente Alberto Fernández, que reunió en la celebración del Día de la Independencia a empresarios y gobernadores con un mensaje de tono conciliador. Y terminó con protestas contra el Gobierno en distintos puntos del país.
“Vine acá a terminar con los odiadores seriales. No vengo a instalar un discurso único. Sé que hay diversidad, y la celebro y la propicio, lo que necesito es que sea llevada con responsabilidad”, dijo Fernández en la residencia de Olivos. Añadió que “el odio y la división nos postergan y paralizan”, y llamó a trabajar en conjunto para reconstruir la economía del país.
Tuvo palabras amistosas con opositores, como el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y con el sector agropecuario, con el que entró en fricciones a partir del proyecto de intervención de Vicentin. Estaba a su lado el presidente de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina.
Horas más tarde, empezaron los banderazos y las caravanas de autos por “la libertad y la justicia”, que se multiplicaron en ciudades y pueblos. La protesta fue de menor magnitud que la del 20 de junio, pero se sintió en el Obelisco porteño, en Córdoba, Rosario y los pueblos del norte de Santa Fe agitados por el caso Vicentin.
Alberto Fernández hablaba y escuchaba; a su alrededor estaban Miguel Acevedo y Carolina Castro, de la Unión Industrial Argentina; Héctor Daer (CGT), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio) y Eduardo Eurnekian (Cámara Argentina de Comercio); funcionarios, empresarios y sindicalistas, todos mezclados. “¡Vinieron todos!”, celebró uno de los principales colaboradores del Presidente.
El Gobierno, según la evaluación que hicieron tres de sus principales funcionarios, cumplió su objetivo: después de una semana cargada de conflictos logró juntar a casi todos los gobernadores –solo faltó a la cita el puntano Alberto Rodríguez Saá–, hombres y mujeres de negocios y sindicalistas en una fotografía que buscó escenificar un mensaje de conciliación, pero que también sirvió como punto de partida para lo que viene, la agenda económica pospandemia.
“Fue conciliador y puso el eje sobre lo que viene. Alberto fue claro, tenemos que trabajar todos juntos, el Gobierno, los gobernadores, empresarios y sindicalistas”, interpretó uno de los hombres de confianza del Presidente.
La reconstrucción económica, un reclamo permanente de los empresarios, tuvo un lugar destacado en la presentación. “La Argentina de mañana no se construye en el despacho del Presidente. La construimos con toda la gente que está acá. Las mujeres de la industria, tenemos acá a una de las mujeres de la industria que está acá, los hombres del campo, los hombres de las finanzas”, fue uno de los guiños de Alberto Fernández para sus invitados. Y agregó: “En la reconstrucción tenemos que idear un sistema más justo, más solidario. Porque no nos tenemos que olvidar de que estamos en el continente más desigual. Cuando todo esto tenga un poco más de calma tenemos que tener una salida, nosotros ya estamos trabajando con todos los que están acá en el futuro”.
En este punto, el mandatario hizo un párrafo especial para los representantes de los trabajadores. “Yo valoro mucho lo que ha hecho el sindicalismo argentino para sobrellevar este presente. Yo le doy las gracias por haber entendido la fragilidad del momento”, dijo el Presidente.
Daer, único representante de la CGT, lo miraba atentamente. En el Gobierno destacaron el respaldo del movimiento obrero en cada medida y la negociación de la deuda, pero especialmente por aceptar en medio de la crisis económica el acuerdo con la UIA para suspender personal sin tareas con una rebaja salarial del 25%.
Después del discurso, en los jardines de la quinta presidencial de Olivos, con el jefe del Estado como anfitrión, caminaban y conversaban Javier Bolsico (Asociación de Bancos Argentinos), Néstor Szczech (Cámara Argentina de la Construcción) y Daniel Pelegrina (Sociedad Rural Argentina), quien además tuvo un lugar de privilegio sentado en la primera fila a la derecha de Fernández. Aprovechando el sol del día, intercambiaron palabras con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de Trabajo, Claudio Moroni; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; la secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi. Las invitaciones, según confiaron fuentes oficiales, estuvieron a cargo de Beliz y Vitobello.
“Vine acá a terminar con los odiadores seriales. No vengo a instalar un discurso único. Sé que hay diversidad, y la celebro y la propicio, lo que necesito es que sea llevada con responsabilidad”, dijo el Presidente en el acto en conmemoración del 204° aniversario de la Declaración de Independencia. “El odio y la división nos paralizan”, agregó. Así, después de varias medidas que generaron rechazo social, como la expropiación de Vicentin y algunas polémicas con periodistas, Fernández retomó el discurso moderado.
En medio de la cuarentena reforzada en el área metropolitana, que se extenderá hasta el viernes 17, el mensaje presidencial tuvo un apartado diferencial para los mandatarios de esos distritos. Se refirió al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, como “mi amigo”, y llamó “querido” a Axel Kicillof; una señal de que, pese a los debates públicos, la sociedad entre la Nación, la CABA y la provincia se mantiene sólida.
Hubo también una referencia a la unidad de los gobernadores en la lucha contra el coronavirus y el respaldo en la negociación de la deuda. El miércoles, en una videoconferencia con los mandatarios provinciales, el Presidente y el ministro de Economía, Martín Guzmán, habían agradecido ese gesto y su apoyo en el Congreso para el tratamiento de la deuda bajo legislación local. Una carta clave para poder mostrar que la oferta que realizó la Argentina esta semana es la última.
“Yo prometí que el Gobierno, el 10 de diciembre, iba a ser el gobierno de un presidente y de 24 gobernadores. Estamos unidos y trabajando para enfrentar lo que nos toca vivir”, dijo Fernández.