A menor educación, bajan los salarios y las oportunidades
Así lo revela un informe universitario; en el primer trimestre de este año, solo el 23,8% de la población ocupada tiene estudios superiores
En un año atípico para el desarrollo económico y social por la pandemia de Covid-19, que ha puesto al aprendizaje en una situación inédita y que aceleró los cambios laborales con el trabajo remoto, el aprovechamiento de la robotización en la producción y el uso de redes informáticas para vincularse entre las personas, se demuestra que el nivel educativo de la población está asociado al de ocupación, al de salarios y al desempleo.
“La educación inclusiva y de calidad ayuda a abatir la pobreza, ya que el nivel de los ingresos laborales de las personas depende básicamente de su nivel educativo”, plantea Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, al presentar un nuevo informe en el que advierte que en el primer trimestre de este año solo el 23,8% de la población ocupada tiene nivel superior y universitario completo, mientras que el 76,2% “ha alcanzado como máximo” los estudios secundarios sobre datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Y si se observa a la población desocupada, esa relación es de 8,7% a 91,3%.
“Con el paso de los años y los avances tecnológicos, en muchos países los empleos no calificados disminuyen, y son reemplazados por herramientas automatizadas, mientras que la demanda de trabajadores con mayor nivel de conocimientos aumenta. La importancia de una educación inclusiva y de calidad será cada vez mayor para garantizar el acceso al empleo y la igualdad de oportunidades, siendo primordial destinar el mayor esfuerzo hacia los hogares de bajos recursos, ya que es donde más carecen de un buen nivel educativo”, señala Guadagni.
Mientras en los países agrupados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 14,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años no estudian ni trabajan; en la Argentina, los denominados “Ni-ni” ascienden al 24,1%. Y si se miran las cifras del Ministerio de Educación de la Nación, de ese universo, el 30,8% se da en mujeres entre 19 y 24 años y el 18,8%, en varones en la misma franja etaria.
Según analizó Gisela Lima, subdirectora del CEA, “el 84% de las mujeres y el 70% de los hombres entre 19 y 24 años que no estudian y no trabajan provienen de hogares de menores ingresos” económicos. Y, analizada la situación con los datos de la OCDE de adultos entre 25 y 64 años, “los salarios de quienes no cuentan con el título secundario (completo) son un 21% más bajos que los que sí lo terminaron y los de quienes tienen formación terciaria son un 57% mayores que los que tienen como máxima formación la del nivel secundario completo”.
Al analizar las cifras del Indec del informe “Mercado de trabajo, tasas e indicadores socioeconómicos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)” del primer trimestre del año actual en los 31 conglomerados urbanos del país, Francisco Boero, integrante del CEA, observa que “entre 2017 y 2020 no se produjeron grandes variaciones en la composición del nivel educativo de los trabajadores”. Miradas las cifras del primer trimestre de este año, “el nivel secundario completo es el que mayor porcentaje de trabajadores han alcanzado con el 27,3% del total, seguido por el nivel universitario completo (23,8% de los trabajadores) y el primario completo (14%)”.
“Sin embargo, si se agrupan los porcentajes de personas en niveles completos, sin tener en cuenta los niveles incompletos y sumando los porcentajes al nivel anterior, se observa que la mayoría ha completado el nivel secundario con el 42,4%, seguido por el primario (30,2%) y el universitario (23,8%)”, añade Boero.