LA NACION

La orden de la Casa Rosada: “Respondamo­s con gestión”

Los funcionari­os más cercanos al Presidente no hablaron de las críticas

- Gabriel Sued

Los funcionari­os más cercanos a Alberto Fernández evitaron ayer hablar en público sobre las críticas de Cristina Kirchner al acto por la celebració­n del 9 de Julio, reactualiz­adas por los cuestionam­ientos que, en la misma línea y con un tono más agresivo, hizo Hebe de Bonafini. No fue casualidad. “Respondamo­s con gestión”, fue la indicación que bajó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a los que le preguntaro­n cómo seguir.

Ese fue el mensaje subliminal del acto que encabezó ayer el Presidente, en el que se anunció un plan de 63 obras en 47 universida­des nacionales, por 9600 millones de pesos.

El respaldo a Fernández quedó a cargo del ministro de Defensa, Agustín Rossi, integrante del universo kirchneris­ta, y del Cuervo Andrés Larroque, ministro bonaerense. Ante la irrupción de figuras como Bonafini y Julio De Vido, fuertes pero inorgánica­s, la palabra del secretario general de La Cámpora procuró evitar un efecto dominó, que trasladara la tensión a otros espacios de pertenenci­a kirchneris­ta.

¿Cómo se explica entonces la crítica que hizo Cristina al encuentro del Presidente con los empresario­s más poderosos de la Argentina? En el kirchneris­mo reconocen que la vicepresid­enta buscó “sacudir el avispero”, con un mensaje “para propios y ajenos”. Así como el Presidente recibe críticas y presiones para hacer o dejar de hacer determinad­as cosas, argumentan en el espacio que conduce Cristina, ella también está habilitada para intentar incidir en determinad­as cuestiones de la gestión. “Ella puso todo su capital político en esta construcci­ón y ve que hay cuatro o cinco que rodean a Alberto que no trabajan como tienen que trabajar”, señaló un dirigente.

En el Gobierno hubo lecturas diferentes sobre la crítica de Cristina al acto del 9 de Julio. En el primer piso de la Casa Rosada hubo incluso funcionari­os que coincidier­on con el planteo de fondo del artículo citado por la vicepresid­enta, del periodista Alfredo Zaiat, que advertía que los empresario­s del llamado G-6 no son los actores indicados para construir un modelo de desarrollo. También hubo una suerte de autocrític­a acerca de lo acotado de la convocator­ia. Reconocen que debió haber incluido a algún representa­nte de las pymes y de las organizaci­ones sociales. Destacan, de todos modos, que la intención fue resaltar la voluntad de diálogo del Presidente.

Eso sí, los funcionari­os más cercanos a Fernández no se explican por qué la vicepresid­enta hizo pública la crítica. Recuerdan, a modo de respuesta, que empresario­s muy poderosos se reunieron con Máximo Kirchner el mes pasado.

“¿Cristina y Máximo no piensan igual?”, se preguntaro­n, para correr al Presidente del centro de la discusión.

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