LA NACION

François-philippe Champagne.

“Estamos listos para poner en marcha el nuevo acuerdo”

- Texto Amanda Mars

El ministro de Relaciones Exteriores canadiense habla sobre el T-MEC

AFrançois-philippe Champagne (Greenfield Park, Canadá, 1970) no se le caen de los labios las palabras colaboraci­ón y cooperació­n. Un recién reelegido Justin Trudeau lo nombró el pasado noviembre ministro de Exteriores, relevando a Chrystia Freeland, quien tuvo un papel muy activo en la renegociac­ión del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y México, así como en el grupo internacio­nal de países que reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y reclamó a Nicolás Maduro que se alejara del poder para celebrar elecciones. Champagne, un abogado que llegó al Parlamento canadiense en 2015 procedente del sector privado, derrocha simpatía por teléfono, aunque mide sus palabras con un cuidado de cirujano al abordar los asuntos más calientes de la Administra­ción de Trump o el conflicto venezolano.

P –¿Teme que una crisis tan abrupta y disruptiva ponga en peligro los valores de la multilater­alidad?

R –Tenemos ejemplos de que no es así. Cuando empezó la crisis del Covid-19, junté a un grupo de 12 o 15 países, una especie de subgrupo del G-20, que incluye a México y Brasil, entre otros. Hemos hablado de forma habitual. Discutimos sobre cómo mantener las cadenas de suministro de equipo médico o cómo facilitar la repatriaci­ón de ciudadanos, incluso el establecim­iento de puentes aéreos, como en la Segunda Guerra Mundial. Creo que las viejas alianzas se mantendrán y que, con esta crisis, se van a crear otras nuevas, fruto de una mayor preocupaci­ón por el suministro de alimentos o de equipos, entre otros. Esta es la mayor crisis en 75 años, la más grave de nuestra generación. La mayor parte de las institucio­nes que existen ahora se crearon después de la Segunda Guerra Mundial y nos han servido bien, pero creo que debemos trabajar duro en pensar qué nuevas institucio­nes necesitamo­s para los retos del siglo XXI, como la desigualda­d, el cambio climático o los derechos humanos.

P –¿Puede dar ejemplos de nuevas alianzas que se estén creando?

R –Lo que he mencionado sobre el Covid-19. Ese grupo de países incluye a Brasil, Perú, Canadá, México, Turquía, Singapur, Francia, Alemania… No creo que antes hablasen cada semana. Pero creo que también otros países están hablando sobre cómo diversific­ar sus vías de suministro. Y muchos quieren que Canadá tome la iniciativa para amplificar sus voces. Esta crisis es, además sanitaria, un asunto también de paz, estabilida­d y seguridad.

P –¿Intentan sentar a Estados Unidos a la mesa?

R –Somos amigos de Estados Unidos, socios y aliados. Trabajamos sobre muchos asuntos. Creo que Estados Unidos desempeña un papel fundamenta­l a la hora de repensar esas institucio­nes.

P –Hemos visto cómo varios países vetan la exportació­n de mascarilla­s y otros equipos médicos esenciales para esta pandemia. ¿No teme que el mundo pospandemi­a sea más proteccion­ista?

R –Las respuestas a esta crisis han sido domésticas, pero informadas por los organismos internacio­nales. En materia de salud, por la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Desde el punto de vista financiero, los paquetes de estímulos se discutiero­n en el G-7, el G-20, el Fondo Monetario Internacio­nal y el Banco Mundial. Y cuando miramos cómo reactivar la economía, lo que ves es a los países trabajando con la OCDE. Las institucio­nes multilater­ales son clave.

P –¿Cree que la entrada en vigor del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y México se va a retrasar?

R –El nuevo Nafta [siglas en inglés del nombre del primer acuerdo, de 1994] es algo estupendo para el hemisferio. Proporcion­a estabilida­d y predictibi­lidad en nuestra relación. A resultas de esta crisis, queremos que sirva para reforzar la producción interior y reforzar nuestra cadena de suministro integrada.

P –Pero, por su parte, ¿va a haber algún retraso en su puesta en marcha? R –Por la parte canadiense, hemos completado la ratificaci­ón y estamos listos para ir adelante cuando nuestros socios lo estén.

Es un buen acuerdo para los tres. Obviamente, ahora nos enfrentamo­s a la pandemia, pero creo que el nuevo acuerdo va a ser clave en la reactivaci­ón económica que todos deseamos para Norteaméri­ca.

P –El Grupo de Lima (creado por un grupo de países americanos en 2017 para apoyar a la oposición venezolana) parece haber perdido ímpetu. Canadá desempeña un papel importante en él. ¿Tiene idea de cómo revigoriza­rlo o cree que, pasado este tiempo y con Nicolás Maduro en el poder, necesita un nuevo enfoque?

R –Estamos tratando de crear ese ímpetu. Yo, como copresiden­te del grupo, junto con Perú, he estado en contacto con Brasil y Colombia, que lógicament­e está muy afectada por la crisis humanitari­a que está produciénd­ose. Más de cinco millones de personas han sido desplazada­s de Venezuela a Colombia. También he hablado recienteme­nte con Juan Guaidó. Creo que la idea de la comunidad internacio­nal para restaurar la democracia en Venezuela es poner a todos de acuerdo, ya sea a través del Grupo de Lima, la iniciativa sueca o el grupo de contacto. He hablado recienteme­nte con otros colegas para asegurarno­s de que todos estamos detrás del presidente reconocido, Juan Guaidó, con el fin de apoyar la iniciativa estadounid­ense y, espero, devolver la democracia al país.

P –¿Qué opina de la postura del gobierno español? El presidente Pedro Sánchez no recibió a Guaidó en Madrid y también ha habido un cambio de lenguaje, con la referencia a Guaidó como opositor, aunque sin retirarle el reconocimi­ento de presidente interino. Washington lo ha criticado. ¿Qué piensa usted?

R –Bueno, creo que todo el mundo se ha dado cuenta de que el mejor modo de restaurar la democracia es trabajar juntos. España, por ejemplo, acoge una conferenci­a de donantes para recaudar fondos para los refugiados [26 de mayo]. Creo que cada uno, a su manera, está tratando de alcanzar un objetivo común, que es el objetivo de Juan Guaidó y, creo, del pueblo venezolano, que es terminar esta crisis tan rápido como se pueda y restaurar la democracia. Esto ha durado demasiado y creo que todo el mundo está dispuesto a compromete­r tiempo y esfuerzos en ayudar a los venezolano­s a en su búsqueda de la democracia.

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Blair gable / reuters

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