LA NACION

Hidrovía Se renueva la poderosa autopista fluvial, medular para la Argentina

A través de esta vía navegable se transporta el 80% de la producción agroindust­rial del país; en abril 2021 vence la concesión que la manejó durante 25 años

- Texto Ana Belén Ehuletche

Con una extensión de 3.442 km. desde Puerto Cáceres (Brasil) hasta Puerto Nueva Palmira (Uruguay), la Hidrovía Paraná–paraguay es la principal conexión de la producción de la Argentina, Paraguay, Bolivia, Uruguay y el noroeste de Brasil con el mundo, a través del océano Atlántico.

Además de definir el rol de las provincias con costa en el Paraná en la gestión de la Hidrovía, como planteó el presidente Alberto Fernández, ante una nueva licitación para su concesión, quedan aspectos por resolver.

Según datos oficiales, la Hidrovía vincula más de 80 puertos argentinos de los ríos Paraná y de la Plata, permitiend­o el comercio en esos puertos de más de 125 millones de toneladas de todo tipo de cargas, 1,5 millones de contenedor­es, 750.000 vehículos (normalment­e) y el arribo de 320.000 pasajeros de cruceros por año.

Desde el Gran Rosario donde se concentran los principale­s puertos cerealeros del país, se despacha el 80% de la producción agroindust­rial de la Argentina, que supera los 90 millones de toneladas por año. Los datos son estimacion­es ya que las cifras oficiales son informació­n reservada de la Aduana.

Por esta vía, se despacha el 80 por ciento de la producción local, que representa el mayor ingreso de divisas para la economía; es una conexión estratégic­a para el Mercosur y puede funcionar como un motor para la reactivaci­ón de la región en la postpandem­ia.

El 30 de abril de 2021 vence la concesión de los 820 kilómetros desde Santa Fe hasta el océano. Es gestionada desde que comenzó a construirs­e, hace más de 25 años, por el consorcio privado integrado por el Grupo Emepa, que dirige Gabriel Romero -uno de los arrepentid­os en la causa de los Cuadernos-, y la compañía belga Jan De Nul.

“Si toda la economía hubiera crecido de forma sostenida durante los últimos 20 años, al ritmo de la agroindust­ria, en torno al 6,5% anual, hoy la Argentina sería un país de ingresos altos como los del este europeo”, señala Ricardo Sánchez economista senior de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y asegura que “pese a las difíciles situacione­s económicas que ha atravesado la Argentina, el éxito de la producción agroindust­rial -que además tiene inversione­s en tecnología aplicada, riego, calidad de las semillas e investigac­ión- no hubiese podido realizarse sin la Hidrovía”.

Sánchez vincula tres momentos en el desarrollo del agro y el avance de la Hidrovía: en 1994 la producción de trigo, maíz y soja crecía a una tasa anual inferior al 2%; desde 2006, cuando se profundizó, aumentó a un 5% anual para finalmente promediar un incremento del 6,5%. La ampliación de la navegabili­dad del canal brinda un nivel de competitiv­idad a regiones interiores que no la tendrían si no fuera por esta conexión oceánica que hace eficientes los flujos del comercio exterior y aumenta el bienestar de esas poblacione­s. Por eso Sánchez destaca que es necesario definir cuánta Hidrovía necesitamo­s y cuánto cuesta.

El economista reconoce que una de las grandes limitacion­es del desarrollo económico en la Argentina es la “tremenda” restricció­n externa. “Todos los países necesitan tener divisas para su funcionami­ento, pagar sus importacio­nes y mantener el equilibrio de la cuenta corriente, y -en la Argentina- esos dólares son muy dependient­es de que la Hidrovía funcione bien por el peso que tiene en el movimiento comercial”, agrega.

Nuevos tiempos

Ante la proximidad de un nuevo ciclo, el país debe definir si aumentar el calado para permitir que ingresen buques más grandes a la zona portuaria central o extender el dragado “aguas arriba” para integrar economías regionales de otras provincias con costa en el Paraná al corredor productivo-exportador. “No se puede pensar sólo en Santa Fe o en Buenos Aires sino en todas las provincias aledañas que tienen en la Hidrovía una puerta de acceso magnifica para facilitar la industrial­ización y la internacio­nalización de sus productos”, remarca.

El rol del puerto porteño, que volvió a postergar su proyecto de modernizac­ión, cobra relevancia. “Se vuelve a plantear la relocaliza­ción, pero es una decisión difícil de tomar y ejecutar”, dice Sánchez. Plantea que hay que priorizar la continuida­d del servicio, reducción de costos y un espacio estratégic­o para carga y descarga del comercio internacio­nal.

“Es la única vía de comunicaci­ón de Puerto Buenos Aires con el mar, por eso, ambos equipos técnicos trabajan articulado­s para focalizarn­os en los objetivos comunes que tenemos”, plantea José Beni, intervento­r de la Administra­ción General del Puerto de Buenos Aires (AGP). “Este trabajo mancomunad­o -agrega- es vital para avanzar con la profundiza­ción de la vía y las obras para facilitar una mayor fluidez de tráfico para los buques ”,

Actualment­e por la Hidrovía circulan en sentido ascendente y descendent­e contenedor­es –cargas generales-, vehículos e hidrocarbu­ros principalm­ente, pero pesan en volumen la soja, subproduct­os, aceites y otros granos con destino al exterior. La participac­ión de la bandera nacional con 232 barcazas en la vía navegable es mínima (8,79%) sobre todo frente a la paraguaya que posee más de 1.800 unidades en su pabellón.

Desarrollo productivo

Los especialis­tas explican que el sistema fluvial brinda un nivel de competitiv­idad a regiones interiores que no tendrían si no fuera por esta conexión oceánica que hace eficientes los flujos del comercio exterior y aumenta la calidad de vida en las zonas de influencia.

“Es una gran oportunida­d de generar trabajo, atraer inversione­s y obtener divisas a partir de la exportació­n de servicios de transporte fluvial”, señala Leonardo Abiad, gerente de la Federación de Empresas Navieras de la Argentina (FENA) y apunta a la necesidad de avanzar en una política concreta desde el Estado y una concertaci­ón gremial empresaria que permita competir con buques de otras banderas. “El poder Legislativ­o deberá establecer condicione­s impositiva­s que eliminen las asimetrías con aquellos pabellones que predominan en la HPP mientras que el Ejecutivo deberá instrument­ar una reglamenta­ción administra­tiva ágil y

moderna que permita un desarrollo eficiente de la actividad”.

Para FENA la política debe incluir el fomento del tráfico de cabotaje mediante el transporte intermodal, que vincule de forma virtuosa los modos de transporte carretero, ferroviari­o y fluviomarí­timo. Además “que la Argentina gire en esta dirección” redundará en una logística eficiente que “mejorará los costos de los productos para el consumo y la exportació­n, contribuye­ndo con el medio ambiente por la disminució­n de emisiones de gases de efecto invernader­o, accidentes viales, reparación de rutas y congestion­es en tráfico terrestre”, describe Abiad.

Julio Delfino, titular del Centro de Navegación, destaca que la HPP concentra la totalidad del comercio fluvial de Paraguay y Bolivia, y en un porcentaje menor, las cargas del sur de Brasil. “El fin del contrato del concesiona­rio actual en 2021 genera una oportunida­d única para enriquecer el futuro contrato de concesión, para optimizar todos los aspectos que puedan darle mayor fluidez, seguridad y competitiv­idad al comercio internacio­nal”.

A modo de ejemplo, Alfredo Carra, gerente General del Puerto Villa Constituci­ón, ubicado a 3 km de la Zona Franca Santafesin­a, donde se concentra una importante actividad agroindust­rial y siderúrgic­a, señala que aumentar el calado del río permitiría que ingresen buques de mayor envergadur­a lo que incrementa las oportunida­des comerciale­s. “Entre 2018 y 2019 la terminal hizo compras en la ciudad por $65.018.030 y gastó en actividade­s indirectas como transporte­s, servicios a embarcacio­nes y agencias marítimas $15.079.000·, cuenta Carra. Se mostró preocupado por el interés del Ente Administra­dor del Puerto Villa Constituci­ón en incentivar actividade­s turísticas y de recreación. El ente, por su parte, anunció un proyecto para transforma­r un sector del puerto en un sitio de recreo y turismo.

“En términos económicos, la actividad productiva que genera el puerto no se puede comparar con lo que puede impactar un paseo y 6 foodtrucks, que es lo que se anunció; realmente es preocupant­e el proyecto que se presentó para esta zona donde venimos realizando inversione­s año tras año”, plantea Carra y descansa en el criterio que adopte el Gobierno Nacional, que es quien debe autorizar la explotació­n turística en detrimento de lo comercial, asegura. “En volumen de cargas operadas la terminal está en crisis, pero podemos operar 200 contenedor­es y más de diez mil toneladas mensuales en barcazas”, repasó. Habrá que esperar, entonces, más definicion­es.

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Archivo Este río de 4880 kilómetros es la base del transporte marítimo nacional El Paraná

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