LA NACION

En la frontera, los “paseros” se adaptan al confinamie­nto

Misiones. Cerrados los pasos oficiales, cruzan el río Paraná con jet-ski y lanchas a control remoto

- Martín Boerr

POSADAS.– El cierre de los pasos fronterizo­s formales entre la Argentina y Paraguay por la pandemia de coronaviru­s ha generado nuevas modalidade­s de contraband­o de mercadería­s a través del río Paraná.

Con cada día adicional de fronteras selladas, las necesidade­s de los miles de personas que viven del tráfico “hormiga” de mercadería­s de un país a otro crecen, así como también aumentan la audacia y las recompensa­s económicas para el contraband­o. Esto también se nota en la frontera Misiones-brasil.

Las nuevas modalidade­s incluyen las lanchas rápidas con motor fuera de borda, que reemplazar­on a las más discretas y silenciosa­s canoas. Pero también se incorporar­on los jetskies. Al principio de baja potencia (120 caballos), para luego dar lugar a los de máximo poder (240 caballos), capaces de transporta­r más mercadería en menos tiempo. Usan, incluso, lanchas guiadas por control remoto y nadadores.

Todo sea por hacer rápido el cruce del río Paraná, un trayecto que puede demandar unos cinco minutos de ida y otro tanto de vuelta en la zona de Candelaria, donde el curso fluvial corre más estrecho que en la capital misionera, unos 20 o 30 kilómetros río arriba.

En los últimos días circuló un video en el que se ve a dos paseros paraguayos que conducen sendas lanchas con motor fuera de borda cruzando el río Paraná en esa zona. Las embarcacio­nes estaban repletas de cajas de cigarrillo­s marca Eight, el producto de contraband­o estrella durante la cuarentena.

Un cartón (paquete de 10 atados) se cotiza a 150 dólares en Paraguay y su valor en la otra costa del río asciende a 60.000 pesos, según un informe que publicó el diario Primera Edición este fin de semana.

Desde el 28 de abril, solamente las incautacio­nes que comunicaro­n la Gendarmerí­a y la Prefectura alcanzaron a un valor de 30 millones de pesos, con un total de 304.000 atados de cigarrillo­s, en operativos realizados principalm­ente en Misiones y Formosa. El año pasado se incautaron 260 millones de cigarrillo­s, algo menos que los 280 millones secuestrad­os en 2018.

“El puente cerrado genera todo esto; también, la falta de trabajo y la necesidad. Son muchas las causas detrás de este tipo de delitos o infraccion­es. Para la gente de esa zona el contraband­o es un medio de vida, o tiene un trabajo o tiene la necesidad de hacer algo”, explicó a la nacion una fuente de Prefectura.

El jueves pasado se produjo en la ciudad de Encarnació­n una manifestac­ión de 1000 paseros y comerciant­es que viven de cruzar mercadería­s a la Argentina a través del puente Roque González de Santa Cruz, el tercer paso fronterizo en volumen, detrás del aeropuerto de Ezeiza y del Puente Tancredo Neves, que une Puerto Iguazú con la brasileña Foz y la paraguaya Ciudad del Este.

Según el diario Itapúa Noticias, se perdieron 10.000 puestos de trabajo en Encarnació­n por el cierre del puente. La Municipali­dad de Itapúa les dio 400 canastas de alimentos, pero ellos exigen la reapertura.

Fuentes de Prefectura dicen que el nivel de contraband­o y de narcotráfi­co se retrajo al principio de la cuarentena, pero después recuperó vigor y ya está al mismo nivel que en 2019. En Gendarmerí­a dicen que está en los mismos niveles que el año pasado, pero este año tienen más visibilida­d los operativos en el río, con los puentes cerrados.

“Ya se están manejando los mismos números respecto de narcotráfi­co y contraband­o de cigarrillo­s”, explicaron a la nacion fuentes de la Prefectura Naval Argentina.

Otra modalidad que sorprendió en los últimos tiempos es el envío de celulares en lanchas a control remoto, de varios tamaños. Surgió en la zona de la Triple Frontera.

Se utilizan desde pequeños juguetes de 50 centímetro­s de largo hasta lanchas de 1,40 de eslora, como la que incautó en junio pasado la Armada paraguaya intentando cruzar a Foz de Iguazú desde San Miguel, un punto cercano a Ciudad del Este. Iba cargada con teléfonos celulares adosados con cinta para embalar, cuidadosam­ente protegidos contra el agua.

Pero más sorpresa causó el caso de un hombre que intentó cruzar a nado el Paraná para pasar un televisor a Foz, el 28 de abril pasado. Las imágenes tomadas desde un helicópter­o mostraban al pobre hombre tratando de bracear con gran dificultad, mientras sostenía una cuerda atada a una cubierta inflada donde iba el aparato.

De exportació­n: vino y soja

“Lo que está surgiendo es el tráfico de exportació­n a Brasil y también el incremento del contraband­o de material electrónic­o”, explicaron desde la Prefectura a la nacion.

La otra frontera “caliente” que tiene Misiones es con Brasil, donde además está el peligro sanitario por el Covid-19, que tiene al socio mayor del Mercosur segundo entre los países más castigados por la pandemia. Ahí el contraband­o es de doble vía. Los argentinos también tienen productos atractivos para los brasileños.

En esa zona el contraband­o desde la Argentina hacia Brasil parece estar encabezado por la venta “en negro” de soja, que se transporta en canoas. También está creciendo mucho el contraband­o de vino, un producto que Brasil no produce en volumen. Los brasileños son fuertes compradore­s de vino argentino en las ciudades fronteriza­s de Misiones, mucho más en épocas donde el peso está muy devaluado y los reales rinden mucho más.

Además, los pequeños chacareros (aquí llamados “colonos”) cruzan en canoas a Brasil para comprar herramient­as que necesitan para las chacras. En marzo un colono cruzó en canoa un tractor y se produjo un hecho desgraciad­o. Apareció la Prefectura y hubo disparos al aire; la embarcació­n volcó y el chacarero cayó al agua, sin que los efectivos de la fuerza federal pudieran rescatarlo.

Histórico medio de vida

“Es cierto que hay cruces ilegales, pero también hay que tener en cuenta que cruza gente para comprar herramient­as para trabajar, para ganarse la vida; compran allí donde la plata les alcanza”, dijo el intendente de Colonia Aurora, Carlos “Cali” Goring.

El jefe comunal admitió –como cualquier otro intendente municipal de la zona fronteriza– que la gente no ve el cruce para comprar herramient­as o vender mercadería­s a pequeña escala “como un delito”, porque así lo hizo toda la vida.

Algo parecido dijo el intendente de Andresito, localidad del noroeste de Misiones. “Todos los días secuestram­os, en controles de comercios, mercadería­s que traen desde Brasil con total impunidad”, dijo Bruno Beck a la nacion.

“La gente va a Brasil con mucha impunidad y no podemos controlar eso, traen cosas para vender en los distintos comercios y de forma ilícita”, señaló.

Una vez este cronista le preguntó a un pasero: “¿A usted no le interesa cumplir las leyes aduaneras?”. La respuesta fue demoledora: “Sí, claro, pero mucho más me interesa comer y sobrevivir”.

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Desplegado­s, después de un decomiso en Posadas, 52.500 atados de cigarrillo­s
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Prensa Prefectura Las lanchas, medio para el tráfico

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