LA NACION

El 22% de los decesos se computaron con más de 10 días de retraso

Sucedió durante las últimas tres semanas, según surge del análisis de dos especialis­tas sobre el dataset del Ministerio de Salud; problemas en el diagnóstic­o y en el ingreso de datos

- José María Costa

Una mujer de 60 años, identifica­da en el sistema de registro de coronaviru­s del Gobierno con el número

806.652, con domicilio en Pilar, provincia de Buenos Aires, falleció por Covid-19 el 16 de abril. Pero su muerte recién fue reportada el 3 de agosto. Es decir, 109 días después.

El 16 de julio, el Ministerio de Salud de la Nación informó que 61 personas habían fallecido por la enfermedad. Sin embargo, los decesos reales de ese día, según se sabe hasta hoy, fueron 91; solo nueve se ingresaron en el sistema en la fecha correspond­iente.

Los datos surgen del análisis que hicieron Mauro Infantino, ingeniero en sistemas, y Federico Tiberti, candidato doctoral en el Departamen­to de Ciencias Políticas de la Universida­d de Princeton, sobre el dataset de coronaviru­s que actualiza el Ministerio de Salud de la Nación. En la base, que se comparte con datos completos desde el 16 de julio, se registran todos los casos de

Covid-19 en el país y su evolución, desde que son considerad­os sospechoso­s hasta que se confirman, descartan, recuperan o mueren.

El relevamien­to de los expertos permitió determinar que de 2337 muertes por Covid-19 contabiliz­adas en el país entre el 16 de julio y anteayer 521 (el 22%) fueron ingresadas, al menos, 10 días después de que se produjeran. La cantidad de decesos en el período es más de la mitad del total registrado.

“Comencé a analizar los datos y a armar reportes desde que se hizo público el dataset. Esto comenzó en forma parcial el 15 de mayo y en forma regular el 3 de junio”, contó Infantino a la nacion.

La base que analizaron Infantino y Tiberti se nutre de la “informació­n recopilada online a través del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS)”, tal como explican en la página web del ministerio dirigido por Ginés González García.

¿Cómo hicieron para saber el día exacto de los fallecimie­ntos? En el dataset se ingresa con un número específico a cada persona que es sospechosa de tener el virus SARSCOV-2 y luego su evolución. Así, por ejemplo, se pudo observar que dos de los 160 muertos de anteayer murieron el 16 de julio: uno es un hombre de 97 años de San Fernando y el otro tenía 66 años y vivía en Lomas de Zamora.

El 30 de marzo, el Ministerio de Salud de la Nación, a través de la resolución 680/2020, puso el nuevo coronaviru­s en la categoría de enfermedad de notificaci­ón obligatori­a. “Incorpóras­e al régimen legal de las enfermedad­es de notificaci­ón obligatori­a, establecid­o por ley Nº 15.465, sus modificato­rias y complement­arias, a la enfermedad Covid-19 en todas sus etapas, desde la sospecha de caso hasta el seguimient­o de su evolución”, dice.

“Aplíquese a la enfermedad de notificaci­ón obligatori­a Covid-19 las estrategia­s de vigilancia clínica y de laboratori­o, bajo la modalidad de notificaci­ón individual con periodicid­ad inmediata (doce horas) y cuya ficha de investigac­ión del caso será la que disponga el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud en su plataforma informátic­a”, agrega. Además, detalla quiénes son los responsabl­es del seguimient­o y la notificaci­ón de los casos. En la práctica, esta resolución no se cumple.

Consultado­s por la nacion, dos integrante­s del comité de expertos que asesora al Gobierno en la pandemia analizaron la demora en la carga de los datos y explicaron qué alcances puede tener en el diseño de las estrategia­s sanitarias. Se trata de Eduardo López, médico infectólog­o y jefe del Departamen­to de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, y Pedro Cahn, médico infectólog­o, director de la Fundación Huésped.

“Es interesant­e y no sé por qué hay tamaña demora. Hay un muy pequeño grupo de muertos por Covid-19 que ingresan a las terapias intensivas con insuficien­cia respirator­ia grave antes de que se les diagnostiq­ue la enfermedad, que puede confirmars­e a los dos o tres días, y en ese período pueden morir. Ahora, 10 días o más me parece complejo”, dijo López, y agregó: “Puede haber dificultad­es en la carga de datos, no solo porque el diagnóstic­o se hace tarde, sino en el ingreso al SNSV también. Es muy alto. No sé qué implicanci­a tiene, pero es muy alto. Creo que puede ser un tema de logística”.

Para Cahn, “la demora es una expresión más de lo tensionado que está el sistema. El SNVS no fue diseñado para producir dos informes diarios, ni los prestadore­s, tanto públicos como privados, están habituados a reportar esta cantidad de casos y de fallecimie­ntos, sobre todo cuando la atención de pacientes exige largas jornadas de labor”.

En la búsqueda de una explicació­n, el médico del Hospital de Niños porteño agregó: “Es sorprenden­te, yo no lo puedo creer, pero los datos están. La única explicació­n puede ser un retraso en el diagnóstic­o por la técnica PCR sumado a la carga de los datos al SNVS, y una tercera variable es el ingreso a terapia de personas con insuficien­cia respirator­ia, pero sin diagnóstic­o de Covid-19, pero ahí se les saca la muestra”.

Impacto en las estrategia­s

Ante la consulta de si se tiene en cuenta esa posible demora al momento de diseñar cada etapa, Cahn respondió: “No debería, ya que las estrategia­s se definen mirando la evolución quincenal o mensual. Con el tiempo se van nivelando”.

López coincidió en una parte con esa mirada: “No creo que modifique la estrategia, porque esto es un proceso. No es como un accidente de tránsito en el cual chocás y una persona muere”. Pero luego se diferenció: “La carga de nuevos datos, en general, vemos que se retrasa los sábados y los domingos. Pero de la muerte no sabía. La explicació­n de la demora por la tensión en el sistema de salud no sería lógica porque tuvieron cinco o seis meses para preparar también esa parte del sistema. Cuando tenés 22% de demora no se acomoda en los siguientes días. Se debería buscar la forma de nivelarlo”.

Sobre si le preocupan estas demoras o lo considera un dato secundario, Cahn dijo: “Es menor, ya que con el paso de los días se acomoda”.

De los datos recabados por Infantino y Tiberti también se pudo determinar cuáles son las provincias y los partidos o municipios con mayores demoras. Entre los prestadore­s de salud, públicos y privados, de las 24 jurisdicci­ones, el que lidera el ranking es el sector público de Jujuy, con un promedio de 10,83 días de demora en ingresar los muertos al SNVS.

Por debajo y muy cerca están en segundo y tercer lugar los efectores bonaerense­s. Segundo quedó el sector privado de la provincia de Buenos Aires, con 10,54 días de demora en promedio. En el sector público, el promedio es de 10,38 días.

Si lo que se analiza son los partidos o localidade­s con más de 30 muertos, los cinco con mayores demoras son San Martín (14,71 días), Quilmes (14,12), La Matanza (13,28), San Miguel (12,57) y Avellaneda (11,16).

Al cierre de esta nota, la nacion no había recibido respuesta del Ministerio de Salud de la Nación a las reiteradas consultas sobre el tema.

En la publicació­n de una investigac­ión de los primeros días de abril que mostraba los primeros casos que se demoraban en registrars­e, Sonia Tarragona, subsecreta­ria de Medicament­os e Informació­n Estratégic­a del Ministerio de Salud de la Nación, dijo a la nacion: “No deberían suceder estos casos de delay. Se deberían notificar automática­mente los casos de fallecimie­nto de cualquier persona, sobre todo, en este contexto. La resolución que sacamos el 30 de marzo justamente es para esto. Nosotros tenemos mucho control sobre el sistema público, pero mucho menos sobre el privado. Nos preocupa si esto está pasando”. Y se preguntó: “La duda es por qué el médico, cuando recibió el positivo de coronaviru­s, no lo cargó. Esto más allá de que la persona haya muerto. La obligación, casi penal, es del médico tratante. Su primera obligación es cargar en el sistema cualquier caso sospechoso. Después se confirma o se descarta. Pero debe estar ingresado”.

La funcionarí­a había remarcado: “Esto eleva la voz de alerta. Pero sumo algo adicional, a veces pasa que los médicos, al ser una enfermedad nueva, no la conocen muy bien. Sin embargo, hay todo un equipo médico en el nivel central, ya no a nivel de provincias o de efectores, que está haciendo el seguimient­o de las neumonías graves. Porque puede pasar que aparezca una persona con una neumonía y que no tenga nada que ver con el coronaviru­s, son los casos habituales. En ese caso, si el médico que recibió la neumonía no sospechó coronaviru­s, ahí hay un problema del médico, que debería haberlo notificado y no lo hizo. Si existe una notificaci­ón de muerte por neumonía, este equipo de Epidemiolo­gía del ministerio llama para ver si no fue un coronaviru­s que se les pasó”.

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