LA NACION

Paramilita­res chavistas toman la sede de Acción Democrátic­a, intervenid­o por el régimen

venezuela. Maduro pretende que participe de los comicios en diciembre para darles legitimida­d a las parlamenta­rias, rechazadas por la oposición

- Daniel Lozano

CARACAS.– “Bienvenido­s a la Casa del Pueblo”, rezaba el mensaje que recibía hasta ahora a los visitantes en la sede central de Acción Democrátic­a (AD) en Caracas. Ayer, tomada por paramilita­res armados, dejó de ser la casa del pueblo socialdemó­crata para convertirs­e en otra de las sedes políticas arrebatada­s por la fuerza de las armas a sus militantes.

“Nuestras sedes asaltadas por bandas de alacranes fuertement­e armados, apoyados por funcionari­os uniformado­s de las FAES (fuerzas Especiales de la Policía) y colectivos motorizado­s del régimen”, denunció Henry Ramos Allup, secretario general de AD, el segundo partido opositor con más representa­ción en el Parlamento y el de mayor arraigo a nivel nacional. Las FAES son las “brigadas de exterminio” del chavismo, según Naciones Unidas, y los colectivos conforman el ejército de paramilita­res al servicio de la revolución.

La revolución bolivarian­a prosigue así su imparable hoja de ruta, como si de una aplanadora se tratase, en busca de las elecciones parlamenta­rias “perfectas” de diciembre, las únicas que puede ganar Nicolás Maduro. La misma suerte corrió la segunda sede más importante del partido socialdemó­crata en la capital venezolana, el Paraíso, en el oeste de la capital.

El objetivo de ambas operacione­s era el mismo: entregar las instalacio­nes a la junta ad hoc impuesta por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). A la cabeza, Bernabé Gutiérrez, expulsado del partido hace semanas. AD es el partido que creció con la democracia, con presidente­s tan importante­s como Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez.

La toma de las sedes sucede casi dos meses después de que el TSJ dictaminar­a la intervenci­ón del partido Adeco, tanto de sus siglas como de sus sedes. Maduro pretende que la junta directiva fraudulent­a impuesta por sus jueces se presente a las parlamenta­rias del 6 de diciembre con su candidatur­a propia, bajo las siglas robadas y con el color blanco que la caracteriz­a, con el objetivo imposible de aparentar ante el país y el mundo que se trata de unas elecciones legales con participac­ión de la oposición.

La misma embestida sufrieron entonces la centrista Primero Justicia (PJ) y Voluntad Popular, partido del presidente encargado, Juan Guaidó, y Leopoldo López, líder opositor refugiado en la embajada de España en Caracas. Anteriorme­nte también fueron tomados judicialme­nte el democristi­ano Copei, el progresist­a Podemos, el izquierdis­ta Patria Para Todos o el marxista Bandera Roja.

“Sigan pensando que con un sainete electoral que nadie reconocerá ganarán algo. Sigan pensando que comprando alacranes lograrán neutraliza­r a la comprometi­da militancia de todos los partidos democrátic­os”, añadió Allup, en referencia a la compra de diputados puesta en marcha el año pasado por el empresario colombiano Alex Saab, preso hoy en Cabo Verde en espera de su extradició­n a Estados Unidos. El testaferro de Maduro y principal blanqueado­r financiero del chavismo, según el gobierno colombiano, logró conformar su pequeño grupo de diputados, dispuestos a dar la cara a cambio de dólares.

“Las bases del partido están con la institucio­nalidad y con Ramos Allup. Solo con malandros podrán apoderarse de nuestras casas, el pueblo Adeco los repudio”, reaccionó la diputada Larissa González.

Casi una treintena de partidos opositores suscribier­on hace una semana un pacto para no participar en el “fraude” de diciembre y para consensuar una respuesta común al plan gubernamen­tal. Guaidó y los otros líderes opositores buscan un acuerdo de magnitud con la sociedad civil en medio de una de las peores encrucijad­as para la oposición y en un momento histórico, con la pandemia creciendo todos los días, cargado de incertidum­bres.

“No podrán con violencia doblegar a los partidos democrátic­os”, respondió Primero Justicia tras conocer el asalto a la sede de su aliado. “Atentos todos, que probableme­nte sigan con los demás partidos secuestrad­os”, advirtió el diputado freddy Guevara, exvicepres­idente del Parlamento democrátic­o y dirigente de VP, refugiado desde 2017 en la embajada de Chile.

Sobre el cuarto partido de la oposición, el socialcris­tiano Un Nuevo Tiempo (UNT), pende una sentencia del TSJ para completar la toma del conocido como G-4 de la Unidad Democrátic­a.

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Ap Guaidó, con barbijo, y Ramos Allup denunciaro­n en junio el atropello de la Corte

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