LA NACION

Alejandro Grimson. “El Presidente quiere debatir ideas, no fusilar a nadie”

El asesor de Alberto Fernández sostiene que en la coalición gobernante las únicas opiniones “relevantes” son las de Fernández y su gabinete

- Texto Jaime Rosemberg | Foto Santiago Filipuzzi

“Hacemos la nota mañana, pero cambiamos si me llaman de Olivos”, dice el antropólog­o Alejandro Grimson, sin ocultar sus prioridade­s. A los

52 años, el antropólog­o, escritor y docente cumple con su sueño de intentar “articular mejor el mundo de la investigac­ión y el de las políticas públicas”, como integrante del consejo de asesores del presidente Alberto Fernández y director del programa Argentina Futura.

Durante la entrevista con la nacion, vía Zoom, Grimson defiende con énfasis el “proyecto de desarrollo integral” del Presidente y asume como “hitos históricos” su manejo de la pandemia “junto a los

24 gobernador­es” y el acuerdo con los bonistas por la deuda. Fustiga a los militantes anticuaren­tena que “lastiman” la percepción social, y dice que la oposición debe “asumir el fracaso” de la gestión Cambiemos. Toma distancia de quienes, como Luis D’elía, proponen “fusilar en la Plaza de Mayo” al expresiden­te, y a la vez cuida cada palabra vinculada con la vicepresid­enta, Cristina Kirchner.

–El Presidente propuso terminar con la grieta. ¿Hoy está más cerca o más lejos de lograrlo?

–El Presidente está convencido de que para lograr un proceso de desarrollo integral y sostenido es necesaria una Argentina unida, lo que no significa un país uniforme o de discurso único. Hay dos ejemplos claros: por un lado, el Presidente lidera, junto a 24 gobernador­es de distintos colores políticos, la lucha contra la pandemia, y esa unión fue relevante para mitigar su impacto. El otro ejemplo es que junto al ministro Martín Guzmán lideraron un enorme consenso para lograr un acuerdo sostenible para la deuda externa. Temas decisivos para el presente y el futuro del país.

–¿Criticar cotidianam­ente a Macri y al gobierno anterior colabora?

–Hemos sufrido durante muchas décadas, pero fundamenta­lmente lo que sucedió estos cuatro años, en temas cruciales como deuda, inflación y pobreza, fue un fracaso, y dejó a la Argentina en una situación muy difícil. Es necesario asumir eso, como también es necesario asumir errores o problemas de cualquier gobierno. Si un exministro [Alfonso Prat-gay] dice que era muy fácil resolver antes el problema de la deuda, ¿por qué lo agravaron mientras eran gobierno? Puedo entender susceptibi­lidades, pero no me parece que se pueda negar lo que sucedió.

–Una cosa es debatir la herencia económica y otra pedir que lo fusilen, como dice D’elía.

–El Frente de Todos es una coalición con distintas opiniones, las únicas que me parecen relevantes son las del Presidente, el jefe de Gabinete y el gabinete. El Presidente promueve el debate y discutir ideas, no queremos fusilar ni colgar a nadie en ningún lado.

–En un reporte del Ministerio de Salud de esta semana, usted criticó las “acciones destinadas a lastimar”. ¿Quiénes las motorizan?

–La pandemia es muy larga en todo el mundo, todas las sociedades se van fatigando, y es necesario construir informació­n que contribuya a fortalecer prácticas de cuidado. Decir que los problemas los provoca la cuarentena no es cierto, es como un chico que dice estar harto de usar pulóver cuando en realidad debería estar harto del invierno, algo que no puedo revertir. A veces se generan opiniones que lastiman esas prácticas de cuidado.

–¿Hay antiperoni­smo allí o solo gente harta del encierro?

–Está presente en el escenario político un fuerte componente de antiperoni­smo. Pero en esas críticas hay personas que necesitan imperiosam­ente trabajar y, tal vez, creen que es el Gobierno el que no quiere que salgan. Hay, por otro lado, un discurso con el que me cuesta conversar, el del cantito que dice que el virus no existe, los movimiento­s antivacuna­s, un discurso anticientí­fico que está cerca de los nuevos fundamenta­lismos del siglo XXI.

–¿El acuerdo por la deuda consolida al albertismo?

–Alberto es la síntesis de diversas corrientes, no es una parte y representa a todos. Este logro nos da la oportunida­d para hacer lo que vinimos a hacer: generar empleo, potenciar la producción, hacer una Argentina más federal, cambiar la cultura política. Sin abandonar las mezquindad­es, en especial, de quienes tienen una mejor posición, es imposible avanzar en ese camino.

–¿La expropiaci­ón de Vicentin no es una señal contradict­oria con el acuerdo con los bonistas?

–El Presidente ya lo aclaró, se anuló la intervenci­ón, prolongar la discusión o ponerla en el mismo plano que un logro gigantesco no es justo. Vicentin está cerrado, y la deuda es un hito, porque se evitó otro default en la historia argentina. Sí hay que asumir que la reconstruc­ción de la Argentina necesitará un Estado presente que contribuya a que el sector privado pueda invertir, tenga crédito y trabaje con la prioridad de arrancar con los últimos para llegar a todos.

–La expresiden­ta criticó la reunión del Presidente con empresario­s…

–[Piensa] Cristina Kirchner hizo un análisis profundo y detallado de la situación política, y viendo lo dramático de esa situación en mayo de 2019 tomó la decisión de que Alberto encabezara la fórmula presidenci­al y que ella lo acompañara. Cristina Fernández mantuvo sin vacilación alguna esa decisión desde aquel momento, y así va a ser durante todo el gobierno. Algún sector de la sociedad y del análisis político está con una atención quizá desmesurad­a respecto de posibles matices o diferencia­s, pero el Frente de Todos tiene muy claro que no queremos el país de la especulaci­ón financiera, con un 50 por ciento de inflación, con pobreza.

–De la reforma judicial también se cuestiona la integració­n de la comisión asesora…

–Muchos análisis solo confirman sus prejuicios, no están abiertos a los hechos. Hay personas sin sentencia judicial, y un sector de la sociedad ya está convencido de que son culpables, un prejuicio muy antirrepub­licano, que va en contra de la división de poderes, la Constituci­ón y la presunción de inocencia. Hay gente a la que parece grave que una persona [Carlos Beraldi] participe de esa comisión, y le parece normal que el Estado monte un sistema de espionaje político. Muchos opositores se manifestar­on en contra del proyecto de ley sin haberlo leído, y la comisión es para asesorar al Presidente a elaborar propuestas. Me puede no gustar que alguien forme parte, pero es absurdo decir que es antidemocr­ático que la integre.

–La oposición denuncia conflicto de intereses con Beraldi y Arslanian si se buscara ampliar la Corte…

–El proyecto habla de mejorar el funcionami­ento de la Justicia, dejando a los jueces naturales y sin decir nada del número de miembros de la Corte. Es muy difícil desarrolla­r una discusión democrátic­a cuando terminamos hablando de cualquier otra cosa menos del proyecto de ley. Necesitamo­s mejorar la calidad del debate.

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