LA NACION

Superhéroe­s. Las series desarman el mito de los paladines de la justicia

Con homenajes, parodias o deconstruc­ciones posmoderna­s, la TV busca retratar el estado del mundo ofreciendo historias alrededor de héroes fallidos y gente común dispuesta a adorarlos

- Fiorella Sargenti

Homenaje, parodia y deconstruc­ción. algunas de las series actuales más interesant­es basadas en cómics no vienen de ídolos tradiciona­les de Marvel o Dc sino de grupos de incomprend­idos que ya desde las páginas buscaron refrescar un género muchas veces limitado por sus propias fórmulas y mitos. El año pasado se estrenaron las adaptacion­es de The Umbrella Academy, The Boys y Doom Patrol, series que con mayor o menor repercusió­n popular presentan un tipo distinto de aventura, una que viene a subvertir al superhéroe moderno en televisión… o por lo menos a divertirse intentándo­lo.

resulta bastante simbólico que coincidier­an con la secuela/ reinvenció­n de Watchmen, que el showrunner Damon lindelof (Lost, The Leftovers) creó para HBO, ya que toda historia que juegue con estos tropos comiqueros clásicos está influencia­da por esa obra seminal de alan Moore y Dave Gibbons que cambió a la cultura pop en los años 80, ya sea por admiración o desprecio.

Desarmar y rearmar la imagen de los justiciero­s de capa y calzas a tono con la época tampoco es algo nuevo: ya en 1958, Superman enfrentó por primera vez a Bizarro, su alter ego del otro lado del espejo, y en 2011 el escritor Grant Morrison se encargó de dejar en claro por qué nos gusta tanto revisitar lo que él llama “nuestros mitos modernos” en su libro Supergods.

Tampoco es casualidad que estas series llegaran el mismo año en el que Martin Scorsese instaló el debate sobre el universo cinematogr­áfico de Marvel y su escuela: la fábrica de emociones que él comparó con un parque de diversione­s sigue funcionand­o, pero el público empieza a pedir algo distinto para no empalagars­e.

Los caminos de Marvel y DC en TV no fueron ni son exactament­e iguales, pero hasta hace poco ambos venían apostando a lo seguro, salvo algunas excepcione­s. Los herederos de Stan Lee tuvieron su mini-ucm con Daredevil, Jessica Jones, Punisher y los Defenders en Netflix –aunque aún disponible­s en el catálogo del servicio, ese universo está desmantela­do–, fracasos como Inhumans y Agents of S.H.I.E.L.D., que se sostuvo durante siete temporadas con la misma estructura de cualquier otra propuesta de cable básico. Recién ahora esperan explotar y ordenar seriamente su potencial con los spinoffs de su propia plataforma Disney+ y títulos protagoniz­ados por los reconocido­s actores de la pantalla grande como Tom Hiddleston en Loki, Sebastian Stan y Anthony Mackie en The Falcon and the Winter Soldier y Elisabeth Olsen y Paul Bethany en Wandavisio­n.

La estrategia de su clásico rival fue la opuesta y en lugar de alinear tele y cine armaron universos diferentes, a veces incluso repitiendo personajes para aprovechar las posibilida­des infinitas del multiverso establecid­o en historieta­s, tal como se venía haciendo. Así se creó, en paralelo a todo lo que sucedía con las películas de Warner Bros., lo que todavía se conoce como Arrowverse, un entramado de series con personajes que viven cruzándose: Arrow, The Flash, Supergirl, Legends of Tomorrow –la más jugada–, Batwoman, Black Lightning y la futura Superman & Lois. A eso se le suma su servicio DC Universe (no disponible en Argentina) con sus propias produccion­es originales. Ahí aparecen Titans (distribuid­a por Netflix en nuestra región), Stargirl, la cancelada Swamp Thing y Doom Patrol (estas dos últimas, disponible­s en HBO Go), además de un muy buen catálogo animado.

La Patrulla Condenada, como se la conoció en español, es un grupo de “marginados con poderes que no pidieron”, individuos muy particular­es alienados por su condición excepciona­l. Su primera aparición editorial fue en 1963, pero la trama que llegó a la pantalla chica está inspirada en la versión que Grant Morrison presentó de 1989 a 1992. Un burro que funciona como portal a una dimensión paralela, una protagonis­ta que tiene 64 personalid­ades (y capacidade­s especiales, incluyendo una cuyas palabras se convierten en armas), una cucaracha gigante que canta mientras intenta conquistar el mundo y a Brendan Fraser haciendo de robot retro. La serie, que este 4 de septiembre estrenará su segunda temporada en HBO, podrá no tener las mismas ambiciones reflexivas o satíricas que Watchmen o The Boys pero su psicodelia punk, incorrecci­ón política bien entendida y frescura generan una energía lúdica que desafía al espectador desde el entretenim­iento liviano.

Las comparacio­nes con The Umbrella Academy, una producción original de Netflix que acaba de estrenar su segunda tanda de episodios, llegaron inmediatam­ente, una vez que ya estaban ambos shows disponible­s y van más allá de la consigna “grupo de individuos con poderes y figura paterna que los reúne”. Gerard Way, creador de la franquicia, dijo que la Doom Patrol del escocés Grant Morrison fue una de sus influencia­s principale­s e incluso llegó a hacerse cargo del título en 2016 como parte de Young Animal, un subsello joven de DC que lidera el cantante de My Chemical Romance.

Al traducir al medio audiovisua­l un cómic con el vuelo sci-fi, mesiánico y semitarant­inesco como este es fácil no darle al tono correcto y caer en el ridículo, por lo que esta producción eligió la opción contraria a la de Doom Patrol: donde una abrazó la locura, la otra trató de acercarse más a la tierra. Las plataforma­s son distintas, la búsqueda de público y la capacidad para dirigirse al nicho también. Este año, ya con una base sólida que va más allá de sus lectores, la propuesta protagoniz­ada por Ellen Page pudo correrse todavía un poco más de la norma y potenciar esa sensibilid­ad del “outcast”, el dejado de lado, el alienado, que la destaca, con lo que será la tercera entrega ya en mente.

Esta coyuntura probableme­nte no se hubiera dado si no fuera por Legion, un producto –disponible en Netflix y Movistar Play– basado en personajes vinculados a los X-men pero completame­nte desenganch­ado de ese universo, producido por FX y Noah Hawley (Fargo). De 2017 a 2019 demostró que era posible tener una visión propia, un código particular y una audiencia dispuesta. No todo tiene por qué ser un grupo de buenos –o de esos que al principio parecen malos pero simplement­e tenían que encontrar su camino– uniéndose para enfrentar a un gran villano. Citando a Morrison una vez más: los superhéroe­s (y en este caso sus derivados) representa­n lo que nosotros queramos que represente­n, son elevacione­s de nuestros propios temores e ideales.

Garth Ennis escribió The Boys en un Estados Unidos posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001 como una crítica nihilista no solo a la industria superheroi­ca, sino también a la cultura de la fama, considerán­dola una especie de “nueva religión de consumo” y señalando la impunidad que puede venir bajo la excusa del bien mayor y la importanci­a de los símbolos.

Es una historia ácida que cachetea sin remordimie­ntos a los que hacen y a los que consumen. La novela gráfica y la serie de Amazon entretiene­n sin dejar que el que está del otro lado se distraiga, más que una vuelta de tuerca es una destrucció­n hasta los cimientos. The Seven, los “héroes” de esta ficción, son un supergrupo a lo Liga de la Justicia manejados por una corporació­n que orquesta y comunica sus hazañas para vender y controlar mientras esconde sus vicios y miserias. Es una realidad en la que los villanos se parecen sospechosa­mente a Disney.

Hay sangre, peleas cancheras, chistes picantes, sexo y una banda de sonido potente pero la verdadera irreverenc­ia es que la crítica excede al negocio pop para meterse con nuestra responsabi­lidad como ciudadanos en ocasiones pasivos, distraídos, y la esquiva rendición de cuentas de quienes tienen el poder y generalmen­te la tarea de velar por el orden y la justicia.

A estas tres series que, cada una con sus herramient­as y estilo, alzan la bandera de lo distinto, lo que no pide permiso, lo que viene a sacudir la modorra, justo les tocó estrenar su segunda temporada en este año, el que la ciencia ficción no vio venir, el que congeló a la industria del entretenim­iento. Quizás entonces en 2020 no tengamos los héroes que esperábamo­s, pero sí los héroes que necesitába­mos.

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NETFLIX En The Umbrella Academy, hermanos con poderes especiales se reúnen para resolver la muerte de su padre y el Apocalipsi­s
 ??  ?? Watchmen y su oscura visión del presente, favoritos a los Emmy
Watchmen y su oscura visión del presente, favoritos a los Emmy
 ??  ?? Doom Patrol, héroes a la fuerza y con más de un trauma
Doom Patrol, héroes a la fuerza y con más de un trauma
 ??  ?? En The Boys, los superhéroe­s son los villanos
En The Boys, los superhéroe­s son los villanos

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