LA NACION

Atalanta ganaba en el minuto 89, pero reaccionó PSG y lo eliminó de la Champions

Con juego y carácter, fue la figura del 2-1 que valió el pase a una semifinal de la Champions

- Claudio Mauri

Tres temporadas atrás, Neymar fue el emblema de Barcelona en el 6-1 que sacó a Paris Saint-germain de los octavos de final de la Champions League, aunque el póster de esa victoria heroica en el Camp Nou haya sido la imagen de Lionel Messi subido a un cartel de publicidad.

Más de tres años después, en medio de la inmensidad de un estadio vacío, Neymar se encargó de llevar a PSG adonde nunca había llegado en su historia: las semifinale­s de una Champions. El brasileño puso todo el fútbol y el carácter que lleva dentro. Se vació como un crack en un partido que no daba segundas oportunida­des. No se desanimó cuando Atalanta se puso 1-0 ni cuando el equipo italiano ensayó una resistenci­a que a los 44 minutos del segundo tiempo lo tenía a un palmo de una victoria épica.

Neymar no permitió que la encantador­a historia de Atalanta tuviera otro capítulo de ensueño. No lo hizo con un rendimient­o perfecto, ya que estuvo torcido para la definición en sus seis remates. De uno de esos disparos mordidos llegó el empate de Marquinhos. Lo suyo fue más allá: fue el alma de este PSG, al que la inversión qatarí de 1800 millones de euros desde 2011 no lograba quitarle el aire indolente y derrotista que lo impregnaba en las grandes citas europeas.

Neymar dotó a PSG de otro espíritu. ¿Y por qué no lo hizo antes? Porque su estancia en las cercanías de la Torre Eiffel también estuvo signada por la fatalidad. Debido a las lesiones en los tobillos, el brasileño quedó afuera de las dos eliminacio­nes anteriores en la Champions: contra Real Madrid en 2018 y ante

Manchester United en 2019. Frente a Atalanta quedó en claro que Neymar es indispensa­ble, tanto como lo que aporta Mbappé, que sale de una lesión y jugó la media hora final para terminar de abrir a la abrumada defensa de Atalanta. Leandro Paredes, que entró en los últimos 20 minutos, en uno de sus primeros pases puso al delantero francés de cara al gol, pero éste definió desviado.

En el estadio lisboeta Da Luz, uno de los escenarios portuguese­s de este Súper 8 de series a partido único que encontró la UEFA para no doblegarse ante la pandemia, Neymar tuvo la fiebre competitiv­a que podrían haberle contagiado tribunas repletas. Retrocedió hasta la mitad de cancha para iniciar el juego que esporádica­mente pasaba por Ander Herrera. Pidió la pelota siempre, se mostró, gambeteó, luchó y se desencontr­ó con Mauro Icardi, que volcado a la derecha cayó en la irrelevanc­ia y fue suplido por el camerunés Choupo-moting, autor del 2-1.

Atalanta se puso en ventaja con una bonita definición de Mario Pasalic, pero no encarnó al equipo de juego alegre y atrevido que lo erigió en la gran novedad europea. Lo pudieron la presión y la responsabi­lidad. Y también la misión titánica de frenar a Neymar. Le cometió nueve faltas. Esta vez el equipo de “Papu” Gómez –salió con una molestia física en el segundo tiempo– se olvidó de la pelota y se dedicó minar el campo con un total de 29 infraccion­es, contra las 13 que cometió PSG.

Los dueños qataríes y el director técnico Thomas Tuchel, que podría haber perdido el puesto en caso de una eliminació­n, deben festejar el compromiso que mostró el Nº 10. No pasó mucho tiempo desde mediados de 2017 hasta que Neymar empezó a arrepentir­se de su decisión de dejar Barcelona para sumarse al faraónico proyecto de Paris Saint-germain. La comunicaci­ón con Lionel Messi y Luis Suárez continuó mediante el grupo de Whatsapp creado con el nombre “Sudacas”. Juntos habían conquistad­o en 2015 el triplete (Liga, Champions League y Copa del Rey). El rosarino, que no logró convencerl­o de que no se fuera, incentivó entre los dirigentes de Barcelona su regreso, pero el récord de los 222 millones de euros de su pase hizo naufragar toda operación retorno.

Tampoco lo habían contratado para ganar la liga de Francia, objetivo para el que PSG tiene plantel suficiente. Fueron a buscarlo para la conquista europea. El infortunio de las lesiones en los momentos culminante­s le había cerrado el camino. Ahora que el cuerpo le responde, se puso el equipo al hombro para depositarl­o en las semifinale­s. Elegido MVP por la UEFA, declaró: “Estoy contento porque hicimos un gran partido contra un buen equipo. Nunca pensé en la eliminació­n. Nada me impedirá pensar que iremos a la final”. Ahora PSG espera en una semifinal al ganador de la serie de hoy entre Atlético de Madrid y Leipzig. El martes volverá a jugar en el estadio Da Luz, donde Neymar mandó el mensaje de que ésta puede ser su Champions para que en París lo consideren su rey.

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Reuters De otra categoría: Neymar y, en el rato que jugó, Mbappé fueron decisivos para París Saint-germain

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