Atalanta ganaba en el minuto 89, pero reaccionó PSG y lo eliminó de la Champions
Con juego y carácter, fue la figura del 2-1 que valió el pase a una semifinal de la Champions
Tres temporadas atrás, Neymar fue el emblema de Barcelona en el 6-1 que sacó a Paris Saint-germain de los octavos de final de la Champions League, aunque el póster de esa victoria heroica en el Camp Nou haya sido la imagen de Lionel Messi subido a un cartel de publicidad.
Más de tres años después, en medio de la inmensidad de un estadio vacío, Neymar se encargó de llevar a PSG adonde nunca había llegado en su historia: las semifinales de una Champions. El brasileño puso todo el fútbol y el carácter que lleva dentro. Se vació como un crack en un partido que no daba segundas oportunidades. No se desanimó cuando Atalanta se puso 1-0 ni cuando el equipo italiano ensayó una resistencia que a los 44 minutos del segundo tiempo lo tenía a un palmo de una victoria épica.
Neymar no permitió que la encantadora historia de Atalanta tuviera otro capítulo de ensueño. No lo hizo con un rendimiento perfecto, ya que estuvo torcido para la definición en sus seis remates. De uno de esos disparos mordidos llegó el empate de Marquinhos. Lo suyo fue más allá: fue el alma de este PSG, al que la inversión qatarí de 1800 millones de euros desde 2011 no lograba quitarle el aire indolente y derrotista que lo impregnaba en las grandes citas europeas.
Neymar dotó a PSG de otro espíritu. ¿Y por qué no lo hizo antes? Porque su estancia en las cercanías de la Torre Eiffel también estuvo signada por la fatalidad. Debido a las lesiones en los tobillos, el brasileño quedó afuera de las dos eliminaciones anteriores en la Champions: contra Real Madrid en 2018 y ante
Manchester United en 2019. Frente a Atalanta quedó en claro que Neymar es indispensable, tanto como lo que aporta Mbappé, que sale de una lesión y jugó la media hora final para terminar de abrir a la abrumada defensa de Atalanta. Leandro Paredes, que entró en los últimos 20 minutos, en uno de sus primeros pases puso al delantero francés de cara al gol, pero éste definió desviado.
En el estadio lisboeta Da Luz, uno de los escenarios portugueses de este Súper 8 de series a partido único que encontró la UEFA para no doblegarse ante la pandemia, Neymar tuvo la fiebre competitiva que podrían haberle contagiado tribunas repletas. Retrocedió hasta la mitad de cancha para iniciar el juego que esporádicamente pasaba por Ander Herrera. Pidió la pelota siempre, se mostró, gambeteó, luchó y se desencontró con Mauro Icardi, que volcado a la derecha cayó en la irrelevancia y fue suplido por el camerunés Choupo-moting, autor del 2-1.
Atalanta se puso en ventaja con una bonita definición de Mario Pasalic, pero no encarnó al equipo de juego alegre y atrevido que lo erigió en la gran novedad europea. Lo pudieron la presión y la responsabilidad. Y también la misión titánica de frenar a Neymar. Le cometió nueve faltas. Esta vez el equipo de “Papu” Gómez –salió con una molestia física en el segundo tiempo– se olvidó de la pelota y se dedicó minar el campo con un total de 29 infracciones, contra las 13 que cometió PSG.
Los dueños qataríes y el director técnico Thomas Tuchel, que podría haber perdido el puesto en caso de una eliminación, deben festejar el compromiso que mostró el Nº 10. No pasó mucho tiempo desde mediados de 2017 hasta que Neymar empezó a arrepentirse de su decisión de dejar Barcelona para sumarse al faraónico proyecto de Paris Saint-germain. La comunicación con Lionel Messi y Luis Suárez continuó mediante el grupo de Whatsapp creado con el nombre “Sudacas”. Juntos habían conquistado en 2015 el triplete (Liga, Champions League y Copa del Rey). El rosarino, que no logró convencerlo de que no se fuera, incentivó entre los dirigentes de Barcelona su regreso, pero el récord de los 222 millones de euros de su pase hizo naufragar toda operación retorno.
Tampoco lo habían contratado para ganar la liga de Francia, objetivo para el que PSG tiene plantel suficiente. Fueron a buscarlo para la conquista europea. El infortunio de las lesiones en los momentos culminantes le había cerrado el camino. Ahora que el cuerpo le responde, se puso el equipo al hombro para depositarlo en las semifinales. Elegido MVP por la UEFA, declaró: “Estoy contento porque hicimos un gran partido contra un buen equipo. Nunca pensé en la eliminación. Nada me impedirá pensar que iremos a la final”. Ahora PSG espera en una semifinal al ganador de la serie de hoy entre Atlético de Madrid y Leipzig. El martes volverá a jugar en el estadio Da Luz, donde Neymar mandó el mensaje de que ésta puede ser su Champions para que en París lo consideren su rey.