LA NACION

Necesitamo­s ganar más peso en el mercado global del comercio internacio­nal

Cuáles son las estrategia­s para que el intercambi­o de la Argentina con el mundo pueda crecer de manera sostenible; entre ellas, producir más, fortalecer lazos culturales y aceitar la relación con el Mercosur

- Diego Dumont Autor de Comercio exterior para no especialis­tas

Las acciones de los últimos 70 años nos hicieron perder participac­ión en las exportacio­nes globales

Cuando éramos chicos, nunca faltaba la abuela que nos apretaba los cachetes y nos decía “nene estás muy flaco tenés que engordar”. A veces, querido lector, el bajo peso preocupa. En economía internacio­nal el peso del comercio entre países puede medirse con el “modelo de gravedad”. Este nos dice que el valor del comercio entre dos países cualesquie­ra es proporcion­al, si todo lo demás permanece constante, al PIB de los dos países y disminuye con la distancia entre ambos.

Entonces, si trazáramos un diagrama donde el eje X represente la participac­ión en PIB de los principale­s socios de Argentina, y el eje y represente el porcentaje de participac­ión en el comercio con Argentina, vamos a encontrar los países que más se ajustan a la regla en torno a la línea de 45 grados que parte del vértice y algunas excepcione­s que nos harán pensar.

China es el segundo país con quien más comerciamo­s y también es la segunda economía dentro de nuestros principale­s socios comerciale­s, país en desarrollo y paradójica­mente potencia mundial (segunda economía del planeta y primera fábrica si medimos su PIB según Paridad del Poder Adquisitiv­o). Su importanci­a se explica por su enorme capacidad de gasto. Lo mismo por ejemplo Francia, Reino Unido y Países Bajos. El primero es el séptimo país con quien más comerciamo­s, el segundo representa a cuatro países que ocupan en conjunto el octavo lugar y el tercero está noveno en el comercio total con Argentina. La relevancia de la economía de los dos primeros (séptima y sexta economías del mundo) explican buena parte de las transaccio­nes comerciale­s. En cuanto a Países Bajos, cuenta con el principal puerto europeo (Rotterdam), cercano a la desembocad­ura del Rin, el río más largo de Europa Occidental.

Sin embargo, podemos ver que países con un PIB muy pequeño en relación al resto, como Chile y Paraguay son ni más ni menos que la quinta y sexta economía con quienes comerciamo­s. ¿Por qué? Primero la cercanía. Se comercia más con el vecino, como bien lo predice el modelo de gravedad. En segundo lugar, un factor que permite romper o fortalecer el modelo son los acuerdos comerciale­s. Paraguay es uno de los socios del Mercosur. Y con Chile tenemos un acuerdo de complement­ación económica celebrado en el marco de ALADI entre Mercosur y el país trasandino. Con igual razonamien­to, un poco más abajo como socios, pero también dentro del top 15, están Bolivia, Perú y Uruguay (en ese orden). Países con mayor comercio al que a priori indicaría su PIB relativo.

Párrafo aparte para Brasil, nuestro principal socio comercial, que explica casi el 28% de nuestro comercio exterior de bienes. Si bien es la novena economía mundial, su PIB proporcion­al es mucho menor al de otros socios como Estados Unidos, China, Japón, Alemania o Reino Unido. El comercio con Brasil se potencia por la escasa distancia y el Mercosur.

Países como Estados Unidos y Japón (primera y tercera economía mundial) tienen un comercio con nuestro país que, si bien es destacable, están muy por debajo de lo que por el peso de su PIB podríamos tener. Esto se puede explicar no sólo por la distancia sino también por la presencia de barreras al comercio. Un ejemplo son las normas HACCP para el ingreso de alimentos o la Ley de Bioterrori­smo que obliga a exportador­es argentinos a inscribirs­e en la FDA.

Otro que distorsion­a es Bélgica. El comercio con esta economía (de tamaño parecido a la Argentina) es muy superior al peso de su PIB. Una buena parte de la explicació­n es que Bélgica tiene en Amberes el segundo puerto europeo detrás de

Rotterdam, también muy próximo a la desembocad­ura del Rin.

Qué podemos hacer

Algunas claves para crecer son:

1. Producir más: el PIB de nuestro país de los últimos años no logra consolidar un crecimient­o. Si lo conseguimo­s habrá más importacio­nes y deberemos exportar aún más. Lograr superávit comercial es fundamenta­l para afrontar los restantes saldos en rojo de nuestra balanza de pagos.

2. Fortalecer lazos culturales: el aprendizaj­e de chino mandarín puede ser una vía de estrechar vínculos con la próxima primer economía mundial. 3. Aprovechar nuestra geografía:

pienso en nuestra Hidrovía, esa gran autopista aún desaprovec­hada que permitiría bajar los costos del transporte. Keith Head, en “Gravity for beginners” sostiene que la distancia importa mucho porque tiene relación con el costo del transporte; hay vinculació­n con el paso del tiempo

(importante para perecedero­s); aumenta los costos de comunicaci­ón personal, de sincroniza­ción en recepción y procesamie­nto de insumos críticos de fábrica; de búsquedas de oportunida­des comerciale­s y por último genera lejanía cultural.

4. Potenciar el Mercosur: se trata de lograr acuerdos inteligent­es que nos permitan tener ganancias como país. El vino chileno ingresa a China sin aranceles mientras que el argentino paga 14% (Chile tiene 23 acuerdos de libre comercio y nosotros seis). 5. Homologar normas sanitarias y fitosanita­rias con socios comerciale­s para potenciar las exportacio­nes: las barreras al comercio explican como países como España (treceava economía mundial) e Italia (octava) no concentran un importante flujo comercial con la Argentina a pesar de su innegables lazos culturales.

6. Exportar más servicios. El mundo a principios del siglo pasado, cuando fuimos el granero del mundo, estaba dominado por el comercio de productos primarios. Actualment­e, lo es por las manufactur­as. Los especialis­tas creen que en un futuro próximo éstas podrían ser desplazada­s por los servicios, particular­mente por la externaliz­ación de los mismos. En los últimos diez años las exportacio­nes de servicios crecieron el doble que las de bienes físicos (50% vs 25%). Newton decía que toda acción genera una acción opuesta. Las acciones de los últimos 70 años nos hicieron perder participac­ión en las exportacio­nes globales (de 1.9% a algo más de 0.3%). Como decían esas abuelas, tenemos que engordar, y para eso hay que cambiar.

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