Lof Wiritray, la comunidad mapuche que prospera en paz en Villa Mascardi
Los vecinos del lugar reconocen que existe una buena vinculación con el grupo, a diferencia del lof Lafken Winkul Mapu
A partir de 2017 hasta la fecha fue aumentando el nivel de conflictividad entre la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu y los vecinos de Villa Mascardi. Llegan noticias de casas tomadas, agresiones e incendios intencionales. Pero dentro del bosque, frente al lago Mascardi, también hay ejemplos de comunidades que han logrado una profunda integración con los vecinos y que desarrollaron su economía a partir de su identidad cultural, sin dejar de lado el reclamo por sus tierras ancestrales. Tal es el caso del lof Wiritray.
“Somos 40 familias que descienden de los primeros mapuches que hubo en el lugar. Descendemos de familias troncales, como la de Juan Bautista Treuke, los Inaleff y Rauque. Todas las dificultades las superamos con trabajo. Ya hace tiempo que hemos desarrollado un complejo de turismo comunitario con identidad. Viene gente de todo el mundo y le enseñamos nuestra cultura, con mucho orgullo de ser mapuches”, dice Clarisa Montenegro, werken (mensajera) de la comunidad Wiritray. La comunidad está asentada en la cabecera norte de Villa Mascardi. Las que consideran sus tierras ancestrales están ocupadas desde 1902 y aún no lograron la posesión definitiva del territorio que ocupan actualmente. Se dedicaban a la ganadería y a la agricultura, pero con la llegada de Parques Nacionales, en 1936, las tierras se dividieron y ellos perdieron territorio. Aún trabajan con ese organismo para lograr la posesión definitiva de las tierras.
Recién en los 90, el Estado los reconoció como los descendientes de los primeros originarios. Desde entonces trabajan junto al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) para poder reinventar su economía sin dejar de lado su identidad. “El camping intercultural Relmu Lafken, a la vera del lago de los Siete Colores, donde recibimos turistas desde octubre hasta abril, es un espacio de 180 metros cubiertos. Ahí damos talleres, enseñamos música, ofrecemos nuestras comidas típicas, brindamos explicaciones sobre nuestra cultura y tenemos salones de usos múltiples para que sean utilizados por miembros de nuestra comunidad”, explica Montenegro.
A fines de 2006 se sancionó la ley nacional 26.160, de relevamiento territorial de comunidades indígenas, para dar respuesta a la situación de emergencia territorial de estas comunidades en la Argentina. “Fuimos de las primeras comunidades en ser relevadas y la primera en obtener la personería jurídica en Río Negro, en 2000. A partir de ahí todo el reclamo y toda reivindicación se va dando muy de a poco”, señala Montenegro.
Ella fue consejera y también presidenta del Consejo de Desarrollo de Comunidades Indígenas (Codesi). Más allá de los avances que han logrado en los últimos 20 años, aún reclaman sus tierras y, según ella, se ha planteado la necesidad de recuperar muchos territorios que, en un principio, Parques Nacionales había desestimado. Fernando Zanona, secretario de prensa y propaganda del Sindicato de Guardaparques de la República Argentina, cuenta que tanto él como sus compañeros mantienen una buena relación con el lof Wiritray.
Las últimas semanas en Villa Mascardi fueron turbulentas. Según cuenta Diego Frutos, que vive en Buenos Aires, pero es dueño de la cabaña La Cristalina, a la vera de la ruta nacional 40 sur, unos hombres encapuchados le quemaron la cabaña. También sufrió pedradas y amenazas. Los incendios, robos y tomas de viviendas son una problemática que existe desde 2017. “Nosotros nos relacionamos más que nada en verano con el lof Wiritray porque ellos tienen desarrollado un camping. Tenemos muy buena relación, ni hacemos ni ellos hacen hacia nosotros algún tipo de diferencia”, dice. Frutos mantiene muy buena relación con la comunidad Wiritray. Él, al igual que otros vecinos, atribuye a otra comunidad mapuche la responsabilidad de los incidentes: el lof Lafken Winkul Mapu.