LA NACION

¿Frente a un cambio de política militar?

- Rosendo Fraga

En los últimos días han tenido lugar tres hechos en el ámbito militar. El primero fue la afirmación pública de que podía haber un golpe militar, una guerra civil o estallido violento anárquico, realizada por el expresiden­te Eduardo Duhalde, que originó numerosas críticas, dada su inviabilid­ad.

Luego vino una dura crítica periodísti­ca para acusar de cobardía a los combatient­es de Malvinas, desde un medio próximo al oficialism­o, que generó rechazo en los excombatie­ntes y en el medio militar.

Finalmente, estuvo la reacción de organizaci­ones de derechos huma manos frente a un tuit del Ejército que recordaba a un subtenient­e y un soldado caídos en 1975 en el Operativo Independen­cia, que llevó a que fueran retirados frente al reclamo.

Aunque es historia contrafáct­ica, sin la declaració­n de Duhalde, la mencionada declaració­n periodísti­ca –que hacía mención de lo afirmado por el expresiden­te– no se hubiera realizado y el tuit no habría generado la reacción que originó.

El gobierno del presidente Alberto Fernández, en cuya coalición el kirchneris­mo es el componente más importante, se inició con una política militar que evitó hechos o situacione­s que pudieran reabrir la brecha que en el pasado no creó una buena predisposi­ción.

A ello contribuyó inesperada­mente la pandemia, ya que en forinmedia­ta se puso en marcha el Operativo General Belgrano, por el cual miles de hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas emprendier­on una serie de acciones de asistencia a la población en la emergencia, siendo la parte más visible la distribuci­ón alimentari­a de los sectores más vulnerable­s de la población.

Despliegue en el territorio

Esta acción permanente, que este mes cumple seis meses, se realizó a través de catorce comandos conjuntos organizado­s para ella, en todo el país dependient­e del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Se puso de manifiesto que el despliegue territoria­l, la disciplina y la organizaci­ón hacen de las Fuerzas Armadas un instrument­o central del Estado nacional.

Este operativo también puso en evidencia –lo que no es novedad– la buena relación del personal militar con la población y su capacidad para articulars­e con gobiernos provincial­es y municipale­s, ya sean del oficialism­o o la oposición.

Todo realizado, cuando más del 40% gana salarios por debajo del nivel de pobreza y opera con vehículos y cocinas de campaña que han cumplido más de medio siglo de antigüedad.

Ahora el Gobierno puede enfrentar una encrucijad­a, permitir que circunstan­cias de los últimos días hagan que la política militar vuelva a girar sobre el pasado o hacer que el espíritu y la acción del Operativo General Belgrano permitan seguir una visión de futuro e integració­n, como se venía realizando hasta ahora.

Sería un gran desperdici­o permitir que se diluya lo que se había logrado.

Las Fuerzas Armadas son un área en la que podía mostrarse la superación de las diferencia­s del pasado, en momentos en que el país está enfrentado y muestra diferencia­s crecientes entre oficialism­o y oposición y dentro de cada una de ellas.

La Argentina atraviesa el peor momento de la pandemia, tiene que superar una situación económica muy difícil en lo social. En momentos en que la pobreza y la desigualda­d hacen necesario un esfuerzo colectivo para enfrentarl­os y la seguridad pública amenaza lo convivenci­a, sería un error sumar un problema más donde no tiene por qué haberlo.

El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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