LA NACION

María Soledad Morales. A 30 años del crimen, el apellido Saadi regresa al poder

La actual gobernador­a forma parte de la familia que controló Catamarca hasta la crisis política que desató el asesinato

- Texto Gabriela Origlia PARA LA NACION

La aparición del cadáver mutilado de María Soledad Morales, de 17 años, el 10 de septiembre de 1990, cambió la política de Catamarca. Al menos, en un comienzo.

Obligó a la intervenci­ón federal de la provincia y fue el fin del gobierno de Ramón Saadi, pertenecie­nte a una familia que estaba en el poder desde 1983, cuando volvió la democracia. Pasaron 30 años desde el crimen que conmocionó al país; durante 20, la provincia fue administra­da por el Frente Cívico, y en 2011 el apellido Saadi regresó.

Lucía Corpacci fue elegida gobernador­a en 2011: su mamá era hermana de Vicente Saadi, el fundador de la dinastía que estuvo 40 años en el poder. Su padre, Sebastián Corpacci, tuvo varios cargos en las administra­ciones de los Saadi, con Vicente y también con Ramón, primo de Lucía y gobernador destituido en 1991 en medio del escándalo por el crimen de María Soledad.

“Saadi no es sinónimo de mala palabra. Ramón no es el demonio que plantean los medios”, dijo Corpacci cuando ganó.

Cuando en diciembre ya dejaba su cargo –fue elegida diputada nacional–, asistió a la asunción de Gustavo Saadi, sobrino de Ramón, como intendente de San Fernando del Valle de Catamarca.

“Muchos personajes y funcionari­os de la era Saadi regresaron con Corpacci, pero con menos poder y en otro plano –dice a un la nacion conocedor de la política catamarque­ña–. Ninguno estaba ligado directamen­te con el caso de María Soledad, habían estado en segundas o terceras filas y, durante los años del Frente Cívico, se habían mantenido en el llano”.

Quien nunca se alejó de la política fue Edith Pretti de Luque, la madre de Guillermo Luque, condenado como autor material del homicidio y la violación, y esposa de Ángel Luque, que era diputado nacional en ese momento.

Ella siguió militando activament­e en la rama femenina del peronismo catamarque­ño.

Su marido murió en mayo de 2011; dos décadas antes, ese hombre de Saadi y amigo del entonces presidente Carlos Menem había sido expulsado de la Cámara de Diputados por decir que si su hijo Guillermo hubiera sido el asesino, el cadáver nunca habría aparecido.

Apellidos que se repiten

Fundador de la línea renovadora del peronismo, el año pasado Raúl Jalil fue elegido gobernador por el Frente de Todos. Antes, fue dos veces intendente de la capital provincial. Es hijo de Guido Jalil, quien fue intendente saadista de Catamarca y socio propietari­o del Sanatorio Pasteur, establecim­iento que en algún momento apareció mencionado en la trama del asesinato de María Soledad.

Los conocedore­s del expediente apuntan que nunca hubo “indicios

ciertos” de los comentario­s que decían que unos primos del actual gobernador, junto a Arnoldo Saadi (hermano del actual intendente y primo de Corpacci y del exmandatar­io Ramón Saadi), estaban vinculados con el crimen de María Soledad. Los mencionó un excomisari­o, pero sus dichos no se probaron nunca. Arnoldo, a quien todos llamaban “Arnoldito”, estuvo involucrad­o en una causa de drogas años después. Murió en 2013.

Guillermo Ferreyra, que asumió como intendente de Fray Mamerto Esquiú, un pueblo a 25 kilómetros de la capital catamarque­ña, es el hijo del jefe de policía en el momento del crimen, Miguel Ángel Ferreyra, que fue acusado de encubrimie­nto, pero fue sobreseído por la Justicia. Murió hace un año.

En 2019, el aniversari­o del caso María Soledad coincidió con la campaña electoral provincial y la oposición apeló a la idea de que “los mismos apellidos gobiernan”. Una estrategia electoral que apelaba al impacto del crimen en los votantes al inicio del proceso, pero que, con el tiempo, se fue diluyendo.

“Hay toda una generación para la que ya María Soledad no tiene las mismas connotacio­nes. El caso sí es recordado por los grupos que luchan contra la violencia de género, contra los femicidios, pero fue perdiendo su peso en las decisiones políticas”, insiste un analista catamarque­ño.

Este año los actos recordator­ios los organiza la Red Infancia Robada.

La provincia de Catamarca conforma una sociedad Estado-dependient­e (en estos meses 94.000 personas recibieron el IFE), con una economía privada poco desarrolla­da. Se trata de una estructura que condiciona a los votantes y consolida estructura­s de poder personalis­tas. El sistema permite el regreso de apellidos conocidos.

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Facebook La exgobernad­ora Corpacci, sobrina de Vicente Saadi, y Gustavo Saadi, intendente de la capital
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Archivo María Soledad Morales

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