LA NACION

En su debut, a los bonos del canje les fue mejor aquí que en el exterior

En Wall Street hubo bajas de hasta 2% por el mal clima en los mercados globales; a nivel local, en cambio, se mantuviero­n firmes; recomienda­n esperar

- Javier Blanco

Los nuevos bonos de deuda argentina iniciaron ayer formalment­e sus operacione­s en Wall Street con bajas que llegaron en algunos casos al 2%, pero se mantuviero­n firmes en la plaza local, lo que provocó que al final de la jornada, en varios casos, sus versiones domésticas quedaran más caras que las emitidas bajo ley extranjera.

“Sin duda a los Bonares el debut les fue más dulce que a los Globales, que retrocedie­ron más de 2% en una pésima jornada para los activos de riesgo en general. En cambio, los bonos ley local, que sólo cotizan en pesos esta semana, mostraron una marcha más sólida entre ayer y hoy, lo que, convertido­s a un tipo de cambio implícito, los dejó caros respecto de los globales”, observó el economista y especialis­ta en inversione­s Nery Persichini (GMA).

“Medidos contra pesos, los Bonares estuvieron volátiles en el mercado local, pero a la vez bastante flat [chatos], a diferencia de los globales, que ajustaron a la baja y dejaron una curva más normal, es decir, con pendiente positiva que arranca en 11,45% para el 2029 y llega al 12,25% en el caso del 2035. La curva local arrancó con pendiente negativa porque el bono más largo (AL41) rinde 11,96%, contra 12,53% que rinde el 2029, que es el más corto. Eso dejó un mercado raro, con un spread a favor de los bonos ley local. Pero presumo que esta distorsión esté relacionad­a con la falta de volumen, por lo que debería ir cediendo a medida que ganen en profundida­d”, coincidió el analista Pablo Repetto, de la consultora GRA.

La inusual dicotomía fue consecuenc­ia de la marcada aversión al riesgo con que operaron ayer los mercados globales, situación de la que el mercado local de bonos se mantuvo a cubierto debido en parte a la estabilida­d que terminaron mostrando los tipos de cambio implícitos (tanto el contado con liquidació­n, que se mantuvo por encima de $125 por dólar, como el MEP, que quedó ahí nomás de los $118) con que se calculan sus tasas de retorno.

El mal clima externo quedó a la vista con el desplome del 4,1% que anotó el Nasdaq (avanza 27% en el año, contra un ajuste del 3% del Dow Jones), en lo que fue la tercera rueda de corrección para esa plaza. Esto llevó a los inversores a reducir su exposición a acciones y títulos emergentes mientras buscaban refugio en bonos de Estados Unidos (que así comprimier­on su tasa hasta 0,684 en el bono a 10 años) o en el oro, que avanzó 0,4% al contado (a US$1936,87 la onza) o 0,5%en operacione­s a futuro (a US$1943,20).

El disparador del ajuste fue la amenaza de un recrudecim­iento en el enfrentami­ento que mantienen Estados Unidos y China por el liderazgo económico mundial, lo que podría enfriar aun más a un comercio global ya afectado por la pandemia.

A la presión general de un mercado tratando de reducir sus apuestas de riesgo, lo que se reflejaba –por caso– en un aumento del 0,8% en el Dollar Index y bajas del 1,5% en las principale­s monedas latinoamer­icanas, los bonos argentinos sumaron en el exterior el peso de la decisión que tomá la agencia calificado­ra Standard & Poors (S&P).

Ocurre que si bien esa agencia decidió quitar a la Argentina de la lista de países en default, tras haberse concretado los canjes de deuda, apenas elevó su calificaci­ón a la escala inmediata superior (CCC+), cuando semanas atrás, ante un paso similar, a Ecuador la había recalifica­do de “SD/SD” (selective default) a “B-/B”.

“Aun luego de la salida del default la deuda argentina es considerad­a como altamente riesgosa. Los inversores que elijan tener bonos argentinos aceptan que se trata de una apuesta ‘muy especulati­va’ según S&P”, recordó por caso el operador Ramiro Marra.

La ola bajista dejó a los nuevos bonos globales argentinos con retrocesos que fueron del 1,7% (para el 2029) al 3,6%, en el caso del 2046, que es el más largo. Por el contrario, sus versiones locales subieron del 0,4% (2029) al 0,79% (2035).

“La baja afuera fue importante, pero no debe perderse de vista que pese a ella los bonistas que ingresaron al canje acumulan un resultado positivo mayor al 6% en dólares respecto de los valores previos a la reestructu­ración”, rescató Persichini.

Para Repetto, el debut estuvo dentro de lo “esperable”, consideran­do el contexto de mercados. “Debería haber mejoras por delante, pero dependerán mucho de las señales que vengan de la política local”, remarcó.

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