El temor a la propagación en el interior
El domingo pasado, cuando la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, llamó al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, su ministro de Seguridad, Marcelo Saín, le dijo al gobernador que no había indicios por ahora de una asonada. Pero la situación empezó a complicarse durante las últimas horas, aunque todo parece indicar que los reclamos no son masivos en una fuerza de 22.000 uniformados.
Por las dudas, y para evitar efectos contagios como en 2013, el titular de la cartera de Seguridad se apuró esta semana en afirmar que los aumentos que recibirán los estatales en el marco de la paritaria provincial también será destinado a los policías. La recomposición salarial que ofreció Perotti se pagará de manera escalonada durante cuatro meses, con el compromiso político de revisar los números en diciembre. Es un aumento de 4.000 pesos en agosto y setiembre, 4.500 en octubre y 5.000 en noviembre para las categorías más bajas. Un segundo rango de 5.300 en los dos primeros meses, 6.100 y 7.000 en los otros dos, para las intermedias. Y un tercer nivel de 6.500 en agosto y setiembre, 7.500 en octubre y 8.500 en noviembre, para las superiores.
Además de la inquietud en Santa Fe efectivos de Misiones y La Rioja ya habían protagonizado manifestaciones por mejoras laborales y salariales la semana pasada, a quienes ahora se sumaron uniformados de Chaco, Jujuy, Río Negro y Chubut.
Este es uno de los temores que tiene el gobierno nacional: la expansión al resto del país de la protesta que se escucha con fuerza en la provincia de Buenos Aires. Ese fenómeno tiene un antecedente concreto en 2013, cuando más de una decena de provincias se vieron sacudidas por reclamos similares y pusieron en jaque a la administración de Cristina Kirchner.