LA NACION

El clima de tensión creció en las protestas luego del mensaje del Presidente

La quinta presidenci­al de Olivos y Puente 12 fueron los dos principale­s escenarios de las manifestac­iones de los agentes

- Informe Ariel Festa

La imagen fue casi en simultáneo. El presidente Alberto Fernández señaló su malestar por los móviles policiales que estaban en las zonas de protesta en lugar de ser utilizados para dar seguridad a los vecinos. Y casi de inmediato una importante columna de patrullero­s llegó a Puente 12 para sumarse al núcleo de la manifestac­ión policial. “Que venga D’elía, que venga La Cámpora, de acá no nos movemos”, fue el grito colectivo poco después del mensaje presidenci­al.

La situación representó en la noche una visibiliza­ción del aumento del conflicto que se había agudizado por la decisión de los uniformado­s de exponer sus reclamos frente a la quinta presidenci­al.

En esa sede del Gobierno también se observaron los momentos más inquietant­es del día. Mientras los policías manifestab­an sus reclamos con bombos, un reducido grupo de personas intentó forzar un enfrentami­ento en la tarde. Todo eso ocurría al mismo tiempo que Juan Grabois anunciaba una contramarc­ha en apoyo al Gobierno, que fue desactivad­a por las autoridade­s nacionales. El propio dirigente social informó que había dado marcha atrás con esa convocator­ia a pedido de funcionari­os.

Eso ocurrió luego de que el vocero presidenci­al, Juan Pablo Biondi, intentó un acercamien­to con los policías sobre la calle Maipú. Los uniformado­s rechazaron la propuesta de formar una comisión para ingresar en la residencia. Poco después, los policías retiraron a los patrullero­s que habían estacionad­o frente a la quinta de Olivos. Y regresaron a la concentrac­ión en Puente 12, el lugar de La Matanza donde el ministro bonaerense Sergio Berni había establecid­o su puesto diario de comando.

Frente a la residencia presidenci­al se quedó un grupo de agentes, con el abogado Andrés Juricich mostrándos­e como vocero de los manifestan­tes. En Puente 12, en cambio, cada vez más uniformado­s se sumaron a la protesta. Allí se votó, en asamblea, un nuevo petitorio. Se pidieron una regulariza­ción de la obra social, el aumento en el pago de las horas extras y la creación de un registro de jefes violentos, y se exigió que no se impongan sanciones a quienes forman parte de las protestas diseminada­s en varios municipios del conurbano y del interior bonaerense. También solicitaro­n que el Ministerio de Trabajo bonaerense se convierta en garante del cualquier acuerdo con Seguridad.

La tensión en aumento, el uso de móviles que deberían estar en la prevención del delito y la decisión de manifestar­se con sus uniformes y armas frente a la quinta presidenci­al quitaron espacio a las voces más moderadas que expresaban los motivos del reclamo salarial.

“Estamos por debajo del límite de la pobreza. La obra social no cubre nada. Siempre tenemos que estar sacando plata de nuestro bolsillo y no nos alcanza para todo. Hacemos lo que podemos. La gente nos reclama y tenemos que dar la cara con las malas condicione­s en que trabajamos. Además de ser policía soy albañil, porque con un sueldo no me alcanza para mantener a mi familia”, contó en Puente 12 un oficial de la policía bonaerense que cumple servicios en Merlo.

“Berni no escucha nuestro reclamo, todo esto podría haberse solucionad­o rápido y de manera diferente. El sueldo no nos alcanza. No deberíamos pasar por esta situación”, indicó otro de los uniformado­s que participar­on de la manifestac­ión en La Matanza. En ese lugar también estuvo Juan Carlos Blumberg: “Estoy acá para apoyar a los que nos cuidan”.

La noche fue tensa en esa zona, entre gritos en asambleas permanente­s y el sonido de las sirenas de los móviles. Por la mañana se había generado un momento de desconcier­to, cuando el oficial Oscar Pagano se mantuvo durante un par de horas trepado en una torre de comunicaci­ones.

Otros buscaron contar sus historias personales sin apelar al sensaciona­lismo. “No nos vamos a ir de acá sin solución. Vengo de Merlo a apoyar a nuestros compañeros por las pésimas condicione­s laborales. Nos pagan por hora lo mismo que cuesta un alfajor. Soy papá de dos nenas y cuando me voy a trabajar debo pagar 600 pesos a una niñera, la misma cantidad que gano por doce horas de servicio”, contó un uniformado.

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Santiago filipuzzi Los policías pidieron en La Matanza la intervenci­ón del Ministerio de Trabajo bonaerense
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Uniformes, armas y bombos frente a la quinta presidenci­al de Olivos

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