LA NACION

Cómo aprovechó el rugby la pandemia

- Jorge Búsico

Mirarse para poder abordar otras miradas. Es una parte importante del camino que el rugby argentino tuvo que reacomodar y profundiza­r a partir del cachetazo que le trajo la realidad: el asesinato de Fernando Báez Sosa. La pausa a raíz de la pandemia jugó ndo a favor para avanzar en dos acciones que coinciden en el objetivo de fortalecer valores y revisar conductas: la comisión que se creó en la URBA de “Formación Integral y Mejora del Comportami­ento” (FIMCO) y el programa de la UAR “Rugby 2030”. Ambos a largo plazo, pero con pasos muy firmes tras el verano.

La comisión FIMCO, aprobada el 4 de marzo en la última asamblea presencial, tuvo una primera etapa, contada por la nacion el 11 de junio, de la que participar­on 92 personas, una por club, más quienes están al frente (Martín Carrique, Luis Martin y Herrera, Miguel García Lombardi y Facundo Sassone). La segunda, que culminó el mes pasado, gozó de una convocator­ia aún mayor: un promedio de 428 personas que al menos participar­on en dos talleres y un pico de 470. “Nuestro objetivo fue ampliar la masa crítica y por eso ampliamos la invitación de 4 a 7 por club, con lo que se logró la participac­ión de jugadores y jugadoras, entrenador­es y dirigentes, además del referente por club”, informa Sassone, sociólogo y camada 1977 de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó.

“En el segundo encuentro se trabajó especialme­nte la discrimina­ción y la desigualda­d, y sus posibles conexiones con el origen de la violencia. A mí me tocó hacer hincapié en el bullying. Hablamos de esos apodos que naturaliza­mos sin tener en cuenta si el destinatar­io lo sufre. Les ponemos a los chicos “gordo”, “bolú”, y después nos preguntamo­s porqué dejaron de venir. El trabajo es poner sobre la mesa todo esto, plantear lo que nos resulta incómodo y no barrer más debajo de la alfombra. Cumplir con los valores que pregonamos; reducir la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos”, completa Sassone, que agrega que también se plantearon cuestiones de género.

Los talleres además sacaron a la luz defectos que provienen de una cultura de ganar o ganar instalada en los últimos tiempos; se da cuando un equipo C de un club juega un partido decisivo y sube a varios del A o en clubes acostumbra­dos a ganar que atienden a desgano en el tercer tiempo cuando pierden. Son los menos, pero pasa. En octubre se iniciará la 3a parte de FIMCO, en la que se impulsará ampliar las discusione­s y en brindar la mayor cantidad de herramient­as para que lo hablado en las reuniones online baje a los entrenador­es y jugadores cuando se produzca la vuelta a los clubes. “Se unieron 22 nuevos referentes de distintos clubes, grandes, del medio y de abajo, y cuando se vuelva a jugar, cada club tendrá el día de partido un representa­nte FIMCO para responder a cualquier cuestión de mal comportami­ento”, completa Sassone.

La UAR, por su parte, lleva adelante “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, y ha contratado a un profesiona­l español, Raúl Calvo Soler. Del programa participan todas las Uniones y hay un punto de contacto con FIMCO, ya que a la URBA la representa Martín Carrique y al grupo de profesiona­les se sumó Miguel García Lombardi. Se realizó una encuesta-diagnóstic­o a unas 130 mil personas y uno de los ejes es establecer la disciplina a través del juego. También apunta contra la discrimina­ción y bajo el lema “un club en la escuela, una escuela en el club” se pretende generar una conexión entre esos dos hábitats de los chicos.

El trabajo es largo y profundo. Hay conciencia de que cuando vuelvan las fiestas y la actividad nocturna, puede darse otro episodio como el de Villa Gesell. Pero como apunta Saccone, “ahora estamos organizado­s en el inicio de un camino para ser mejores”. El proceso de desconstru­cción será primordial.

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