Cómo aprovechó el rugby la pandemia
Mirarse para poder abordar otras miradas. Es una parte importante del camino que el rugby argentino tuvo que reacomodar y profundizar a partir del cachetazo que le trajo la realidad: el asesinato de Fernando Báez Sosa. La pausa a raíz de la pandemia jugó ndo a favor para avanzar en dos acciones que coinciden en el objetivo de fortalecer valores y revisar conductas: la comisión que se creó en la URBA de “Formación Integral y Mejora del Comportamiento” (FIMCO) y el programa de la UAR “Rugby 2030”. Ambos a largo plazo, pero con pasos muy firmes tras el verano.
La comisión FIMCO, aprobada el 4 de marzo en la última asamblea presencial, tuvo una primera etapa, contada por la nacion el 11 de junio, de la que participaron 92 personas, una por club, más quienes están al frente (Martín Carrique, Luis Martin y Herrera, Miguel García Lombardi y Facundo Sassone). La segunda, que culminó el mes pasado, gozó de una convocatoria aún mayor: un promedio de 428 personas que al menos participaron en dos talleres y un pico de 470. “Nuestro objetivo fue ampliar la masa crítica y por eso ampliamos la invitación de 4 a 7 por club, con lo que se logró la participación de jugadores y jugadoras, entrenadores y dirigentes, además del referente por club”, informa Sassone, sociólogo y camada 1977 de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó.
“En el segundo encuentro se trabajó especialmente la discriminación y la desigualdad, y sus posibles conexiones con el origen de la violencia. A mí me tocó hacer hincapié en el bullying. Hablamos de esos apodos que naturalizamos sin tener en cuenta si el destinatario lo sufre. Les ponemos a los chicos “gordo”, “bolú”, y después nos preguntamos porqué dejaron de venir. El trabajo es poner sobre la mesa todo esto, plantear lo que nos resulta incómodo y no barrer más debajo de la alfombra. Cumplir con los valores que pregonamos; reducir la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos”, completa Sassone, que agrega que también se plantearon cuestiones de género.
Los talleres además sacaron a la luz defectos que provienen de una cultura de ganar o ganar instalada en los últimos tiempos; se da cuando un equipo C de un club juega un partido decisivo y sube a varios del A o en clubes acostumbrados a ganar que atienden a desgano en el tercer tiempo cuando pierden. Son los menos, pero pasa. En octubre se iniciará la 3a parte de FIMCO, en la que se impulsará ampliar las discusiones y en brindar la mayor cantidad de herramientas para que lo hablado en las reuniones online baje a los entrenadores y jugadores cuando se produzca la vuelta a los clubes. “Se unieron 22 nuevos referentes de distintos clubes, grandes, del medio y de abajo, y cuando se vuelva a jugar, cada club tendrá el día de partido un representante FIMCO para responder a cualquier cuestión de mal comportamiento”, completa Sassone.
La UAR, por su parte, lleva adelante “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, y ha contratado a un profesional español, Raúl Calvo Soler. Del programa participan todas las Uniones y hay un punto de contacto con FIMCO, ya que a la URBA la representa Martín Carrique y al grupo de profesionales se sumó Miguel García Lombardi. Se realizó una encuesta-diagnóstico a unas 130 mil personas y uno de los ejes es establecer la disciplina a través del juego. También apunta contra la discriminación y bajo el lema “un club en la escuela, una escuela en el club” se pretende generar una conexión entre esos dos hábitats de los chicos.
El trabajo es largo y profundo. Hay conciencia de que cuando vuelvan las fiestas y la actividad nocturna, puede darse otro episodio como el de Villa Gesell. Pero como apunta Saccone, “ahora estamos organizados en el inicio de un camino para ser mejores”. El proceso de desconstrucción será primordial.