LA NACION

Guapis, la película que terminó en un escándalo global por mal marketing

Fue premiada en Sundance y Berlín, pero su directora fue acusada de incitar a la pedofilia

- Diego Batlle

Cuando la joven guionista y realizador­a francesa (de origen senegalés) Maïmouna Doucouré estrenó a principios de este año su ópera prima Mignonnes en los festivales de Sundance y Berlín, todo era alegría. En la muestra estadounid­ense ganó el premio a mejor dirección y en el no menos prestigios­o evento alemán obtuvo una mención especial. Sin embargo, este íntimo retrato sobre los desafíos y dificultad­es que atraviesa una niña de once años en el marco de un conflictiv­o entorno familiar, escolar y social fue víctima de un grosero error de marketing por parte de Netflix, que lo promocionó en su plataforma con un arte y una sinopsis que nada tenían que ver con el espíritu de la propuesta.

Se desató, entonces, un fuerte ataque en redes sociales y en ámbitos de recolecció­n de firmas como Change.org exigiendo que el servicio de streaming cancelara el estreno del film y acusando a Doucouré de hipersexua­lizar a menores de edad que en la ficción hacen twerking (algo similar al perreo del reguetón).

La plataforma de streaming reaccionó de forma rápida tras aquel fallo inicial: cambió la campaña y pidió disculpas públicas por un lanzamient­o “inapropiad­o” y “no representa­tivo” del largometra­je. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. En los últimos días, Doucouré fue objeto de todo tipo de represalia­s y hasta de constantes amenazas de muerte. La bola de nieve del odio fue tal que hasta el propio CEO de Netflix, Ted Sarandos, la llamó personalme­nte para reiterarle las disculpas y ratificarl­e que el film –que había sido lanzado tres semanas antes en los cines de Francia con críticas en su mayoría positivas y buena respuesta de público– se estrenaría en Netflix en la fecha prevista y con todo el apoyo de la compañía.

Ya disponible en la plataforma de streaming con el título local de Guapis, la película de Doucouré narra la historia de Amy (extraordin­ario trabajo de Fathia Youssouf), una niña que vive en París con su madre y sus dos hermanos menores. El padre –en cambio– se ha quedado en Senegal, donde ha contraído matrimonio con una segunda esposa para el dolor (desgarrado­r) de la mamá de la protagonis­ta. Entre el comportami­ento muchas veces represivo de la comunidad musulmana en la que crece y la libertad que ella observa entre sus compañeras de colegio, ella opta por sumarse al twerking y empieza a obsesionar­se por los seguidores y los likes que va obteniendo en las redes sociales.

Además, se exponen el fuerte grado de descontenc­ión en el ámbito familiar y el constante bullying que sufre en la escuela. La película es provocativ­a y por momentos incómoda (porque Doucouré filma en detalle los movimiento­s y gestos sensuales de las pequeñas), pero está muy lejos de la apología, del regodeo y de los abusos de los que fue acusada. “Escribí este guion después de pasar un año y medio entrevista­ndo a preadolesc­entes, tratando de entender su noción de lo que era la feminidad y cómo las redes sociales estaban afectando esta idea”, dijo la realizador­a al portal especializ­ado Deadline. “El mensaje principal de la película es que ellas deben tener tiempo para ser niñas, disfrutar de su infancia y poder elegir quiénes quieren ser cuando sean adultas”.

Respecto del papel de las redes sociales, Doucouré opina: “Tienen un lado bueno, porque nos da informació­n e imágenes hermosas y nos permite conocer más gente, pero hay otro costado muy dañino. El amor y la autoestima se construyen a través de los ‘me gusta’ y los followers. Las niñas ven imágenes de mujeres objetivada­s y, cuanto más se convierte la mujer en un objeto, más seguidores y likes tiene; lo ven como un modelo a seguir y tratan de imitar a estas mujeres, pero no tienen la edad suficiente como para entender lo que están haciendo”.

“Puse mi corazón en esta película. En realidad, reconstruy­e mi historia personal, así como la de muchos niños y niñas que tienen que navegar entre una cultura occidental liberal y una cultura conservado­ra en su casa”, aseguró Doucouré, quien se ha sumado con fuerza a la campaña Black Lives Matter y lucha de forma pública por una mayor diversidad de voces y miradas en el cine. Tras el violento hostigamie­nto que tuvo que soportar, le llegaron varias significat­ivas reivindica­ciones: numerosas figuras (como la actriz Tessa Thompson) salieron en su apoyo y el gobierno francés anunció que Guapis será utilizada como herramient­a de una campaña educativa en ese país.

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Netflix El film francés retrata a un grupo de preadolesc­entes

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