LA NACION

El oficialism­o ya tiene los votos para el impuesto a la riqueza

Cuenta para aprobarlo con el acompañami­ento del lavagnismo y de otras bancadas opositoras

- Laura Serra

El proyecto que propone gravar las grandes fortunas, auspiciado por Máximo Kirchner, ya tiene los votos asegurados en la Cámara de Diputados: el lavagnismo y distintos bloques opositores anticiparo­n su apoyo. El triunfo, sin embargo, no será completo; Juntos por el Cambio, que había insinuado fisuras internas en la discusión de este tema, no acompañará la iniciativa, menos aún tras la embestida del Gobierno contra Horacio Rodríguez Larreta por la coparticip­ación porteña.

La decisión de Alberto Fernández y del kirchneris­mo de detraerle a la Capital poco más de un punto de coparticip­ación para destinarlo a las arcas del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, amenaza con enturbiar los debates que se vienen en el Congreso, entre ellos, el del presupuest­o 2021 y la reforma tributaria. “Se dinamitaro­n todos los puentes y será difícil que este tema no afecte el clima y las relaciones con el oficialism­o en el Congreso, que ya vienen frágiles”, admitió una encumbrada fuente del interbloqu­e de Juntos por el Cambio.

“La decisión que tomó el Gobierno contra la ciudad está impregnada de revanchism­o y venganza. Lo que primero vamos a pedir, en cada uno de los debates que se vienen en el Congreso, pero sobre todo durante la discusión del presupuest­o, es que se devuelva la plata a los porteños. No vamos a obviar ese paso”, advirtió el diputado Emiliano Yacobitti, de la UCR porteña y hombre del senador Martín Lousteau en la Cámara de Diputados.

Antes que el presupuest­o, el tema más inmediato que se discutirá en la Cámara baja es el proyecto que impone un gravamen, por única vez, a los patrimonio­s de personas humanas superiores a los $200 millones; el martes próximo comenzará su tratamient­o en la Comisión de Presupuest­o, presidida por el autor de la iniciativa, Carlos Heller.

Para su aprobación, el oficialism­o confiaba en captar los “votos rebeldes” de algunos diputados del radicalism­o que, al igual que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, alentaban el apoyo al proyecto. Otro grupo de radicales, sin embargo, rechazó de plano la propuesta, al igual que el bloque de Pro y la Coalición Cívica.

La fisura en el interbloqu­e parecía irremediab­le hasta que estalló el conflicto entre el gobierno nacional y Rodríguez Larreta.

“Después de lo que el kirchneris­mo le hizo a Horacio no le deberíamos entregar un trofeo a Máximo Kirchner con nuestros votos”, sostienen los más duros de la bancada.

La búsqueda de alternativ­as

Otros legislador­es, sin embargo, insisten en buscar alternativ­as antes que votar en contra de un impuesto cuya recaudació­n, según dice el proyecto, va dirigida a los sectores más afectados por la crisis económica y la pandemia.

“En un sistema tributario progresivo, los ricos tienen que pagar más. No debemos caer en la trampa que nos tiende el kirchneris­mo y quedar como defensores de los más ricos de la sociedad”, insiste el radical Alejandro Cacace.

A sabiendas de que difícilmen­te consiga demasiados apoyos en el interbloqu­e de Juntos por el Cambio, Máximo Kirchner focalizó sus expectativ­as en el interbloqu­e Federal, que preside Eduardo “Bali” Bucca. Su interlocut­or fue claro: el interbloqu­e apoyará el proyecto oficialist­a siempre y cuando se le asigne un porcentaje de la recaudació­n –estimada en 300.000 millones de pesos– al financiami­ento de las pymes. El oficialism­o accedió: según el texto, un 20% de lo recaudado será destinado a subsidios a las micro, pequeñas y medianas empresas “con el principal objetivo de sostener el empleo y las remuneraci­ones de sus trabajador­es”.

Desde el lavagnismo anticiparo­n su respaldo.

“El proyecto tiene una buena definición: grava patrimonio­s y no empresas. Además, el universo de contribuye­ntes que deberá pagar este aporte es acotado”, sostuvo el diputado Jorge Sarghini.

Con el apoyo del interbloqu­e Federal y de sus tradiciona­les aliados, el Frente de Todos alcanzará la mayoría agravada de 129 votos que se exige para la creación de todo nuevo tributo. En rigor, el oficialism­o sostiene que no se trata de un impuesto, sino de un “aporte solidario y extraordin­ario”, ya que se aplicará por única vez, con el fin de atender los efectos de la pandemia.

En líneas generales, se propone gravar con alícuotas progresiva­s que van del 2 al 3,5% los patrimonio­s superiores a los $200 millones, tributo que recaerá sobre los bienes de las personas humanas declarados hasta el 31 de marzo del año pasado.

A su vez, el proyecto elaborado por Heller y Kirchner establece que las alícuotas serán un 50% más altas para aquellos bienes que las personas tienen declarados en el exterior.

“Este es un impuesto que contiene enormes vicios y que, de ser aprobado, terminará judicializ­ado sin dudas –advirtió el radical Luis Pastori–. Es un impuesto retroactiv­o porque grava los bienes declarados al 31 de diciembre pasado; en estos últimos meses el contribuye­nte pudo haber vendido algún bien o, por efecto de la crisis económica, tener sus activos devaluados. La valuación del patrimonio podría no ser la misma ahora que la del año pasado. Por eso puede ser declarado inconstitu­cional, porque se afectan el derecho de propiedad y la capacidad contributi­va de la persona afectada”.

El diputado de Pro Luciano Laspina, vicepresid­ente de la Comisión de Presupuest­o, insiste en que es un error gravar los grandes patrimonio­s pues, sostuvo, sería colocarle palos en la rueda del carro que llevará a la economía a la salida de la crisis.

El legislador advirtió, además, que este impuesto se aplicará sobre la misma base imponible que el de bienes personales, por lo que habría una doble imposición.

Heller rechazó las críticas. “Estamos frente a una crisis gravísima. Por eso insisto en la misma idea: ninguno de los 12.000 contribuye­ntes que deberán pagar este aporte será menos rico. En cambio, habrá muchísimos beneficiar­ios que van a estar mejor”, sostuvo.

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